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Ranas morenas y bacterias que comen radiactividad: los experimentos en peligro en Chernóbil

La zona de exclusión se ha convertido en un campo de pruebas perfecto, pero la guerra lo ha paralizado todo

Rana hallada en Chernóbil G. Orizaola
Patricia Biosca

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El pasado 26 de abril se cumplían 36 años de la catástrofe de Chernóbil . Un lugar que muchos creen casi maldito, pero que contra todo pronóstico se ha convertido en una región de una increíble biodiversidad, donde poblaciones de animales en peligro de ... extinción como el oso pardo, el bisonte europeo, el caballo de Przewaslki , la cigüeña negra o el águila pomerana han encontrado un refugio a salvo de la acción del hombre y, al parecer, también del eco sordo de la radiactividad. Ellos, ajenos al conflicto entre Rusia y Ucrania, continúan viviendo en su vasto territorio, casi tan grande como toda la provincia de Álava. Mientras, los científicos están perdiendo la oportunidad de estudiar su complejidad, que puede ser clave para comprender desde desastres nucleares a cómo el cáncer actúa en nuestras células y un remedio para tratarlo. Porque la guerra ha paralizado todas las actividades científicas en la zona, que no tiene visos de reanudarse de forma habitual hasta que el conflicto acabe.

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