El 'experimentum crucis' que demostró que la Tierra gira sobre sí misma
Foucault realizó en 1851 uno de los experimentos más célebres de la Historia de la Ciencia, probando la llamada 'fuerza Coriolis'
En esta fotografía se muestra el péndulo que se encuentra en el Panteón de París
Todos los grandes descubrimientos científicos están ligados a un escenario geográfico y, afortunadamente, algunos de ellos es posible visitarlos a día de hoy. Vayamos con algunos ejemplos.
La belleza exuberante de las islas Galápagos ha quedado indisolublemente unida a Charles Darwin y a ... su teoría de la evolución; un manzano de Woolshtorpe Manor (Inglaterra) a Isaac Newton y a su teoría de la gravedad; Bletchely Park , un edificio situado a 80 kilómetros al norte de Londres, a las matemáticas y al horror nazi. Y es que allí fue donde Alan Turing dirigió sus trabajos con la computadora Colossus que le permitieron descifrar la máquina Enigma.
Francia también tiene sus iconos 'turístico-científicos'. Así, por ejemplo, el corazón parisino fue el escenario de la prueba irrefutable de que la rotación terrestre existe. Entre las tumbas de Voltaire , Víctor Hugo , Zola o Rousseau hay un péndulo que oscila y que recuerda un experimento científico que tuvo lugar allí a mediados del siglo XIX. Un inolvidable experimentum crucis.
Experimentum crucis
Los científicos conocen con este latinajo, que podría ser traducido como experimento crítico o crucial, a aquel que es capaz de determinar de forma contundente si una teoría o hipótesis es superior a todas las demás. Este concepto fue acuñado por Rober Hooke (1635-1703), un sabio inglés considerado como uno de los científicos experimentales más importantes de la Historia de la Ciencia.
Entre los experimentum crucis más célebres tenemos la ley de la caída de los cuerpos de Galileo Galilei o la demostración de Isaac Newton de que la luz solar consta de rayos que difieren en su índice de refracción.
En el estudio de la rotación terrestre, Aristarco de Samos , Copérnico o el mismísimo Galileo aportaron su granito de arena y llegaron a la conclusión de que la Tierra se mueve, sin embargo, no pudieron demostrarlo, a todos ellos les faltó un experimentum crucis.
La fuerza Coriolis
En 26 de marzo de 1851 el físico León Foucault (1819-1868) realizó una elegante exhibición pública con su péndulo en el Panteón de París, con él consiguió demostrar la rotación de la Tierra.
Para ello dejó caer desde la bóveda un hilo de acero de 68 metros de longitud, al final del cual había una bola de 30 Kg de peso –una bala de cañón-. Adherida a la bola dispuso una punta metálica muy fina, un estilete, capaz de dejar una marca en una capa de arena dispuesta sobre el suelo.
En cada ida y venida el estilete dejaba una marca diferente, cada una situada a dos milímetros a la izquierda de la anterior, lo cual demostraba que había 'girado' varios grados en relación con su trayectoria original.
El motivo de este giro no era otro que la llamada ' fuerza Coriolis ', la cual resulta del movimiento del giro del globo terrestre que provoca una desviación de las masas hacia la izquierda en el hemisferio sur y hacia la derecha en el norte.
Es precisamente el efecto Coriolis el responsable de que las borrascas y los huracanes giren en un sentido en un hemisferio y en el contrario en el otro, o del repetido hecho de que el agua de un retrete gire en sentido contrario en los hemisferios.
Volviendo al péndulo. El experimento de Foucault causó una enorme conmoción, y es que con él demostró algo que aparentemente se opone al sentido común, la Tierra se mueve. Además, lo hace de una forma determinada, girando sobre sí misma, como si se tratase de una peonza, y siempre en la misma dirección.
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
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