Instalan en el telescopio William Herschel el primer infrarrojo diseñado por astrónomos españoles

Con su ayuda se podrán observar nebulosas protoplanetarias y planetas gigantes en proceso de formación. Pesa 1.500 kilos y lleva 1.000 metros de cables

El William Herschel, de 4,2 metros de diámetro, es el mayor del IAC. IAC

MADRID. Un equipo interdisciplinar formado por investigadores e ingenieros del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) realizó con éxito las primeras pruebas del espectrógrafo de infrarrojo cercano «Liris» que ha sido construído en el IAC. Se trata de un dispositivo con el que se podrán ... conseguir imágenes en el infrarrojo y espectros de más de un objeto, de forma simultánea en este rango. Concretamente, podría observar hasta veinticinco fuentes de un mismo campo a la vez.

Aunque están operativos desde hace tiempo otros dispositivos similares, éste es el único de estas características situado en el Hemisferio Norte y que se instala en el telescopio William Herschel, de 4,2 metros de diámetro. «El éxito de las pruebas -según Mary Barreto, jefe de proyecto- demuestra la capacidad del IAC para desarrollar instrumentación astronómica competitiva». Cuando finalice el periodo de pruebas, «Liris» pasará a ser uno de los instrumentos de uso común de ese telescopio, de cuyo funcionamiento es responsable el Isaac Newton Group (ING). Éste es el mayor telescopio que está operativo ahora en los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias.

«Nebulosa de la Bailarina»

La primera imagen que obtuvieron los investigadores españoles con este dispositivo fue la de la nebulosa planetaria «NGC 2346», en la constelación del Unicornio (Monoceros), que como ya se sabía tiene una fuerte emisión en el infrarrojo. Los astrónomos la han puesto el nombre de «Nebulosa de la Bailarina». Sin embargo, la «prueba estrella», fue la detección en el infrarrojo de un cuásar ya conocido, cuya luz proviene de cuando el Universo tenía aproximadamente 800 millones de años.

Este cuásar fue detectado por primera vez por el grupo Sloan Digital Sky Survey, y fue observado por el telescopio Keck, de 10 metros, situado en Hawai. Los expertos consideran que se trata del objeto astronómico más lejano visto hasta ahora. El instrumento «Liris» tiene diferentes modos de funcionamiento. Por un lado actúa como cámara, a la que se le pueden adaptar distintos filtros para obtener imágenes. De otro lado, funciona como espectrógrafo multiobjeto. Una de las partes principales del instrumento es la rendija, que permite seleccionar el objeto de estudio. La mayoría de los espectrógrafos tienen una única rendija y van apuntando a los objetos uno por uno.

En este caso, la propiedad multiobjeto de «Liris» permitirá observar veinticinco objetos de forma simultánea. Para ello, se han diseñado unas máscaras que contienen este número de rendijas, situadas de tal manera que coincidan con los astros que se van a observar. Podrá incorporar al mismo tiempo diez de esas máscaras, que se traduce en el estudio de hasta doscientos cincuenta objetos en el mismo tiempo en que con la rendija única se observan diez. Y todo ello, sin tener que realizar ningún cambio en el instrumento.

Por otra parte, entre las dificultades que presenta la construcción de este espectrógrafo es el hecho de trabajar en el infrarrojo. Todos los cuerpos por estar a una cierta temperatura emiten radiación pero, en muchos casos, no se puede apreciar a simple vista porque está fuera del rango del visible. Esto supone que para poder detectar la radiación infrarroja que nos llega de un objeto lejano se ha de eliminar la emitida por cada uno de los elementos que forman el instrumento e incluso el telescopio. Consecuentemente hay que trabajar a temperaturas extremadamente bajas para evitar las posibles perturbaciones.

El hecho de que la fabricación de este dispositivo se realice a temperatura ambiente y después se enfríe, lleva implícito que todos los materiales que lo forman se contraigan de formas distintas, que la pintura salte y que no se puedan utilizar lubricantes, entre otras cosas. El resultado ha sido un instrumento que pesa alrededor de mil quinientos kilogramos y lleva más de mil metros de cables en su interior. Con su ayuda se podrán observar nebulosas protoplanetarias o regiones que tienen una activa formación estelar. Otra de las aplicaciones será la detección de planetas gigantes en proceso de formación.

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