¿En qué consistía la dieta de los gladiadores romanos?
El estudio de los esqueletos de un cementerio situado en Éfeso nos ha acercado a la alimentación de estos luchadores de élite
Pedro Gargantilla
En Éfeso, en la actual Turquía, hubo en la antigüedad uno de los mejores centros de adiestramiento de gladiadores . Los historiadores defienden que los primeros combates que se llevaron a cabo en esta ciudad tuvieron lugar hacia el año 69 a. de C., ... bajo el mando del jefe militar Lúculo.
Hasta el enclave turco se desplazaron un grupo de científicos austriacos para estudiar de primera mano los restos óseos de setenta gladiadores que se encuentran en un excelente estado de conservación.
Entre las numerosas conclusiones a las que llegaron destacan que los atletas andaban descalzos y no con sandalias, tal y como se puede deducir de la forma de los huesos de los pies.
Pocas proteínas de origen animal
Cuando uno contempla los cuerpos fornidos de los gladiadores que aparecen en los péplum –las películas de romanos– es fácil pensar que su alimentación sería fundamentalmente proteica. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, ya que los científicos sostienen que estos luchadores eran mayoritariamente vegetarianos .
Una vez que los gladiadores entraban en la escuela de entrenamiento –los ludus– seguían rigurosamente las instrucciones alimentarias que pautaba el médico a su cargo.
Habitualmente la dieta tenía tres componentes principales: habas, trigo y cebada . Esto no significa que no comieran carne, pero sí que lo hacían en cantidades más reducidas.
Fue precisamente el consumo frecuente de estos productos lo que hizo que en la antigüedad se les conociese como 'hordearii' –comedores de habas–.
Las habas eran una fuente muy rica en proteínas, mientras que los cereales aportaban los hidratos de carbono que necesitaba su organismo. Esta dieta, claro está, tenía sus carencias, implicaba que algunas vitaminas y minerales, que se encuentran fundamentalmente en productos de origen animal, quedaran fuera de ella.
Para compensarlo los médicos del ludus y los lanistas, las personas que compraban y vendían gladiadores, insistían en que los guerreros debían completar su dieta con lo que ahora llamaríamos una «bebida para deportistas».
Bebida energética de los gladiadores
Se trataba de un insólito brebaje elaborado por c enizas de plantas y vinagre , a lo que algunos estudiosos defienden que, en ocasiones, se añadían restos de huesos . Su preparación era muy sencilla, se recogía del fuego la ceniza de la madera de pino, de cedro de roble y se echaba en un recipiente con agua caliente, para ser ingerida a continuación. En algunos casos se endulzaba con miel y vinagre, consiguiendo así que su sabor resultara más agradable al paladar.
Esta bebida, el equivalente a las barritas energéticas o bebidas isotónicas de la actualidad, aparece citada por Plinio el Viejo en su obra 'Historia natural', en la que, además, señalaba que era un buen reconstituyente tras realizar ejercicios de lucha.
A todas estas conclusiones se ha podido llegar tras analizar los esqueletos encontrados en Éfeso mediante espectroscopía, con la que se ha medido el nivel del colágeno, así como la proporción de estroncio y de calcio. Además, los científicos austriacos analizaron los isótopos de carbono, nitrógeno y azufre, y los compararon con esqueletos de la población normal.
Por otra parte, en aquella época circulaba la leyenda de que el sudor de los gladiadores era capaz de curar la impotencia masculina . Esto dio pie a que algunos comerciantes esperasen en el espolario –donde se desnudaban los gladiadores– para recoger las sustancias 'del amor', que luego vendían a precios astronómicos a los romanos más incautos.
El médico Cornelio Celso (25 a. de C.-50 d. de C.) en su 'De medicina' señalaba que si un hombre epiléptico bebía la sangre caliente de un gladiador recién fallecido se curaría de su enfermedad y que, además, el hígado de un gladiador muerto en combate podía ser utilizado para tratar numerosas dolencias.
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
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