La extraordinaria predicción de Darwin sobre la existencia de una mariposa

Sabemos que la mayoría de las flores tienen gametos masculinos y femeninos, es decir, son hermafroditas , lo cual podría ser considerado a priori como una ventaja, pero a la larga reduce la variabilidad genética y, por ende, la capacidad de respuesta a una posible eventualidad biológica.

En este punto es donde entran en juego tres factores decisivos: el viento, el agua y los insectos . Los dos primeros son indiscriminados y el azar juega el papel fundamental. En el caso de los insectos, su labor es tan importante que los científicos han otorgado un nombre propio a los diferentes tipos de polinización: melitófila si son abejas, miófila para las moscas, cantarófila cuando el protagonista es el escarabajo o falenófila para las mariposas nocturnas.

Ahora bien, la planta puede establecer una relación 'laboral' de una forma más o menos abierta con los insectos, es decir, puede dar a un insecto la exclusividad de su polinización o, por el contrario, concedérsela a varias especies.

Si la relación es muy estrecha entre polinizador y planta puede acarrear un peligro evolutivo, ya que se establece una presión biológica que condiciona las adaptaciones tanto de la flor como del insecto, es lo que en el siglo XIX se denominó ' coevolución '.

De una forma sencilla, este concepto podría explicarse como un fenómeno de adaptación evolutiva entre dos o varias especies de seres vivos como resultado de su influencia por diferentes tipos de relación (parasitismo, polinización, simbiosis…).

En 1862, James Bateman (1811-1897), un famoso horticultor inglés y consumado estudioso de las orquídeas, tuvo noticia del entusiasmo de Charles Darwin (1809-1882) por este grupo de plantas. Por ese motivo le envió varios ejemplares de una orquídea que vive exclusivamente en Madagascar y que se conoce popularmente como estrella de Navidad ( Angraecum sesquipedale ). Es una planta bellísima, con flores de seis radios que se asemejan a estrellas de cera blanca.

Darwin estudió con profusión la planta en cuestión y observó con asombro el largo espolón de la flor, un nectario verde de treinta centímetros de longitud, deduciendo que en la isla africana debía haber un insecto polinizador con una probóscide de igual longitud.

Ese mismo año publicó un libro, ' La fecundación de las orquídeas ', donde predijo la existencia de una mariposa esfíngida dotada de esa espiritrompa que le permitiese libar el néctar. Esta elucubración le puso en tela de juicio y, durante mucho tiempo, fue la comidilla de sus compañeros de ciencia.

En 1903 –21 años después de la muerte de Darwin– se descubrió el esfíngido tal y como había predicho al que se llamó Xanthopan morganii praedicta , el segundo apellido ( praedicta ) hace referencia a la predicción de Darwin. Al César lo que es el del César y a Darwin lo que es de Darwin.

Por cierto, la mariposa no pudo ser filmada libando el néctar de la orquídea Angraecum sesquipedale hasta la primera década del siglo veintiuno. Un regalo de la naturaleza.

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación .