Nunca estás solo: compartimos casa con centenares de 'bichos'

Si pudiéramos hacer un rápido censo nos encontraríamos de todo, desde pececillos de plata (silverfish) hasta cochinillas o cerdos de la humedad, pasando por moscas de drenaje, colémbolos y comejenes.

En el año 2016 Matt Bertone , un entomólogo de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), junto con un nutrido grupo de colaboradores, hizo un exhaustivo inventario del zoológico que tenían en sus casas los ciudadanos de Raleigh, una población de medio millón de habitantes.

En su estudio identificaron más de quinientas especies diferentes de artrópodos, la mayoría de las cuales no entran dentro del epígrafe de 'plagas', es decir, la mayoría de los huéspedes que habitan con nosotros son mayoritariamente inofensivos. A pesar de la enorme cantidad de recursos que gastamos anualmente para luchar contra ellos.

Quizás haya llegado el momento, incluso para los verminófobos –los que sufren miedo a los gérmenes– de enarbolar la bandera blanca de la paz y terminar con esa guerra química sin cuartel a las que les tenemos sometidos.

En el estudio de Bertone, al que hemos hecho referencia, se incluyeron todo tipo de casas, desde viviendas urbanas hasta suburbanas, con una horquilla de antigüedad que oscilaba entre tres y noventa años, para analizar cuáles eran los inquilinos más habituales.

Por término medio cada casa estudiada daba cobijo a un centenar de 'bichos' diferentes. Los artrópodos más comunes encontrados eran las moscas y mosquitos, que representaban casi la cuarta parte de todos los insectos, seguidos de arañas (19%), escarabajos, himenópteros (15%), piojos y hemípteros.

El resultado no debe sorprendernos ya que los artrópodos son considerados el grupo más grande de animales de todo el planeta. Surgieron hace más de quinientos años –durante el periodo Cámbrico–, en los inicios de la era Paleozoica. Se caracterizan por tener un cuerpo segmentado, con extremidades articuladas y estar armados de un esqueleto exterior de quitina.

Los autores del estudio defienden que, muy probablemente, la cantidad y diversidad real de los artrópodos de nuestras casas sea todavía muy superior a la registrada, puesto que no se tomaron muestras debajo de los muebles pesados ni detrás de las paredes o en cajones o armarios.

Sin embargo, para tranquilidad de todos nosotros, una parte importante de estos 'ocupas' conviven en nuestros domicilios de forma accidental o esporádica como, por ejemplo, cuando nos regalan un ramo de flores.

Desde hace tiempo se conocía que en los ecosistemas urbanos con un nivel socioeconómico superior había mayor cantidad de especies vegetales, aves, lagartos y reptiles que en las zonas más pobres.

En los últimos años los biólogos han dado un paso más allá y consideran que este 'efecto de lujo' también se puede extender a los insectos. Vamos, que los 'bichos' prefieren las opulentas mansiones a los apartamentos más humildes. Unos resultados que, al menos 'a priori', parecerían contradecir la concepción general de la población de que en las zonas más pobres hay más variedad de insectos.

En otras palabras, el entorno ecológico y el socioeconómico son dos factores determinantes en la diversidad de insectos que conviven en nuestros hogares.

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación