Hallan en África los restos del antepasado más lejano del hombre

La divulgación de este descubrimiento se produce una semana después de que, como informó ABC el pasado viernes, la revista «Science» publicase el hallazgo de un nuevo cráneo en Dmanisi, que cuestiona la teoría de que un cerebro de gran tamaño se originó después de la migración de nuestros ancestros fuera del continente negro.

Cráneo incompleto

La comunidad científica ha acogido el descubrimiento del desierto del Chad con grandes elogios y lo han calificado como el más importante desde que, en el año 1925, el equipo del profesor Raymond Dart encontrara en una cantera de Kimberly, en Suráfrica, el primer cráneo de «Australopithecus africanus», con una antigüedad de entre dos y tres millones de años.

«Este descubrimiento -destacó el profesor Henry Gee, especialista de «Nature»- sentó las bases de la paleontología moderna». Por su parte, el profesor Daniel Lieberman, de la Universidad de Harvard, ha subrayado que «el hallazgo tendrá el mismo impacto que una bomba nuclear». En similares términos se expresó también el profesor Bernard Wood, de la Universidad George Washington. Explicó que es totalmente válido «para cambiar de forma fundamental la forma para reconstruir el árbol de la vida».

El extraordinario material fosilizado que fue descubierto en el desierto de Djourab por el equipo del profesor Brunet el pasado año, está compuesto por un cráneo incompleto, dos fragmentos del maxilar inferior y tres dientes aislados. Presenta una protuberancia a la altura de las cejas, que es única en el género humano. Este acreditado paleoantropólogo, que también imparte clases en la Universidad de N´Djamena, en Chad, está convencido de que se trata de una nueva especie de homínido desconocida hasta ahora por los científicos.

«Esperanza de vida»

Michel Brunet asegura que posteriores estudios sobre estos restos fosilizados serán básicos para entender un período crucial de la evolución humana y, posiblemente, será necesario revisar algunas de las teorías actuales.

El nuevo homínido tiene una serie de características primitivas que permiten a los investigadores señalar que se trata del último ancestro común entre los chimpancés y los seres humanos, pero también como el antecesor de los homínidos más recientes.

Este mosaico original de caracteres primitivos, permiten a los paleoantropólogos distinguirlo, a la vez, de las grandes líneas africanas actuales (gorilas y chimpancés) y también de otros homínidos descritos hasta ahora del género «Homo», «Kenyanthropus», «Australopithecus», «Ardipithecus» y «Orrorin», entre otros. Los dientes de «Toumaï» («esperanza de vida», en lengua Goran), nombre que se da a los niños que nacen en ese país africano durante la estación seca, son pequeños y similares a los del ser humano moderno. Aunque el cráneo localizado -con una capacidad de 350 centímetros cúbicos- se parece mucho al de un chimpancé, otros rasgos apuntan hacia un ancestro lejano del hombre.

La localización de estos restos, a unos 2.500 kilómetros al oeste del Valle del Rift y su antigüedad (siete millones de años), sugieren a los paleoantropólogos una distribución panafricana precoz de homínidos (de menos de seis millones de años de antigüedad) y una divergencia chimpancé-humano más antigua que las propuestas de la mayoría de las filogenias moleculares.

Este yacimiento de Toros-Menalla, en el norte del Chad, ha sido objeto de otros hallazgos desde que, en 1997, el profesor Brunet inició las excavaciones. Hasta ahora, los paleoantropólogos del equipo multinacional han estudiado allí más de diez mil restos fósiles de vertebrados y flora.

Cazador de fósiles

Considerado por sus compañeros del equipo multinacional que trabaja en Chad como el «mejor cazador de fósiles», el investigador Ahounta Djimboumalbaye, licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de N´Djamena, encontró el 19 de julio de 2001 el cráneo de «Toumaï» y también localizó uno de los fragmentos de la mandíbula inferior y parte de los dientes.

Los cuarenta paleoantropólogos de diez países que trabajan en el yacimiento de Chad insisten en que «Toumaï» no se parece a un chimpancé ni a un gorila, ni tampoco a ninguno de los restos de homínidos fósiles que se han descrito durante los últimos años. No obstante, la ausencia de más restos óseos no permite a los científicos asegurar por el momento si se trata de un bípedo.

«Toumai» o «Sahelanthropus tchadensis» vivió en el Mioceno Superior. En esa época, Chad tenía una fauna especialmente diversificada de peces, reptiles y mamíferos, integrada por un total de cuarenta y dos especies.

Selvas y praderas

El profesor Patrick Vignaud, que trabaja con Michel Brunet en la Universidad de Poitiers y que también forma parte de ese equipo de especialistas, explica en otro artículo publicado hoy en la misma revista que «Toumaï» vivió en un entorno integrado por selvas y praderas, que en nada se asemeja al actual Chad.

Los restos de mamíferos encontrados en la misma zona han permitido al profesor Vignaud, con ayuda de avanzadas tecnologías, la datación indirecta de este homínido.

Desde que vivió en lo que es ahora el desierto de Chad, esa zona ha experimentado profundas transformaciones en las que se han ido alternando fases húmedas y áridas.