La NASA investiga entre los restos del Columbia las causas que motivaron la tragedia
Mientras los estadounidenses lamentaban el domingo la muerte de siete de los «mejores y más brillantes» astronautas, equipos de policías y soldados se esparcían por todo el estado de Texas en busca depistas sobre que podría haber provocado la desintegración deltransbordador Columbia, sólo 16 minutos ... antes de aterrizar. Los técnicos de la NASA centran sus investigaciones sobre el Columbia en los problemas de temperatura en la parte izquierda de la nave, y estudian la posible relación con el desprendimiento de un fragmento de aislante durante el lanzamiento. La investigación técnica de las causas de la catástrofe que el sábado desintegró el transbordador espacial Columbia y en la que murieron sus siete astronautas, podrá tardar semanas o incluso meses, pero los especialistas de la agencia espacial ya saben por dónde empezar.
El Columbia se desintegró a unos 62 kilómetros de altura, durantela fase crítica de su proceso de aterrizaje, ya que la fricción conla atmósfera produce unas temperaturas enormes y la nave debíarealizar un giro sobre su eje para poner proa hacia Florida. Los investigadores pusieron inmediatamente su atención en el díadel lanzamiento, el 16 de enero pasado. Apenas un minuto después deiniciar su vuelo, un fragmento de espuma aislante del depósito decombustible exterior del Columbia se desprendió y golpeó el alaizquierda del transbordador. En esa misma ala se comenzaron a detectar los problemas de los sensores de temperatura sólo siete minutos antes de la catástrofe. Ron Dittemore, jefe del programa de Transbordadores de la NASA,señaló que "no sabemos muy bien en qué parte del ala golpeó" elfragmento, y añadió que en su momento "se juzgó que no suponía unapreocupación para la seguridad". Dittemore reconoció que "no se puede descartar que pueda haber una conexión". Antes del aterrizaje, los responsables de la misión estudiaronlas imágenes del lanzamiento y llegaron a la conclusión de que, siel fragmento de aislante causó algún tipo de daño a la cubierta delosas cerámicas que protege el exterior de la nave, el efecto debíaser mínimo. Los transbordadores tiene más de 20.000 de esas losetas dematerial cerámico que absorben el calor que se genera con lafricción de la atmósfera. Las losetas se calientan a más de 1.100 grados centígrados, pero en el borde de ataque de las alas alcanzan más de 1.600 grados. Un problema en la cubierta cerámica puede conducir a uncalentamiento en el interior de la nave y a consecuenciaspotencialmente catastróficas. Cuando se desintegró, el Columbia viajaba a más de 20.000kilómetros por hora, unas 18 veces la velocidad del sonido. Dittemore aludió a que se había detectado un "excesivocalentamiento estructural" en los datos que diversos sensores envíancontinuamente desde la nave. Más adelante, precisó que tal vez había "exagerado" esaafirmación, pero sí dejó claro que, siete minutos antes de lacatástrofe, se detectaron problemas de temperatura en la parteizquierda de la nave y en la presión de la rueda del tren deaterrizaje de ese lado. Después, se dejaron de recibir los datos de una docena desensores de temperatura en la parte izquierda del transbordador. Precisamente, la última comunicación del control de Houston conel Columbia se refería a la falta de datos técnicos. Una posibilidad que han comenzado a apuntar varios expertos envuelos espaciales es que se registrara un colapso estructural totaldebido a un problema en el ángulo de aproximación del Columbia a latierra. Los transbordadores espaciales inician el proceso de aterrizajecon un breve encendido de los motores para acercarse a la atmósfera. A continuación, se apagan los cohetes y la nave se limita a planear, en un vuelo controlado por computadoras. A fin de reducir la velocidad, que alcanza más de 25.700 kilómetros por hora, la naves realizan una serie de giros destinados a aumentar la fricción para obtener un frenado aerodinámico.Compungido por el desastre, el presidente estadounidense,George W. Bush, prometió que el programa de los vuelos de lostransbordadores continuará, pero los funcionarios de la NASAreconocieron que las tres naves que quedan permanecerán en tierrahasta que se encuentre y se corrija la causa de la tragedia.Los funcionarios de la Agencia Nacional para la Aeronáutica yel Espacio prometieron que la investigación se hará durante lossiete días de la semana, las 24 horas del día. Incluir desdefotografías tomadas por satélites espía, hasta investigaciones decada fragmento de los restos del Columbia.Las autoridades dijeron que querían ser notificadas deinmediato si se encontraban restos de la cabina de la nave, cuyaúltima misión duró 15 días, 22 horas y 20 minutos.El Columbia se desintegró 17 años después de la explosión quedestruyó al transbordador espacial Challenger, el 28 de enero de1986, cuando murieron siete astronautas que iban a bordo de esanave.Luego del desastre del Challenger, la flota detransbordadores estuvo sin volar durante casi tres años, hastaque se determinó la causa de la explosión -soldaduras defectuosasen los propulsores de cohetes- y se corrigió, en un programa quecostó miles de millones de dólares.La suspensión de los vuelos de los transbordadores generainterrogantes sobre el reabastecimiento de la Estación EspacialInternacional, ya que el transbordador es el principal vehículopara hacer esa tarea.
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