Los científicos critican que los fondos destinados a investigación dependen demasiado de Europa

Según explica el informe, la magnitud más importante para valorar los recursos públicos destinados a Ciencia, Tecnología e Innovación son los Fondos No Financieros de recursos nacionales «porque son los que realmente representan volumen de inversión directa y tienen continuidad en el tiempo», afirman desde Cosce. En los PGE para 2023 los fondos nacionales No financieros destinados a I+D+I y Digitalización (PG46) se elevan a 3,8 millones de euros, lo que supone un aumento del 12,44% sobre los recursos nacionales no financieros establecidos en los PGE de 2022. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, «el ascenso se ve mermado por el contexto inflacionario».

Los recursos No Financieros procedentes de fondos europeos alcanzan los 6,6 millones de euros, un 22,31% más que en 2022. Si atendemos al conjunto de la PG46 los fondos No Financieros pasan de 8,8 millones a casi 10,5 millones, un aumento del 18,49%. Estos fondos están destinados a mejorar los temas más críticos para la actividad científica y también para la innovación pues, junto con la mejora de los recursos para formación y de los fondos de la Agencia Estatal de Investigación, el CDTI también es receptor de mayores recursos. Los OPI aumentan en general pero mínimamente, excepto CIS e ISCIII.

«Pero hay que destacar que estos aumentos en la práctica no resultan tan importantes en términos reales por el efecto de la inflación: si convirtiéramos los importes a valores corrigiendo la inflación, los incrementos se verían reducidos», critican desde la asociación. «Además, casi dos terceras partes de los fondos No financieros con los que contamos son europeos».

El informe advierte que los fondos procedentes de la UE no pueden sustituir los fondos nacionales y regionales «si queremos sostener la continuidad de las políticas de CTI y sus principales prioridades». La disponibilidad de fondos europeos (en condiciones excepcionales estos años por la pandemia) no está garantizada en el medio-largo plazo.

La organización critica que los fondos nacionales, excluyendo los fondos europeos, se mantienen todavía lejos de los niveles anteriores a la crisis y además advierte de la posible falta de autonomía del sistema de ciencia e innovación y de la incertidumbre sobre la capacidad de ejecución de los fondos, especialmente, los financieros: este año Europa ha incrementado notablemente su aportación, pero «queda por constatar la capacidad del sistema de I+D+i para absorber este tipo de fondos que quedaban en buena medida sin ejecutar antes de la llegada de los fondos europeos».

El informe destaca que queda por ver si los incrementos en la PG-46 de los últimos años compensan los recortes acumulados para mejorar la posición española en un entorno global. España se sitúa, tras la pandemia, en el penúltimo lugar de 35 países en esfuerzo global de inversión pública en GBOARD, comparado la inversión del 2021 con la de 2007, solo por delante de Rumanía.

«España, en los últimos años, se ha alejado no solo de los países líderes mundiales como Japón o Corea (exceptuando los países más pequeños) y de líderes europeos, como Alemania y Noruega, que se encuentran muy por encima de las medias indicadas, sino que se distancia de otros países del entorno como Italia o Portugal que, habiendo desinvertido estos últimos, lo han hecho en menor medida que España», señalan desde Cosce.