Volvemos a la Luna y esta vez es para quedarnos a ‘vivir’ allí
El programa Artemis de la NASA, que lanzará su primera misión a partir de junio de este año, tiene como objetivo la presencia humana continuada en nuestro satélite

Crear una base permanente en la Luna , convertirla en un laboratorio y, además, en un campo de pruebas para saltar a otros mundos, Marte el primero. Estos son, a grandes rasgos, los primeros objetivos del programa Artemis . Ideado por la NASA ... , se trata de un plan a largo plazo que comenzará, si todo va según lo planeado, el próximo mes de junio con la primera misión no tripulada, dando el pistoletazo de salida a un ambicioso proyecto en el que solo en las tres primeras misiones se invertirán 35.000 millones de dólares (unos 32.000 millones de euros) y que llevarán a la primera mujer y a la primera persona de color sobre la superficie de nuestro satélite en 2025. Y todo esto será el principio: la NASA ya tiene en mente unas siete misiones más, y llevar astronautas a la Luna al menos una vez al año a partir de su regreso. La cuenta atrás de Artemis, el ‘Apolo del siglo XXI ’, ya ha empezado.
A pesar de que no llevará a bordo astronautas (aunque sí a un maniquí especial que medirá la radiación a la que se someterán los futuros humanos de camino a la Luna), Artemis I será la prueba de fuego para el megacohete SLS (siglas de Sistema de Lanzamiento Espacial en inglés) y para la cápsula Orión . No antes del mes de junio, despegará de Cabo Cañaveral, volará a nuestro satélite, lo rodeará y volverá a la Tierra en un viaje de unos 25 días, demostrando que tenemos la tecnología lista. «Esta primera misión sin tripulación preparará el escenario para todas las misiones de Artemis por venir», afirmó en un comunicado Bill Nelson , exastronauta de la NASA durante el periodo del Transbordador Espacial Columbia al poco de aceptar su cargo como administrador de la agencia. «Ahora, casi 50 años después de nuestra última misión Apolo, nos estamos preparando para regresar a la Luna. Una vez más, nuestras tripulaciones se lanzarán desde el Centro Espacial Kennedy y nuestros astronautas explorarán con más audacia que nunca la superficie lunar», recalcó.
Los astronautas volarán en Artemis II , si bien aún no aterrizarán. Prevista para 2023, llevará a cabo el mismo esquema de vuelo que Artemis I, orbitando la Luna, pero sin posar la nave allí. Y, si continúa el calendario previsto, en 2025 se lanzará Artemis III , la misión que recreará los pasos de Armstrong, pero esta vez con una mujer y una persona de color a bordo. «Artemis mantiene el espíritu integrador del programa Apolo, dando un paso más allá. De hecho, cuando hemos tenido oportunidad de reunirnos con Robert Cabana , administrador asociado de la NASA, siempre ha recalcado que todos somos parte de esta misión, sin importar tu procedencia, tu ideología o si eres parte del equipo que aprieta el botón de despegue o del grupo que limpia las oficinas», explica a ABC Abdiel Santos-Galindo . Este portorriqueño decidió que su futuro estaría en el espacio tras un viaje con su familia a Washington D.C. durante el 50 aniversario de la NASA, cuando era apenas un adolescente que empezaba el instituto. Hoy es ingeniero de integración de sistemas terrestres para los Sistemas terrestres de exploración (EGS, por sus siglas en inglés) en el Centro Espacial Kennedy y uno de los encargados del proceso de ensamblaje del megacohete del SLS. «Es un orgullo participar en el programa».
El cometido de Santos-Galindo (y de todo el equipo Artemis) no acabará con las tres primeras misiones. A partir de Artemis IV , los viajes se volverán mucho más ambiciosos: se creará la estación lunar Gateway , una suerte de Estación Espacial Internacional en la Luna (de hecho, en su construcción participarán la Agencia Espacial Europea, Japón y Canadá), que orbitará nuestro satélite y proporcionará apoyo a los equipos sobre la superficie, por lo que el diseño del SLS irá variando según las necesidades. Además, se probarán diferentes vehículos lunares, aparte de la construcción de una base sobre el suelo de nuestro satélite y otras tecnologías que nos ayuden a sobrevivir en condiciones muy diferentes a las de la Tierra. «La gravedad en la Luna es diferente. Tenemos que utilizar equipos para protegernos constantemente, algo similar a lo que ocurrirá en Marte. Esta oportunidad nos ayudará a interpretar cómo podemos vivir en otros planetas», afirma Santos-Galindo. La idea, según la NASA, es viajar al Planeta Rojo en la próxima década, si bien todo dependerá del desempeño de Artemis. «Con el programa Apolo fuimos a la Luna, sí; pero nuestros astronautas estuvieron apenas un par de días, por lo que no pasamos mucho tiempo para entender del todo a nuestro satélite. Ahora vamos a regresar para quedarnos ».
Por qué regresar ahora
China ya ha colocado dos rover en la Luna y está ideando junto con Rusia su propia estación lunar; Europa no se quiere quedar atrás, al igual que Japón y Canadá, y ya han anunciado que incrementarán allí su presencia; otros países emergentes en el ámbito espacial como Israel, India o Emiratos, tienen sus propios proyectos con destino a nuestro satélite. Pero, ¿cuál es la razón de que ahora la Luna vuelva a ser un destino tan atractivo? Hay varias respuestas: múltiples estudios han demostrado que guarda en los polos reservas de hielo , en zonas donde la temperatura no supera los 156 ºC bajo cero, a la sombra de los cráteres, y que podrían ser fuente de recursos para siguientes misiones. Aparte, al igual que Marte, la Luna cuenta con un entramado de cuevas en las que los futuros moradores podrían resguardarse de la radiación o incluso de los meteoritos que golpean a nuestro satélite. En cuanto a material lunar, de momento, diez han sido las misiones que han traído muestras a la Tierra: las seis Apolo, tres soviéticas y, recientemente, una china, y algunas investigaciones apuntan a materias muy valiosas que podrían utilizarse aquí, en la Tierra. Además, contiene más información acerca de la formación e historia del Sistema Solar que nuestro propio planeta, por lo que su estudio continuado podría aportar muchas claves sobre nuestros orígenes.
«El programa Apolo fue impulsado por el período de la Guerra Fría, y todas las misiones aterrizaron en las regiones lunares ecuatoriales. Sin embargo, las regiones polares son mucho más importantes desde el punto de vista científico, ya que es probable que contengan abundante agua helada que podría utilizarse, entre otras cosas, para el procesamiento de recursos in situ», explica Nico Dettmann , uno de los responsables de la Agencia Espacial Europea (ESA) involucrado en Artemis. «Este nuevo programa de habitabilidad de la superficie lunar será sostenible y seguro», señala Dettmann, quien es jefe del Departamento de Transporte Espacial en la Dirección de Vuelos Espaciales Tripulados del Centro de Tecnología Espacial de la ESA (ESTEC). Porque la NASA no estará sola en su nueva conquista de la Luna. La agencia espacial europea contribuye con los módulos de servicio (ESM, por sus siglas en inglés) para la cápsula de tripulación Orion. En concreto, Europa ha diseñado algo así como la ‘locomotora’ de la nave: se trata de unos cilindros de cuatro metros de diámetro y altura acoplados a la parte trasera de la sonda y que proveen tanto de propulsión y energía eléctrica, amén de ‘despensa’ del soporte vital básico: agua y oxígeno. Además, regularán el control térmico mientras el módulo de servicio esté acoplado al módulo tripulado.
Por otro lado, la ESA también proporcionará otros tres equipos a la estación lunar Gateway: el módulo de habitación IHAB, el módulo de reabastecimiento de combustible ESPRIT y el Sistema de comunicación lunar. Toda esta colaboración con la NASA proporcionará a Europa tres billetes para tres astronautas europeos con destino a la estación Gateway, «si bien aún no está estipulada la fecha del primer vuelo», indica Dettmann, quien explica que, de momento, la ESA aún no se plantea su propio programa lunar. «Actualmente, Europa no tiene ningún lanzador calificado o en desarrollo, ni la ESA tendría los recursos financieros e industriales para ejecutar un programa de este tamaño. Por otro lado, la cooperación de décadas con la NASA en el área de vuelos espaciales tripulados es muy fructífera, por lo que no habría razón para optar por la plena autonomía».
Quedarse en la Luna
«Elegimos ir a la Luna. Elegimos ir a la Luna en esta década, y también afrontar los otros desafíos, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque esta meta servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y aptitudes, porque es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer, y que tenemos toda la intención de ganar, también a los demás». Este fue el mítico discurso que el 12 de septiembre de 1962 pronunció el presidente John F. Kennedy en la Universidad de Rice, en Texas. Ahora, sin una aparente Guerra Fría, aunque sí con una palpable una rivalidad por volver a ‘conquistar’ ese cuerpo brillante que vemos por la noche, la NASA se ha propuesto quedarse a ‘vivir’ allí. Y todo comenzará, si los tiempos se cumplen, con Artemis I este mismo año.
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