Confinados 40 días en una cueva sin luz ni reloj para ver cómo cambia el cerebro
La experiencia 'Tiempo profundo', en la cueva de Lombrives (Francia), pretende conocer cómo afecta a los humanos el confinamiento extremo
P. Biosca
Catorce personas aisladas del mundo durante 40 días. Sin luz natural, sin teléfono, ni siquiera reloj. Esta es la experiencia ' Tiempo profundo ', un experimento que comenzará el próximo 14 de marzo a las 20 horas cuando los ocho hombres y las seis ... mujeres escogidos entren en la cueva de Lombrives , en Ariège, cerca de la frontera con España. Mientras, en la superficie, una treintena de científicos supervisarán cada movimiento e interacción de estos aventureros que intentarán llevar a cabo una experiencia de confinamiento extremo: una suerte de 'Gran Hermano', pero sin ningún tipo de conexión con el exterior.
Detrás de la idea se encuentra el aventurero y explorador franco-suizo Christian Clot , director del Instituto de Adaptación Humana que él mismo fundó con el objetivo de llevar al límite al hombre, en previsión de lo que se avecina: desde el nuevo escenario por el cambio climático a la colonización de otros mundos . Él mismo lleva desde hace años haciendo expediciones en la Patagonia Austral y en la Cordillera Darwin , donde el realizó en solitario la primera travesía conocida de la parte central en 2006.
«Estaremos en una anomia temporal; es decir, sin reloj y sin ver la luz del Sol. Un poco como lo vivimos todos en 2020. La gente se encontró inmersa en una nueva situación y tuvo que adaptarse. Pero, ¿qué pasó con su cerebro? ¿Cómo encontramos la sincronicidad humana? Eso es lo que intentaremos entender gracias a esta misión», explica a RTL el propio Clot, que será uno de los participantes en la expedición.
Las tres preguntas clave
Stéphane Besnard , especialista en neurofisiología del Hospital Universitario de Caen y encargado de coordinar todos los estudios, apunta por su parte: «Los seres humanos están formados por tres parámetros: la gravedad de la Tierra, el oxígeno y la luz. Eliminaremos la luz natural, pero también los marcadores temporales y reduciremos las interacciones sociales a un grupo. Es un encierro muy severo».
En concreto, se intentará dar respuesta a tres preguntas concretas : cómo gestionar la desorientación; cómo concibe y gestiona nuestro cerebro el tiempo al margen de cualquier indicador; y cómo un grupo humano puede sincronizarse, funcionar en conjunto, incluso en condiciones de vida totalmente nuevas.
Lombrives, el lugar ideal
Los participantes, que tienen entre 29 y 50 años , evolucionarán en tres espacios a la luz de un frontal: un área descanso, otra de 'estar' y un área científica. Por falta de noción del tiempo, todos tendrán que encontrar su propio ritmo para hacer malabarismos entre períodos de actividad y descanso. Las dimensiones de Lombrives, que se anuncia como la « cueva más grande de Europa », son especialmente adecuadas para la operación.
«Esto permite un aislamiento real, especialmente porque se necesita una hora de caminata para llegar al sitio», continúa Besnard. Lombrives presenta diferentes salas para practicar experimentos o actividades físicas, además de tener una evacuación fácil en caso de emergencia. Sin embargo, salvo problema médico, estos aventureros no tendrán contacto con el exterior durante los 40 días en una experiencia pionera debido al número de participantes y la variedad de equipos tecnológicos empleados.
«Desde 1938 a 2000 se llevaron a cabo varias misiones en cuevas o con simuladores, con participantes solos o en pareja, para estudiar el tiempo a escala humana, desde Nathaniel Kleitman hasta Véronique Le Guen . En 1962, el francés Michel Siffre estuvo dos meses en una cueva, donde hizo el mayor descubrimiento sobre nuestros ritmos biológicos. Sin embargo, hasta la fecha, nunca un grupo ha realizado un experimento de este tipo con estudios del cerebro y la genética. Esta es una primicia mundial en su metodología y principio», afirman desde su web .
En concreto, los equipos en tierra estudiarán el cuerpo de los voluntarios (ritmo biológico, sueño…), análisis del cerebro (capacidad de tomar decisiones, de orientarse), medición de emociones o interacciones entre individuos. Además, no estarán ociosos, ya que se les asignarán tareas diferentes, tales como si estuvieran en experiencias de simulación de misiones espaciales, vida en entornos hostiles (como expediciones polares) o incluso misiones confinadas, como en submarinos.
La expedición terminará, si todo va según lo previsto, el próximo 22 de abril.
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