Diez innovadores españoles que darán que hablar

«Malariaspot» es un videojuego. Sí, han escuchado bien, un videojuego para ganarle la partida a la Malaria, provocada por la picadura de mosquitos infectados con el parásito del género «Plasmodium». Una enfermedad por la que fallecen más de medio millón de personas al año y a la que está expuesta media humanidad, según estimaciones de la OMS . En la batalla contra esta plaga, el asturiano Miguel Luengo ha creado este divertido software para el análisis de imágenes médicas apuntando a la posibilidad de un diagnóstico colaborativo online, entre varios jugadores de esta aplicación. Es decir, como ha comentado su creador, se trataría de la «imagen digitalizada de muestras de sangre desde el terreno, que se pasarían a varios de los participantes en el juego». Algo así como matar marcianitos (parásitos), y así diagnosticar si hay malaria o no.

«En un sondeo estadístico que hicimos hace dos meses, llegamos a la conclusión de que un experto equivaldría más o menos a 20 participantes», ha explicado este extrabajador de la ONU y experto en temas de desarrollo internacional. En este sentido, ha estimado que ya han jugado unas 50.000 personas de 50 países . «Lo que queremos es enseñar a la gente a indentificar al parásito en las muestras de sangre, algo que es mucho más complejo de lo que se cree», ha advertido.

En paralelo al videojuego, Luengo y su equipo buscan concluir el diseño de una carcasa que adherido al teléfono pueda convertir este en un telescopio y que en se puedan enviar imágenes en 15 minutos desde el terreno para que los jugadores puedan «diagnosticar» . Algo que ha sucedido en los análisis realizados hasta el momento. Sin embargo, ha admitido que falta una validación clínica para pasar a la fase de producción masiva. Además, organizan actividades educativas así como campeonatos con niños. En esta Semana de la Ciencia podrán verles.

Como otros de sus compañeros, este joven emprendedor, ha destacado la dificultad para captar fondos y dar pasos adelante en este emprendimiento social. En este sentido, ha destacado las ayudas prestadas desde la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el fondo de inversiones «Ashoka» así como la «red extensa de colaboradores remotos» en países como Francia, Estados Unidos o Chile. En este sentido un premio, como el de ser incluido en la lista de la quinta generación de «Innovadores menores de 35 España 2015» cree que les dará visibilidad y que puede inspirar nuevas ideas.

Miriam Reyes habla con pasión del autismo y de «Aprendices Virtuales» mientras pide a este periodista que evitemos el término «enfermedad » y no generalicemos. Como ha repetido en varias ocasiones durante la conversación con este periódico, que «cada niño con autismo es único y que hay que aprender a mirarlo así». En este sentido, ha constatado la existencia de «mitos» sobre este trastorno y la variabilidad existente dentro del mismo. Como ha afirmado en un momento de la entrevista «la sociedad debe aprender a redescubrir el autismo con cada persona que conozcamos».

A Miriam el contacto con este trastorno le vino por mediación de su primo José, mientras estudiaba Arquitectura. Esta joven gaditana recuerda que llegaron a la conclusión de que los autistas eran «aprendices visuales» , cuando para ir al parque sólo respondía cuando se les enseñaba una imagen . Fue entonces, cuando tuvo la idea de crear cuentos adaptados a este colectivo, de pictogramas e ilsustraciones. El primero fue para José, y le enseñó a ir al baño.

«Colgé el cuento de José en Internet y recibí muchos agradecimientos de familias y profesionales , ya que sí había algún material similar pero no en forma de cuento dentro de las asociaciones y realizados por terapeutas», ha añadido Reyes. En esta línea, ha explicado que pronto comenzaron a trabajar con asociaciones como Autismo Cádiz o Autismo Sevilla.

En la actualidad «Aprendices Visuales», así se llama la web y la ONG que fundaron, ha publicado 17 cuentos distribuidos en dos series: «Colección Aprende» y «Colección Disfruta» . « El primero va dirigido a los más pequeños , para un aprendizaje inicial, en base a tres líneas: autocuidado, las emociones y las rutinas (cumpleaños, parque, etc...) y el segundo es para más mayores», ha dicho esta gaditana quien apunta que los niños con autismo pueden comprender perfectamente en qué lugares hay que estar en silencio.

Los cuentos están en formato digital y se pueden descargar gratuitamente, con una versión adaptada a los móviles a través de una aplicación gratuita. Reyes ha anunciado que pronto saldrán a la luz tres cuentos más , y que ya están iniciando su salida al exterior tras ser seleccionados para un programa en París, en el que desarrollar este tipo de herramientas en francés. Por su parte, han comenzado la traducción al inglés de los cuentos.

«Queremos ir primero a las lenguas mayoritarias, aunque en la actualidad ya tenemos más de 300.000 lectores y 50.000 descargas desde la web», ha apuntado Miriam que ya está planeando preparar una versión en portugués. Para ella, el objetivo no es otro que llegar al mayor número de niños. En este camino, esta emprendedora de Cádiz ha encontrado mucha cercanía y apoyo de familiares y profesionales. «El reconocimiento de MIT Technology Review nos sirve para darnos visibilidad y mostrar que hay herramientas para este tipo de niños», concluye con cierto orgullo.

Otro de los «Innovadores menores de 35 años» es Daniel Pardo, un ingeniero de telecomunicaciones que fundó «Farsens» en 2008. Una spin off salida de un centro de investigación de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra , cuyo producto son los sensores inalámbricos sin batería , basados en la tecnología RSID. «Los lectores de radiofrecuencia dan energía al sensor y, a la vez, nos devuelve información al portal o terminal móvil del receptor», ha explicado el propio Pardo quien pone como ejemplo la medición de la humedad de una viga de hormigón, entre otras muchas aplicaciones.

Este joven ingeniero de telecomunicaciones lleva inmerso en este proyecto desde 2005, que nació en el seno del campus de San Sebastián de la mencionada Universidad, y que tres años después se convirtió en empresa. «Pasó de ser un concepto a un producto vendible» , ha recordado este investigadro quien confiesa que lo más complicado en este proceso fue la financiación. Siete años después, «Farsens» se ha visto apoyada por instituciones locales, el Gobierno Vasco, y dos fondos de capital riesgo público y privado.

En este sentido, han destacado el rol relevante que ha tenido el entorno industrial de San Sebastián, así como el hecho de que se trata de un producto orientado a la industria pero con aplicaciones en sectores como la agricultura (medición de la humedad).

«La búsqueda de financiación fue un problema, ya que el mercado no respondía al principio a la altura de las expectativas que teníamos. Ahora ya hemos conseguido los socios adecuados», ha comentado a la parte que ha destacado que en Estados Unidos hay menos temor a probar nuevas tecnologías ya que «en España no parece que se le vea utilidad hasta que lo tiene instalado la competencia». Tambien ha considerado complicado captar talento altamente cualificado.

Al respecto, Pardo ha confesado que desde hace dos años están empezando a salir de España y que sus principales mercados son ahora mismo el país de Obama, la Unión Europea y que están «comenzando» su penetración en Asia (China, Japón...).