España, vetada de expediciones oceanográficas por no pagar las cuotas en cinco años
El consorcio europeo que financia investigaciones de perforación submarina ha suspendido la participación de científicos españoles. Estas campañas son fundamentales para estudiar el cambio climático o riesgos geológicos
El buque 'Joides Resolution' en la expedición al continente oculto Zelandia
Zelandia, del tamaño de la India y oculto a más de mil metros de profundidad bajo las aguas del Pacífico, fue reconocido oficialmente como un continente en 2017, año en el que España participó en una expedición internacional para explorarlo al detalle. La geóloga Laia ... Alegret, de la Universidad de Zaragoza, única española en el buque ' Joides Resolution ', recuerda esos días como una «oportunidad única, comparable a las gestas de los descubridores de siglos pasados». A día de hoy no podría participar en esa expedición. Ni en ninguna parecida. Tampoco ningún científico que trabaje para una institución española.
Noticias relacionadas
Recientemente, el Consorcio Europeo para Perforaciones de Investigación Oceánica (ECORD), que financia este tipo de expediciones, ha suspendido la participación de nuestro país tras cinco años sin abonar su cuota. El consorcio, en el que participan quince países, es necesario para poder sufragar estos costosísimos viajes de investigación, imposibles para cada estado por separado. En ellos se promueve la comprensión científica de la Tierra a través de la perforación, extracción de muestras y monitoreo del fondo marino. En la expedición de Zelandia, hicieron falta unos 12 millones de euros solo para poner en marcha el barco con el equipo y la infraestructura necesarios. La aportación anual que correspondía al Ministerio de Ciencia español era de 150.000 euros, «una cantidad irrelevante en comparación con otros proyectos científicos», dice Alegret.
Cambio climático
ECORD contribuye como un solo miembro, junto a otros países y consorcios, al Programa Internacional Ocean Discovery (IODP) , el marco en el que se organizan las grandes expediciones de perforación submarina. «Sus estudios son críticos porque ayudan a resolver problemas fundamentales sobre la evolución de la vida, el cambio climático, los riesgos geológicos como terremotos o volcanes, o el movimiento de las placas tectónicas», explica la investigadora.
La suspensión supone que ningún científico nacional o extranjero que trabaje en universidades e instituciones españolas puede, por el momento, participar en esas expediciones. Cientos pueden verse afectados. No solo se trata de la estancia en el barco, que es algo minoritario. «Cuando un equipo forma parte de una expedición disfruta de dos años de moratoria en los que tiene acceso en exclusiva a las muestras. Eso se traduce en llevar tus descubrimientos a las mejores publicaciones científicas», señala la geóloga. Tampoco podrán acceder a las becas para jóvenes investigadores que plantea el programa ni tendrán acceso a los paneles de evaluación de propuestas de perforación.
Un buque de perforación de la IODP que estudia el clima en el pasado hará escala en Tarragona en diciembre. Por fortuna, el científico español a bordo no ha sido expulsado porque había sido invitado antes del veto.
La suspensión también supone una traba para los científicos extranjeros que quieran venir a trabajar a España. Aunque hayan sido aceptados previamente en una de estas expediciones, se les retirará la invitación. «Eso es como invitarles a que no vengan a nuestro país. Y es muy enriquecedor contar con personal extranjero», subraya.
Laia Alegret observa fósiles microscópicos en el buque Joides Resolution, durante la expedición a Zelandia
La falta de una firma
Según informa Carlota Escutia, representante de ECORD en España, el Ministerio de Ciencia ya se ha puesto en contacto con la organización para celebrar una reunión en la que se aborde lo ocurrido que, al parecer, tiene su origen en un problema burocrático. «Falta la firma en un documento de acuerdo», resume Escutia, quien confía en la voluntad del Ministerio para resolver el asunto. «Es una situación preocupante porque se trata de un programa muy importante en Ciencias de la Tierra que aborda cuestiones relevantes y urgentes para la sociedad como el cambio climático o los riesgos geológicos», defiende.
Desde el Ministerio de Ciencia informan de que están «buscando la fórmula jurídica que permita resolver esta situación de forma inmediata». De igual forma, esperan que la nueva Ley de la Ciencia, que tiene entre sus objetivos reducir la carga administrativa, suponga más facilidades para el pago de contribuciones y aportaciones a acuerdos internacionales.
Alegret también apunta las diferencias entre los científicos de diferentes nacionalidades a la hora de embarcarse. Mientras a los estadounidenses les pagan los gastos de traslado hasta el barco, un sueldo a bordo y se les financia dos años de investigación posterior, «en mi caso tuve que buscarme la vida a través de otros proyectos. No me cubrieron ni el traslado hasta el barco». Y eso que iba a descubrir un continente .