Las lunas de los planetas errantes pueden albergar agua y vida
Un nuevo estudio sugiere que, a pesar de que estos mundos solitarios no orbitan alrededor de ninguna estrella, pueden mantener en sus satélites las condiciones necesarias para que la vida prospere
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNo todos los planetas de nuestra galaxia giran alrededor de estrellas. Muy al contrario, se cree que millones de ellos flotan libres por el espacio, mundos solitarios que en algún momento de sus vidas fueron «expulsados» de los sistemas estelares en los que ... se formaron. Hace apenas dos años, astrónomos de la Universidad de Leiden, en Países Bajos, calcularon que solo en nuestra galaxia podría haber hasta 16.500 millones de planetas errantes. Y estudios posteriores han llegado a multiplicar esa cifra por seis.
A pesar de ello, hasta ahora solo se han podido descubrir unas pocas decenas de estos mundos solitarios. Algo que no resulta sorprendente, ya que esos planetas son realmente difíciles de ver: están lejos de la Tierra, son mucho más pequeños que las estrellas, no emiten luz propia y tampoco la reflejan. Apenas son puntos oscuros y pequeños en medio de la inmensa negrura del espacio.
Ahora, en un estudio recién aparecido en 'International Journal of Astrobiology', un equipo internacional de astrónomos ha puesto el foco en las posibles lunas de esos planetas errantes. Y ha hallado que, incluso sin una 'estrella madre', algunas de esas lunas podrían mantener una atmósfera y retener agua en estado líquido, lo que significa no solo que podrían albergar vida , sino que serían capaces de retenerla durante mucho tiempo.
Agua en un mundo sin estrella
Sabemos que el agua es un elemento imprescindible para la vida tal y como la conocemos. El agua, en efecto, hizo posible la vida en la Tierra e incluso ahora, con millones de especies poblando nuestro planeta, si el agua desapareciera la inmensa mayoría de ellas se verían abocadas a la extinción. Por eso, uno de los objetivos principales de los astrónomos es buscar evidencia de agua en todos los mundos y lunas conocidas.
Aquí, en nuestro Sistema Solar, hemos descubierto que, contra todo pronóstico, el agua abunda. Y no tanto en los planetas en sí, sino en varias de las lunas de los mundos más grandes, como Encelado , en Saturno, o Europa, Calisto y Ganímedes , tres de las lunas de Júpiter. Todas ellas, al parecer, poseen vastos océanos subterráneos, con enormes cantidades de agua que consiguen permanecer en estado líquido a pesar de su gran distancia del Sol. ¿Podría estar sucediendo lo mismo en las lunas de otros sistemas estelares? Y, aún más intrigante, ¿podrían también las lunas de los planetas errantes tener océanos similares?
Según los autores de este estudio, la respuesta es que sí. Barbara Ercolano y Tommaso Grassi, de la Universidad Ludwig Maximilian, en Múnich, y coautores de la investigación, simularon en ordenador la estructura térmica de la atmósfera de una exoluna del mismo tamaño de la Tierra en órbita alrededor de un planeta solitario del tamaño de Júpiter. Sus resultados sugieren que la cantidad de agua presente en la superficie de esa luna sería unas 10.000 veces mayor que el volumen total de agua que albergan todos los océanos terrestres, pero solo 100 veces mayor de la que se encuentra en la atmósfera de nuestro planeta. Lo cual, según los investigadores, sería más que suficiente para permitir que la vida surja y prospere.
¿Pero cómo es esto posible en un sistema alejado de cualquier estrella, y por lo tanto de una fuente de energía fiable y capaz de impulsar las reacciones químicas necesarias para la vida?
Para los investigadores, los rayos cósmicos bastarían para proporcionar el impulso químico necesario para convertir el hidrógeno molecular y el dióxido de carbono en agua y otros compuestos útiles. Y para mantener la temperatura necesaria, los científicos recurren a las 'fuerzas de marea' gravitatorias ejercidas por el planeta sobre su luna.
Es así, en efecto, como las lunas de Saturno y Júpiter consiguen mantener su agua en estado líquido a pesar de su distancia del Sol. La enorme gravedad de los planetas gigantes agita las lunas, como un camarero agita una coctelera, de modo que la fricción de las moléculas de agua producen el calor suficiente para que el agua se mantenga líquida. En el caso de las exolunas, si sus atmósferas contienen además una gran cantidad de dióxido de carbono, el efecto invernadero resultante sería capaz de retener una buena parte del calor generado por las fuerzas de marea. Juntas, las dos fuentes de energía podrían mantener el agua en estado líquido en la superficie del satélite.
Una posibilidad, pues, de lo más intrigante y que podría extender los dominios de la vida incluso a lugares en los que algo así no nos parecía posible.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete