«Por lo que sabemos de los coronavirus de animales, va a ser difícil conseguir una vacuna eficaz»

Nacho de Blas , epidemiólogo veterinario de la Universidad de Zaragoza , cree que se podrían haber aprovechado mucho mejor las enseñanzas adquiridas con los coronavirus de animales. No solo porque los virus causantes de las epidemias de SARS, MERS o SARS-CoV-2 provengan de ellos (de murciélagos, dromedarios y murciélagos, en este orden) sino porque pueden ayudar a entender que quizás la vacuna no sea la solución definitiva y que haya que convivir con el SARS-CoV-2 mucho más tiempo del deseado.

-¿Se ha pasado por alto a los veterinarios en esta crisis?

Sin duda. Muchas cosas que se están diciendo ahora ya se habían averiguado gracias a las experiencias que tenemos con tratamientos, vacunas o modos de transmisión en animales. Gracias a ellos, sabemos que muchos coronavirus son estacionales, que generan una inmunidad corta y que va a haber reinfectados : personas que vuelvan a contagiarse meses después de haber pasado la enfermedad o después de haberse vacunado.

-Entonces, ¿qué esperanzas tiene depositadas en la vacuna frente al SARS-CoV-2?

Por lo que sabemos de los coronavirus de animales, va a ser difícil conseguir una vacuna eficaz. Además, debemos ser conscientes de que es posible que las vacunas tengan algún efecto secundario y que sea contraproducente poner todas nuestras esperanzas en conseguirla. Creo que hasta que llegue una vacuna segura y efectiva debemos pensar en convivir con el virus, aunque no sea lo mejor, aplicando medidas de higiene y controlando la epidemia.

-¿Qué podemos aprender de los coronavirus causantes de enfermedades en animales?

Para empezar hay que tener en cuenta que hay cuatro familias de coronavirus, los alfa, beta, gamma y delta coronavirus, infectando a distintos animales. Entre los que infectan a humanos están los SARS, MERS y el SARS-CoV-2 y los cuatro coronavirus distintos que causan catarros (los 229E, NL63, 0C43 y HKU1). Éstos circulan y causan reinfecciones, de forma que una persona puede volver a infectarse del mismo virus seis, ocho o diez meses después de una primera infección.

-Entonces, ¿qué enfermedades provocan los coronavirus entre los animales?

Los alfacoronavirus provocan la gastroenteritis transmisible porcina . Esta enfermedad se descubrió en los 50 y, curiosamente, en los 70 apareció una mutación que protegió a los cerdos. Con esta enfermedad la inmunidad dura de seis a doce meses y las vacunas no son demasiado buenas, por lo que se prefiere tomar medidas de bioseguridad.

También hay alfacoronavirus caninos y felinos. En perros se conoce una variante 1 que recombinó con una variante porcina y creó una variante 2. Para perros hay vacunas, pero en España se retiraron tres de ellas, porque no conferían una protección especialmente buena.

Dentro de este mismo grupo, desde los años 70 se conoce otro coronavirus felino que afecta al sistema digestivo y que provoca diarreas. A veces, estos virus mutan y provocan una enfermedad muy agresiva, que se conoce como peritonitis infecciosa felina (PIF). Esta viene a ser como un cuadro grave de COVID-19 , donde aparece una tormenta de citoquinas y donde el sistema inmunitario está completamente descontrolado. De hecho, una medicina que se usaba inicialmente para gatos, la dexametasona , se puede usar para humanos. Había una vacuna, pero al ser administrada a un positivo provocaba una reacción exagerada del sistema inmunitario. Por eso se retiró y durante 10 años estuvimos sin vacuna, hasta que hace unos años salió otra nueva.

-Parece entonces que no es tan sencillo obtener una vacuna frente a estos coronavirus. ¿Qué hay de los otros grupos?

Los betacoronavirus son los parientes del SARS y están vinculados con enfermedades respiratorias. En los cincuenta se descubrió el virus de la encefalomielitis hemaglutinante porcina , que provoca cuadros de coagulación exagerada parecidos a los que vemos en SARS y que puede explicar el patrón de afectación a nivel de sistema nervioso que vemos en personas, con dolores y problemas de contracción.

El virus OC43 causa catarros en humanos y deriva de un coronavirus bovino que produce diarreas en terneros. En los animales se combate con una vacuna, combinada con rotavirus y bacterias E. coli .

Los gammacoronavirus infectan a aves. El virus clave es el que provoca la bronquitis infecciosa aviar (IBV), que se conoce ya desde hace 90 años. Es la enfermedad que más problemas provoca en la producción de huevos y carne de pollo, y provoca daños espantosos; sin vacuna, sería imposible producir toda la comida necesaria. Provoca bronquitis, afecta a nivel renal y genera daños en el aparato reproductor. Además circulan muchas cepas y obtener vacunas ha sido complejo. Se basan en virus atenuados (virus naturales que han perdido buena parte de su virulencia) para producir una respuesta eficaz e intensa en los distintos tejidos, e inactivados: en total hay que administrarlas en cuatro ocasiones a un mismo animal, en un plazo de dos meses, y sumarle condiciones de bioseguridad.

-Tengo entendido que los murciélagos son el origen de muchos coronavirus, ¿por qué?

Los roedores y los murciélagos viven en colonias muy grandes y alcanzan grandes densidades de población, lo que facilita que tengan muchos virus circulando y lo que explica que tengan un sistema inmunitario a prueba de bombas —por eso muchas veces se infectan sin tener síntomas—. Además tienen otra característica: viven e interactúan con nosotros. Por eso son el laboratorio ideal para que un virus evolucione, encuentre una mutación y acabe saltando a humanos.

-¿Hay más virus que puedan dar el salto, como ha hecho el SARS-CoV-2?

Hay muchos virus esperando a dar el salto. Por lo estudiado en la genética del SARS-CoV-2 sabemos que ha estado 60 o 70 años evolucionando antes de hacerlo, cosa que ha ocurrido cuando se han invadido nuevos espacios naturales. Y la gripe es otro de las grandes preocupaciones. Infecta a aves, cerdos y humanos . ¿Y dónde hay grandes poblaciones de humanos, en contacto con grandes grupos de aves y cerdos? En China, India, Tailandia, Vietnam... Por eso, de allí vendrá la próxima epidemia, muy probablemente.

-¿Cuál es su percepción personal sobre la situación actual en España?

Vamos a tener un repunte fuerte y Madrid ya está en ello. Creo que iremos solapando olas epidémicas, en las que habrá asintomáticos y casos leves incluidos en las curvas, a diferencia de marzo. Y no creo que lleguemos a esos niveles.

-¿Por qué España está peor que otros países comparables?

Nos hemos adelantado por varios factores, como la rápida relajación de las medidas o que no hayamos renunciado a determinadas reuniones familiares. También han ocurrido cosas imprevistas, como los brotes entre los temporeros, que viven en muy malas condiciones.

-¿Y qué hay de la vuelta al cole? Los niveles de contagio de varias regiones superan los umbrales recomendados por la OMS.

Los planes se han diseñado tarde y mal y se nota que no han pensado realmente en cómo llevarlos a la práctica. De todas formas, creo que los colegios van a ser un lugar que refleje la epidemia y no un lugar de amplificación.

-¿Y cuando llegue el frío?

Va a ser un horror. Se van a juntar muchos niños con mocos, por muy distintas causas, con el acortamiento de los días y el frío: disminuirá el efecto de la radiación ultravioleta sobre el virus y la gente se congregará en espacios interiores, así que aumentarán las probabilidades de que se produzca transmisión comunitaria y de que las cosas no vayan bien. Alcanzaremos un máximo en enero y diciembre y, si es un virus estacional, cosa que todavía no sabemos, será pronto para que la inmunidad de la población sea la solución.

-Tendremos que convivir con el virus un tiempo. ¿Cómo será?

El virus circulará y con el tiempo dará menos problemas. Aparecerá cierto nivel de inmunidad, adoptaremos hábitos higiénicos y con el tiempo circulará menos. Lo más previsible es que se convierta en un coronavirus estacional y que más tarde se vuelva menos virulento. Supongo que tendremos una vacuna útil para los colectivos de riesgo y que manejaremos mejor los cuadros clínicos graves.

-¿Habrá que llegar a un confinamiento total?

Durante el primer confinamiento había muchas incógnitas y había que responder de una forma muy drástica. Pero ahora, sabiendo todo lo que sabemos sobre cómo gestionar la epidemia y tratar a los pacientes graves, no creo que haya un confinamieno absoluto ni tan largo. A lo mejor hay que aplicarlo en ciertos barrios o ciudades durante un tiempo más moderado.

-En base a lo observado en los otros coronavirus, ¿puede el SARS-CoV-2 cambiar su comportamiento a causa de las mutaciones?

El SARS-CoV-2 no muta tanto como la gripe, pero muta constantemente, aunque normalmente sin afectar a la virulencia —de hecho se conoce una mutación asociada con una enfermedad menos peligrosa y otra con una mayor transmisibilidad —. Puede ocurrir que recombine con otros coronavirus y que genere un virus nuevo, tal como ocurre en variantes de coronavirus caninos, porcinos y felinos. La probablidad es baja, pero puede ocurrir y conviene tener un plan B.

-Ha hablado de tener un plan B. ¿No es muy optimista?

Soy pesimista pragmático. Soy de los que meten el chubasquero en la mochila cuando salen al monte aunque haya un sol espléndido. Adopto medidas aunque crea que no van a hacer falta, para luego no tener que echarme las manos a la cabeza.

-¿Le preocupan los casos de reinfección que están apareciendo?

Están empezando a bajar los niveles de anticuerpos y por eso están apareciendo ahora. Como es ahora cuando se han publicado las primeras evidencias, varios grupos han informado de sus casos. Pero todavía hay que saber si las personas reinfectadas transmiten el virus y si pueden sufrir cuadros más graves.

-En marzo comentaba en sus artículos que faltaba por conocer la susceptibilidad de la población ante este virus. ¿Cuáles son ahora los interrogantes más cruciales que faltan por conocer?

Sabemos casi todo, salvo el mecanismo inmunitario que va a proteger a la población. Falta dar con la vacuna adecuada y averiguar si hay que vacunar a toda la población o solo a ciertos colectivos.

Pero creo que vamos a tener que convivir con el virus con o sin vacuna, con o sin tratamiento, con o sin sentido común. Al menos hemos tenido la suerte de que en este examen nos ha tocado la pregunta fácil, pero esto es un aviso. Podríamos estar luchando contra un virus mucho más letal y contagioso.