Los científicos, desconcertados al comprobar que la Tierra gira cada vez más rápido

En los últimos meses, se han registrado ya dos días que duraron menos de 24 horas

Vista de la Tierra Archivo

Desde hace unos años, la Tierra parece estar girando más rápido de lo que solía, lo cual se traduce en días más cortos. El fenómeno ha llegado al extremo de que, sólo en los últimos dos meses, ya se han medido varios días con una duración inferior a las 24 horas, y todo sin que los científicos consigan explicar por qué.

El pasado 29 de junio, por ejemplo, fue el día más corto registrado desde que en la década de los 60 se empezaron a utilizar relojes atómicos para medir la rotación terrestre. Ese día, a nuestro planeta le faltaron 1,59 milisegundos para completar las 24 horas habituales. Y lo mismo volvió a repetirse el 26 de julio, con una nueva aceleración de 1,50 milisegundos que casi logra batir el récord del mes anterior.

La razón es desconocida

¿Qué está ocurriendo? Según la opinión más extendida, la velocidad de rotación de la Tierra debería ser cada vez más lenta. Y en realidad así es, si consideramos periodos de tiempo largos. A cada siglo que pasa, por ejemplo, la Tierra tarda cerca de un par de milisegundos más en completar cada rotación. Pero dentro de este patrón general, la velocidad de giro de la Tierra fluctúa, y desde 2020 los récords de velocidad se han ido sucediendo uno detrás de otro.

Según se explica en timeandate.com, durante estos dos últimos años se han registrado los 28 días más cortos de todos los medidos desde los 60. Las causas de esta repentina aceleración de la rotación terrestre no están claras, y para tratar de explicarla los científicos barajan desde procesos geológicos en las capas internas del planeta a la acción de los océanos, las mareas o incluso el clima.

Durante la reunión anual de la Sociedad de Geociencias de Asia y Oceanía que se celebra esta misma semana en Singapur, Leonid Zotov, junto con sus colegas Christian Bizouard y Nikolay Sidorenkov, han sugerido que la disminución actual en la duración del día podría tener alguna relación con el llamado 'bamboleo de Chandler', un pequeño movimiento irregular de los polos geográficos de la Tierra a lo largo de la superficie del globo.

«La amplitud normal del bamboleo de Chandler es de unos tres o cuatro metros en la superficie de la Tierra -dijo Zotov timeandate.com- pero de 2017 a 2020 desapareció».

Según se desprende de numerosas lecturas llevadas a cabo con relojes atómicos desde 1973, en general la rotación de la Tierra se está ralentizando. Tanto es así que para compensar ese giro más lento, causado en parte por el 'tirón' gravitatorio de la Luna, el Servicio Internacional de Sistemas de Referencia y Rotación de la Tierra (IERS) lleva tiempo agregando ocasionalmente 'segundos bisiestos', el último de ellos el 31 de diciembre de 2016.

Las consecuencias de la aceleración

Pero si el episodio actual de aceleración continúa, podría ser necesario, por primera vez en la historia, introducir un 'segundo escalar negativo', lo que implica que nuestros relojes tendrían que 'saltarse' un segundo, con importantes consecuencias para los sistemas de GPS y comunicaciones.

La aceleración de la rotación terrestre tiene consecuencias porque los relojes atómicos que se utilizan en los satélites GPS no tienen en cuenta la rotación cambiante del planeta. Y si la Tierra gira más rápido, significa que llegará a la misma posición del día anterior un poco antes. Medio milisegundo de diferencia equivale, en el Ecuador, a una distancia de 26 cm. Por lo que los 1,50 milisegundos medidos el pasado 26 de julio suponen 78 cm de diferencia. Suficiente para que los sistemas GPS se vuelvan prácticamente inútiles.

La introducción del segundo negativo podría solucionar el problema, aunque también afectaría a los sistemas informáticos. La razón es que los relojes suelen pasar de 23:59:59 a 23:59:60 antes de restablecerse a las 00:00:00. Pero un segundo bisiesto negativo haría que el reloj cambiara directamente de 23:59:58 a 00:00:00, lo que podría tener, según algunos analistas, un «efecto devastador en el software que depende de temporizadores».

¿Qué hacer ante esta situación? Por ahora, la única solución es la de seguir monitorizando la rotación terrestre para comprobar si la aceleración continúa o si se trata de un simple episodio pasajero. Solo después llegará el momento de tomar decisiones concretas.

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