Los venenos más letales que ocultan los jardines de nuestras ciudades

Algunas plantas, detrás de su aspecto bello e inocente, esconden sustancias tóxicas capaces de provocar desde alucinaciones hasta la muerte

Las bellas flores de la adelfa son sumamente ponzoñosas Wikipedia

Pedro Gargantilla

En la naturaleza hay una enorme diversidad de plantas tóxicas, cuyo tallos, raíces, hojas o frutos pueden ser venenosos para los seres humanos . Algunas de estas plantas viven en nuestros parques y jardines.

La naturaleza ha dotado a algunas de ellas de pelos ... urticantes, púas o espinas para defenderse de los posibles depredadores , pero en otras ocasiones ha recurrido a estrategias más sofisticadas.

Cuando los frutos de algunas plantas están todavía verdes su sabor es amargo y su consumo es indigesto, a fin de que los animales pierdan su interés por ellas. Sin embargo, cuando el fruto ya está maduro el color se torna más vistoso y su sabor se vuelve agradable al paladar, de esta forma los animales las consumen y propagan sus semillas con las heces, perpetuando la especie .

En otros casos, ciertas zonas de la planta esconden sustancias químicas. Es lo que sucede, por ejemplo, con la Brugmansia , el nombre científico de la conocida 'trompeta de Ángel' o floripondio, un arbusto de pequeño tamaño.

Las flores de esta planta contienen alcaloides tropánicos -compuestos nitrogenados- como la escopolamina, que actúan en el sistema nervioso central y que pueden provocar desde alucinaciones hasta la muerte del animal que las consume .

Estos síntomas también pueden aparecer tras la ingesta de la Salvia Divinorum -salvia de los adivinos-, una planta perenne que siglos atrás usaban los chamanes para ponerse en contacto con los dioses. Esta singularidad tenía una base científica, ya que la planta contiene salvinorina , un potente alucinógeno emparentado con el LSD.

De la adelfa al filodendro

La adelfa ( Neirum olander ), trinitaria o rosa laurel se conoce en euskera como Eirotz-orri, que significa 'hoja de la muerte' . Sus bellas flores blancas o rosas son sumamente ponzoñosas, al igual que sus ramas, hojas, tallos y semillas. Este efecto se debe a que entre las sustancias químicas que encubre se encuentran la oleandrina y la saponina, dos tóxicos con potente actividad gastrointestinal y cardiaca.

El filodendro ( Philodendron ) también conocido como colocasia, potos o esqueleto se caracteriza por sus abundantes y brillantes hojas verdes, que en función de la especie varían de tamaño y de forma. Albergan cantidades variables de oxalato cálcico, una sustancia que puede provocar, si se consume en pequeñas cantidades, quemazón en labios y boca , pero que puede desembocar en la muerte si el consumo se produce en cantidades mayores.

También las hortensias…

Una de las plantas más populares de los jardines nuestras ciudades es la hortensia ( Hydrangea ), de la cual se han descrito más de doscientas especies diferentes. Sus hermosas flores se organizan en ramilletes con forma de crespón y su color depende del suelo en el que se desarrolle la planta. Así, serán azules si el pH se encuentra comprendido entre 4.5 y 5, rosas si está entre 6 y 6.5 y, por último, serán blancas cuando el pH es superior a 8. En el supuesto de que el suelo contenga una cierta cantidad de carbonato sódico las flores serán multicolores.

Detrás de esta inusual belleza se encuentra un glucósido cianógeno llamado hidragina, que tras la combustión de sus hojas y/o flores libera cianuro de hidrógeno, el cual inhibe la respiración celular. La ingesta de una pequeña cantidad provoca dolor abdominal y vómitos, pero cuando el consumo es mayor puede desembocar en una parada cardiaca.

Para finalizar, en nuestros parques y jardines también es posible que encontremos Conium maculatum , el nombre científico de la cicuta , una especie de la familia de las apiáceas. Su tallo es hueco y verdoso, con pequeñas manchas rojas, esta planta florece entre los meses de junio y agosto, y puede superar los dos metros de altura.

Su veneno es letal debido a que contiene alcaloides tóxicos, entre los que destaca la coniína. Ya en la antigua Roma la cicuta era utilizada como veneno y, a lo largo del medievo, su consumo estuvo asociado a las brujas, que la usaban en forma de 'ungüento mágico', con lo que conseguían la sensación de volar en una escoba. Pero, cuidado, no nos confiemos, el consumo de tan solo un gramo de semillas de cicuta puede provocar la muerte de un ser humano.

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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