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El meteorito que mató a los dinosaurios creó también las selvas tropicales

Los profundos cambios que el impacto causó en los bosques del Cretácico tardío marcaron las condiciones para el desarrollo de las que hoy son las mayores reservas de biodiversidad

En la imagen, algunas de las miles de hojas y semillas fósiles del Cretácico analizadas para esta investigación Carvalho et al. Science 2021
José Manuel Nieves

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Hasta ahora nadie había llevado a cabo un trabajo como este. Un análisis extenso y pormenorizado de miles de granos de polen y hojas fosilizadas en Sudamérica hace decenas de millones de años, justo al final del Cretácico y apenas algo después de que el impacto de un gran asteroide de 10 km de diámetro condenara para siempre a los dinosaurios y al 75% del resto de las especies vivas de nuestro planeta.

Una buena parte de los estudios sobre aquel gran episodio de extinción, en efecto, se han dedicado hasta el momento a describir con todo lujo de detalles cómo se produjo ese impacto y qué consecuencias tuvo exactamente para las formas de vida entonces existentes. Pero muy pocos se han dedicado a averiguar lo que vino después. Porque la vida, ciertamente mermada por la catástrofe, continuó. Y si la Tierra es tal y como hoy la vemos es, también, porque aquél asteroide existió.

Ahora, un extenso equipo compuesto por decenas de investigadores de universidades e instituciones de varios países, entre ellos Carlos Jaramillo, de la Universidad de Salamanca, acaba de publicar en 'Science' un detallado estudio llevado a cabo bajo un enfoque totalmente nuevo. Los investigadores, de hecho, encontraron que el catastrófico impacto del asteroide, además de sembrar un rastro de destrucción, tuvo el importante papel de reestructurar drásticamente la naturaleza misma de los bosques tropicales, estableciendo así el escenario evolutivo adecuado para que esas zonas se convirtieran en lo que son hoy: selvas tropicales , uno de los ecosistemas más diversos de cuantos existen en la Tierra.

Hasta ahora, en efecto, y a pesar de que son bien conocidas las desastrosas consecuencias del asteroide sobre los ecosistemas terrestres y marinos de todo el mundo, sus efectos a largo plazo sobre los bosques tropicales seguían siendo un completo misterio.

La razón de ese desconocimiento se debe en gran parte a la escasa exploración paleobotánica llevada a cabo hasta la fecha en la región, que sólo ahora empieza a proporcionar los datos necesarios para responder a la pregunta. Bajo la dirección de Mónica Carvalho, primera firmante del estudio, los investigadores utilizaron numerosas muestras de polen fósil y hojas recuperadas de Colombia para caracterizar, por primera vez, cómo el impacto cambió los bosques tropicales de América del Sur.

Cambios a gran escala

Lo que hallaron fue una larga serie de cambios a gran escala, tanto en la composición de especies como en la estructura misma de los bosques. Según los nuevos hallazgos, las selvas tropicales del Cretácico tardío se caracterizaron por sus ambientes "abiertos". Sin embargo, la diversidad de plantas disminuyó en aproximadamente un 45% en el límite Cretácico-Paleógeno (cuando cayó el meteorito) y las extinciones se sucedieron de forma generalizada, particularmente entre las plantas con semillas.

Los bosques tardaron cerca de seis millones de años en recuperarse y, mientras, las angiospermas, las plantas con flores, consiguieron dominar ampliamente el entorno.

Esa transición fue, precisamente, la que llevó a los bosques a tener una estructura más "cerrada", y a la distribución en capas de la biodiversidad vegetal que define las selvas tropicales modernas. En su estudio, los investigadores demuestran que la recuperación y los duraderos efectos del impacto que mató a los dinosaurios fueron muy variables, y que dependían en gran medida de la proximidad al cráter y de las condiciones climáticas locales.

Así, y de un modo análogo a cómo la desaparición de los dinosaurios hizo posible que los pequeños mamíferos de la época salieran de sus madrigueras y prosperaran hasta convertirse en lo que son hoy, incluídos los humanos, aquellos cambios profundos y devastadores en los bosques crearon, al mismo tiempo, las condiciones necesarias para el desarrollo de las selvas tropicales, las mayores reservas de vida y biodiversidad que existen hoy sobre el planeta.

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