Afirman que el tiempo tiene tres dimensiones y que es la única propiedad fundamental del Universo
Según una nueva y revolucionaria teoría, el 'espacio-tiempo' no existe, y el espacio que conocemos no sería más que una 'manifestación secundaria' de las tres dimensiones temporales
¿Y si el espacio tiempo no es continuo, sino que está dividido en pequeñas 'piezas'?

Se dice que en cierta ocasión el físico Niels Bohr, uno de los padres de la Mecánica Cuántica, le dijo a un estudiante que la idea sobre la que trabajaba era loca, «pero no lo suficientemente loca como para ser verdad». Algo que el célebre ... científico danés seguramente nunca le habría recriminado a Gunther Kletetschka, investigador del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska en Fairbanks y autor de una de las teorías más 'locas' de los últimos años: el tiempo, y no el espacio junto al tiempo (el llamado 'espaciotiempo'), podría ser la única propiedad fundamental del Universo, en la que ocurren todos los fenómenos físicos que dan forma a nuestra realidad. La revolucionaria idea se acaba de publicar en 'Reports in Advances of Physical Science'.
Según la nueva teoría, el tiempo tendría tres dimensiones, es decir, dos además de la única que nosotros experimentamos como una continua progresión hacia adelante. En este contexto, el espacio no sería más que una simple manifestación secundaria. Ni que decir tiene que la idea se aleja radicalmente de la física que Einstein desarrolló hace ya más de un siglo y según la cual la realidad consiste en una única dimensión temporal más tres dimensiones espaciales, esto es, el espaciotiempo. Una entidad unificada de cuatro dimensiones que, como un tapiz cósmico, se curva y se pliega bajo el peso de la materia y la energía, dando origen a la gravedad. Einstein nos desveló, además, que el tiempo no es una magnitud absoluta, sino relativa: su fluir depende de la velocidad del observador.
En su estudio, sin embargo, Kletetschka da un paso más allá, o aún más, todo un salto conceptual que redefine los cimientos mismos en los que pensábamos que se apoya nuestra existencia. Para él, la imagen es clara: «estas tres dimensiones del tiempo -explica- son el tejido primario de todo, como el lienzo de una pintura. El espacio sigue existiendo con sus tres dimensiones, pero es más como la pintura en el lienzo que el lienzo mismo».
Esta metáfora es clave. Si el espaciotiempo de Einstein era una superficie en la que tiempo y espacio podían convivir, Kletetschka sugiere que el tiempo es la propiedad fundamental, la base ineludible sobre la cual se manifiesta todo lo demás. Y el espacio, con su extensión, sus distancias y sus volúmenes, no sería más que un 'efecto secundario', una especie de manifestación colateral de este tiempo tridimensional.
Las dimensiones ocultas del tiempo
Aceptar que el tiempo pueda tener más de una dimensión es todo un desafío para la intuición. Estamos acostumbrados a la llamada 'flecha del tiempo', que siempre apunta hacia el futuro y que nos impide, por ejemplo, ver cosas como un vaso roto regresar a la mesa de la que cayó y recomponerse espontáneamente. Pero la física teórica, que no entiende de límites a la hora de formular preguntas, lleva tiempo coqueteando con la idea de que algo así sí que podría ser posible.
Imaginemos que la vida es como un tren que avanza por una única vía, siempre hacia adelante. Esa es nuestra experiencia cotidiana del tiempo: el avance de los segundos, minutos, horas, que nos llevan ineludiblemente del nacimiento a la vejez. Pero, ¿y si de esa vía principal partieran otros 'ramales' que no podemos ver?
Eso es, precisamente, lo que propone Kletetschka, cuyo estudio nos invita a concebir una segunda dimensión temporal en forma de 'camino lateral' que cruza el primero. Si pudiéramos 'pisar' ese camino lateral y permanecer en el mismo 'momento' de nuestro tiempo habitual, entonces podríamos encontrarnos con versiones ligeramente diferentes del mismo instante. Sería como explorar resultados distintos de una decisión, pero sin tener que 'desandar' o 'adelantar' el tiempo en nuestra línea principal. De este modo, en lugar de vivir una única historia, estaríamos inmersos en un abanico de posibilidades simultáneas para cada instante.
Y aquí es donde entra la tercera dimensión propuesta por Kletetschka: la capacidad de moverse entre esos distintos resultados o posibilidades. Algo así como el 'mecanismo' que nos permite pasar de una 'versión' de un momento determinado a otra. No se trata de viajar al pasado o al futuro tal como lo imaginamos en la ciencia ficción, sino de explorar la amplitud de las 'potencialidades' del presente. Se trata, desde luego, de un concepto sutil, pero profundo: el tiempo no es solo un avance lineal, sino una 'superficie' o incluso un 'volumen' en el que se despliegan infinitas configuraciones de la realidad.
Algunos antecedentes
Estas ideas, aunque fuera de la corriente principal de la física, no son del todo nuevas. Teóricos como Itzhak Bars, de la Universidad del Sur de California, han investigado la posibilidad de un tiempo multidimensional, a menudo bajo el paraguas de la 'Física 2T' (dos dimensiones temporales). La propuesta de Bars sugería que, a energías extremadamente altas (como las que existieron en el Universo primitivo o en las interacciones de partículas de alta energía), esas dimensiones adicionales del tiempo podrían manifestarse o 'desplegarse'. La novedad del trabajo de Kletetschka reside, según él, en que su marco matemático permite, además, reproducciones comprobables de propiedades físicas conocidas, como por ejemplo las masas de las partículas.
«Las propuestas anteriores de tiempo 3D -afirma Kletetschka- eran principalmente constructos matemáticos sin estas conexiones experimentales concretas. Mi trabajo transforma el concepto de una interesante posibilidad matemática en una teoría físicamente comprobable con múltiples canales de verificación independientes». Lo cual resulta crucial: la ciencia, de hecho, no avanza solo a base de ideas brillantes, sino de ideas que pueden ser puestas a prueba y verificadas en laboratorio o mediante observaciones.
¿Hacia una Teoría del Todo?
El verdadero poder de la teoría de Kletetschka, sin embargo, reside en su potencial para abordar uno de los mayores enigmas de la física moderna: la unificación de la Mecánica Cuántica y la gravedad, dos teorías igualmente buenas, pero incompatibles entre sí. Por un lado, tenemos la Mecánica Cuántica, el más que exitoso modelo que describe el comportamiento de la materia y la energía en las escalas más pequeñas, el mundo de los átomos y las partículas subatómicas. De ella surgió el Modelo Estándar de la física de partículas, que unifica tres de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza: el electromagnetismo (la luz, las ondas de radio, la electricidad), la fuerza nuclear fuerte (que mantiene unidos a los núcleos atómicos) y la fuerza nuclear débil (responsable de la desintegración radiactiva). Aunque se 'deja fuera' a la gravedad, el 'gigante' cósmico que rige el movimiento de los planetas, las estrellas y las galaxias, elegantemente descrita por la Teoría General de la Relatividad de Einstein, la segunda gran teoría que explica el Universo, igualmente exitosa.
El problema es que, si bien ambas teorías son extraordinariamente precisas en sus respectivos dominios, son fundamentalmente incompatibles cuando intentamos aplicarlas al mismo escenario, especialmente en condiciones extremas como el interior de un agujero negro o los primeros instantes del Big Bang. Como agua y aceite, se resisten a mezclarse en una única descripción coherente.
La búsqueda de una 'Teoría Cuántica de la Gravedad' y, en última instancia, de una 'Teoría del Todo' que unifique las cuatro fuerzas fundamentales (incluida la gravedad) ha sido, y sigue siendo, el Santo Grial de la física desde hace décadas. Resolver este rompecabezas nos permitiría comprender no sólo cómo funciona el Universo en todas las escalas, sino también su origen y su destino.
Y aquí es, precisamente, donde la teoría de Kletetschka del tiempo tridimensional podría jugar un papel fundamental. Su marco matemático, asegura el investigador, reproduce con precisión las masas conocidas de partículas fundamentales como los electrones, los muones y los quarks. Y no solo eso, sino que también ofrece una explicación de por qué esas partículas tienen esas masas específicas. La masa es una propiedad fundamental de la materia, y conocer su origen resulta crucial para comprender la estructura del Universo. De modo que si realmente el tiempo tridimensional de Kletetschka puede arrojar luz sobre este misterio, su potencial es inmenso.
«El camino hacia la unificación -subraya el científico- podría requerir reconsiderar fundamentalmente la naturaleza de la realidad física misma. Esta teoría demuestra que ver el tiempo como algo tridimensional puede resolver de forma natural múltiples rompecabezas de la física a través de un único marco matemático coherente».
Implicaciones para el futuro de la Física
Las implicaciones de una teoría del tiempo tridimensional son, ciertamente, asombrosas. De hecho, si el tiempo es el 'lienzo' fundamental de la realidad, ¿significa que el espacio podría ser, en cierto modo, una ilusión o una propiedad emergente de algo más profundo? La idea resuena con otras propuestas audaces en física teórica, como la idea de que la realidad material no existe, o incluso experimentos cuánticos en los que el tiempo parece fluir hacia atrás.
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Por último, de ser correcta, la propuesta de Kletetschka no solo tiene el potencial de unificar las fuerzas fundamentales y desentrañar el origen de la masa, sino que también podría llevar a la predicción de nuevas propiedades de partículas aún desconocidas, abriendo caminos inéditos para la investigación en colisionadores como el CERN. Podría incluso ofrecer una nueva perspectiva sobre la materia y la energía oscuras, esos misteriosos componentes que dominan la mayor parte del Universo y de los que apenas conocemos nada.
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