Hazte premium Hazte premium

La tortura vikinga del Águila de Sangre es «anatómicamente posible»

Un equipo de investigadores determina que el sangriento ritual pudo haberse llevado a cabo realmente con las armas y herramientas vikingas de la época

Dibujo basado en un panel vikingo del Centro de Arqueología Báltica y Escandinava Karl Hauck
José Manuel Nieves

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Se trata, sin duda alguna, del más macabro de los rituales vikingos de sangre. Tanto, que desde hace más de un siglo se discute si aquella brutal práctica de tortura y ejecución llegó alguna vez a realizarse o si, por el contrario, solo era fruto de la exageración de los cronistas. Ahora, y sin entrar en debates sobre su autenticidad, un equipo internacional de investigadores ha determinado que el ritual del Águila de Sangre era «anatómicamente posible». Y que además era factible llevarlo a cabo con las armas y herramientas vikingas conocidas. El estudio se ha publicado en la revista ' Speculum '.

Según se describe en antiguas crónicas y poemas que van del siglo XI al XIII (sólo se conocen nueve referencias directas), el castigo del Águila de Sangre se reservaba para casos especiales como delitos de sangre o traición, así como para reyes o nobles enemigos derrotados en batalla. En general, las víctimas tenían una elevada posición social. Se trataba, sobre todo, de humillar a los castigados al máximo , proporcionándoles una muerte espantosa y degradante.

El Águila de Sangre, paso a paso

El método utilizado, con variantes, era el siguiente: el condenado se colocaba de rodillas, con ambos brazos extendidos y hacia arriba, sujetos con cuerdas o cadenas por las muñecas. En otras versiones la víctima, siempre de rodillas, descansaba el cuerpo sobre una plataforma plana de madera o piedra. En ambos casos, el verdugo se acercaba por detrás y, con cuchillo, hacha o espada, abría un surco a lo largo de la columna vertebral de la víctima, viva, y retiraba la carne de su espalda. Lo siguiente era cortar las costillas, para separarlas de la columna, y abrirlas hacia ambos lados del cuerpo del condenado para formar las 'alas' del águila . Por último, el ritual se completaba extrayendo los pulmones intactos del desdichado y colocándolos sobre sus costillas extendidas.

[Quien quiera hacerse una idea del ritual, puede ver la versión recreada en el Capítulo 7 de la segunda temporada de la serie 'Vikingos', disponible en plataformas como Netflix o HBO Max]

Los investigadores creen, aunque no se sabe a ciencia cierta, que el condenado moría mucho antes del final de la sangrienta práctica. Pero más allá del sufrimiento causado, completar el ritual también suponía todo un 'desafío anatómico' para el torturador, que tenía que hacer gala de amplios conocimientos sobre el cuerpo humano y de una pericia extraordinaria para llevar a término la cruenta tarea. Difícil, cierto, pero según los autores del estudio, no imposible.

Última fase del Águila de Sangre. A la izquierda, el punto más probable de ruptura de las costillas al usar un arma contundente. Los restos adheridos a la columna no habrían permitido después extraer el pulmón intacto. A la derecha, el resultado de separar totalmente las costillas de la columna, algo extremadamente difícil, pero que habría permitido un mejor acceso a los pulmones y extraerlos sin daño. Luke John Murphy, Heidi R. Fuller, Peter L. T. Willan, y Monte A. Gates

Un ritual realizable

En primer lugar, los investigadores analizaron la anatomía humana para comprobar si era físicamente posible llevar a cabo la secuencia completa de la tortura, y si eso podría haberse logrado, además, durante un ritual público. Luego, estudiaron las armas y herramientas disponibles en aquella época, para comprobar si podían resultar adecuadas para completar tan espeluznante y laboriosa tarea. Y la respuesta es que sí.

Según el equipo de científicos, ciertos tipos de cuchillos, espadas y lanzas vikingas conocidas podrían haber sido usados en diferentes partes del ritual del Águila de Sangre, y distintos hallazgos arqueológicos incluyen ejemplos de armas que habrían resultado especialmente adecuadas para ello. Los investigadores explican, por ejemplo, que se han encontrado 'cuchillos de combate' de un solo filo y con mangos rígidos en enterramientos de vikingos distinguidos, y algunos de ellos se parecen mucho a los grandes cuchillos que se utilizan en las autopsias modernas. Es decir, que podrían haber sido utilizados perfectamente en la primera parte del ritual, para cortar y retirar la piel, carne y tejidos musculares de la espalda.

Separar las costillas, lo más difícil

Cortar y separar las costillas, sin embargo, es una tarea mucho más compleja, especialmente si se pretende dejar los pulmones intactos. Cortarlas con un hacha o una espada, probablemente, habría producido desgarros o perforaciones en el tejido pulmonar, arruinando así una parte del efecto buscado. Sin embargo, los investigadores creen que dicha tarea sí que pudo realizarse con unas pequeñas puntas de lanza con púas, también encontradas en enterramientos vikingos.

Gama de cuchillos angloescandinavos de York Luke John Murphy, Heidi R. Fuller, Peter L. T. Willan, y Monte A. Gates

¿Pero se practicó realmente alguna vez el Águila de Sangre? Lo cierto es que hasta ahora los arqueólogos aún no han encontrado restos humanos con signos de haber sido sometidos al ritual. Algo que podría deberse a la costumbre vikinga de incinerar los cuerpos, especialmente los de personas con un mayor estatus social. En los nueve relatos conocidos de la sangrienta ceremonia, en efecto, tanto las personas que ordenaron la tortura como las que la sufrieron eran, en su mayor parte, miembros de la realeza.

Un buen ejemplo de ello es este fragmento de la Saga de Harald , que fue rey de Noruega entre los años 1046 y 1066: «Entonces Einar Jarl fue hacia Halfdan. Grabó un águila en su espalda introduciendo una espada en la cavidad del pecho hasta la columna vertebral, cortó todas las costillas hasta las lumbares y sacó los pulmones a través del corte. Esa fue la muerte de Halfdan». En algunos casos, los textos sugieren que un oficial especialmente designado estaba disponible para realizar el ritual, quizás porque se requería un conocimiento altamente especializado de anatomía para llevarlo a cabo con éxito. «Por lo tanto -escriben los investigadores- el Águila de Sangre no era una mera tortura: tenía un significado».

Detalle esculpido en una piedra vikinga en Gotland, Suecia, en el que se muestra una ejecución ritual similar al Águila de Sangre que describen los textos nórdicos. Wikimedia Commons

Sin posibilidad de supervivencia

La investigación concluye que, efectivamente, en la época de los vikingos y con sus armas y herramientas era posible diseccionar de este modo un cuerpo humano vivo. Otra cosa era la posibilidad de sobrevivir a la ceremonia, que el estudio considera inexistente. Para los investigadores, ni siquiera era posible hacerlo hasta el final de la misma.

Con toda probabilidad, en efecto, las víctimas perdían el conocimiento al principio del proceso, al descarnar la espalda. Y según los autores la cantidad de sangre perdida y el posterior colapso pulmonar los habría matado mucho antes del final del espantoso ritual, de modo que «gran parte del procedimiento se habría realizado en un cadáver», ya que «no hay posibilidad de que una víctima permanezca con vida durante todo el proceso. Está claro que una víctima que se sometiera a un Águila de Sangre 'completa' habría muerto mucho antes de que sus costillas tuvieran la forma de alas y los pulmones le fueran extraídos».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación