La rivalidad femenina pudo acabar con el celo en los humanos
Un estudio ofrece una explicación alternativa a la ovulación oculta en las mujeres
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas hembras de muchos primates, como los babuinos, exhiben una llamativa hinchazón de los genitales que advierte como un semáforo de su fecundidad. Es la señal de que ellas están receptivas sexualmente, coincidiendo con la etapa de ovulación. Las mujeres, en cambio, tienen ... que recurrir a gráficos, tiras reactivas o tecnología portátil para saber cuándo son fértiles. El fenómeno se llama ovulación oculta y lo compartimos con muy pocos mamíferos, como los monos Rhesus o los delfines
Noticias relacionadas
Durante casi medio siglo, la falta de celo en las hembras humanas se ha explicado con la llamada hipótesis de inversión masculina . Al no tener señales sobre el estado de ovulación de una pareja, el varón se mantiene a su lado, forjando los lazos afectivos y la unión familiar, proporcionando recursos y ayudando con la crianza. Sin embargo, científicas estadounidenses han desafiado esta teoría tradicional con un nuevo enfoque muy alejado del tradicional. En su estudio, publicado en la revista « Nature Human Behaviour», concluyen que la cuestión no es ocultar el estado de fertilidad a los varones, sino a las otras hembras. De esta manera, evitan entrar en conflictos por quién se lleva al macho y garantizan cierta paz social que conviene a todo el grupo.
Hembras agresivas
«El estudio de la evolución humana ha tendido a mirar las cosas desde una perspectiva masculina , incluso las adaptaciones específicas de las mujeres», explica Athena Aktipis, psicóloga de la Universidad de Arizona y autora principal del artículo. Pero como dice la investigadora, las mujeres no solo interactúan con los hombres, sino entre sí, a veces cooperando y otras veces en conflicto. Este punto le llevó a pensar que era posible que en el comienzo de nuestro linaje las hembras pudieran haber estado agrediendo a otras que mostraban señales de ovulación, por lo que ocultarla supondría «un beneficio».
Como las adaptaciones evolutivas en los seres humanos ocurren en una escala de tiempo de muchas generaciones, Aktipis y su equipo utilizaron un modelo computacional para probar su hipótesis en un entorno ancestral de unos 200 agentes o individuos, «similar al tamaño de los grupos extensos de cazadores recolectores en la historia de la evolución humana». En su modelo, los agentes siguen un conjunto específico de reglas que rigen el comportamiento reproductivo y social. Pueden relacionarse entre sí teniendo en cuenta su atractivo y valor de apareamiento.
Los agentes masculinos, por ejemplo, variaban en términos de su promiscuidad. Los promiscuos no se asociaron con las mujeres para ayudar a criar a los hijos, mientras que los no promiscuos se quedaban para compartir recursos y apoyar a los futuros hijos. Ellas podían tener señales físicas que indicaban cuándo estaban ovulando o tener la ovulación oculta . También podían agredirse entre sí.
Aunque la mayor parte de las veces las mujeres no protagonizan las páginas de sucesos como agresoras y sí como víctimas, la investigadora cree que las mujeres «pueden ser muy agresivas , pero a menudo no es de forma física, sino social, indirecta o relacional . Y a veces las hembras también pueden ser físicamente agresivas; esto es cierto en el caso de muchos primates no humanos».
Más hijos
Siguiendo con el modelo, los agentes masculinos y femeninos interactuaron entre sí y tuvieron la oportunidad de procrear y formar alianzas como padres. El resultado apoyó la hipótesis de la rivalidad femenina al mostrar que a las mujeres que ocultaban la ovulación les iba mejor. Tuvieron más hijos, evitaron la agresión entre mujeres y lograron formar relaciones de crianza con los hombres. En cambio, en los escenarios que no permitían que las mujeres se agredieran entre sí, no había un beneficio claro de ocultar la ovulación.
«El trabajo en ciencias sociales ha tendido a asumir que la cognición y el comportamiento masculinos son los predeterminados . Pero las mujeres enfrentan de manera recurrente algunos desafíos únicos, particularmente en sus interacciones con otras mujeres. Este estudio es el resultado, en parte, de tomar esa idea en serio. Cuando hagamos eso, creo que aprenderemos más, no solo sobre la mente femenina, sino sobre la mente humana», afirma Jaimie Arona Krems, profesora asistente de psicología en la Universidad Estatal de Oklahoma y primera autora del artículo.
El artículo resulta interesante porque rompe con lo que creemos tradicionalmente que es la base de las relaciones románticas , que de alguna manera la falta de celo hace que los machos se queden durante todo el ciclo ovulatorio, «¡pero nuestro modelo sugiere que probablemente este no sea el caso! La ovulación oculta puede tener mucho más que ver con hacer que las relaciones con otras mujeres sean menos conflictivas », subraya Aktipis.
A su juicio, «este trabajo representa un cambio necesario en el pensamiento sobre cómo han evolucionado las mujeres humanas». La hipótesis es atrevida, pero como ni siquiera debería hacer falta recordar , a las mujeres también les importan las otras mujeres, no solo los hombres.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete