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Los chimpancés también son capaces de cooperar

Un experimento en el famoso centro de primates de Yerkes (EE.UU.) demuestra que prefieren ayudarse entre ellos en vez de competir para lograr un premio y se «indignan» ante los gorrones

Tres chimpancés tiran del experimento para conseguir un premio, mientras otros dos observan Frans de Waal, Yerkes National Primate Research Center, Emory University
Judith de Jorge Gama

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Ser capaces de cooperar, establecer vínculos y arrimar el hombro para conseguir un fin común, se ha considerado tradicionalmente una habilidad exclusiva del ser humano. Sin embargo, como ocurre con otras destrezas que creemos tan nuestras, sus raíces son compartidas con otros primates. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio realizado en el Centro de Investigación de Yerkes en Atlanta (EE.UU.), donde los simios viven al aire libre en condiciones muy similares a las que tienen en sus hábitats originales. En un interesante experimento, los investigadores observaron cómo los chimpancés rompen la ley del más fuerte y prefieren claramente cooperar a competir para lograr un objetivo. Y un dato curioso: a nuestros parientes no les gustan nada los «gorrones». Si un congénere roba protestan y prefieren no trabajar con él. Una buena lección.

Los investigadores crearon una tarea cooperativa que imita las condiciones naturales de los chimpancés . Ante un artefacto del que tenían que tirar para lograr una golosina, once ejemplares se enfrentaban a la decisión de trabajar juntos para hacerse con el premio o competir entre ellos, lo que incluye la agresión y el robo. Según describen en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) , los científicos dieron a los grandes simios miles de oportunidades para actuar de una u otra forma.

«El dispositivo era una bandeja larga que se une al exterior de la cubierta de hierba de los chimpancés, un recinto al aire libre. Los chimpancés tenían acceso a las barras, que dos o tres de ellos debían extraer simultáneamente para poder mover la bandeja de entrada. Las barras estaban demasiado separadas para que un animal tirase por sí solo, por lo que cada chimpancé necesitaba al menos un socio. Una vez que la bandeja estaba en el borde de la caja, la pequeña recompensa de comida se volcaba en un embudo, que se la daba a los chimpancés sentados en las barras de tracción. Debido a que el dispositivo estaba unido al recinto al aire libre, los chimpancés podían acercarse o salir a su antojo y elegir a los socios con los que querían trabajar», describe a ABC Malini Suchak, coautora del estudio.

En la mitad de las sesiones de prueba, dos chimpancés tenían que participar para tener éxito, y en la otra mitad, se necesitaban tres. El resultado no dejó lugar a dudas. Los chimpancés realizaron actos cooperativos cinco veces más frecuentemente: 3.565 en 94 sesiones de pruebas de una hora de duración.

Los chimpancés cooperan para conseguir su recompensa de comida Yerkes National Primate Research Center, Emory University

A por el ladrón

Además, si alguno de ellos decidía robar el premio, estos animales con los que compartimos la mayor parte del genoma reaccionaban enérgicamente. Protestaban contra el gorrón o se negaban a trabajar en su presencia. En ocasiones, los individuos más dominantes intervenían para ayudar a otros compañeros en contra de los «corruptos». Ese castigo a terceros ocurrió 14 veces, principalmente en respuesta a la agresión entre el chimpancé «caradura» y el que trabajaba «honestamente».

«Resulta que, en realidad, los chimpancés son bastante buenos para prevenir la competencia y favorecer la cooperación», indica Suchak, quien subraya cómo los chimpancés y los seres humanos utilizan mecanismos similares para superar la competencia y lograr objetivos comunes. «Nuestro estudio muestra sorprendentes similitudes entre las especies y da otra visión de la evolución humana», dice.

Frans de Waal , también investigador en Yerkes y uno de los primatólogos más reconocidos del mundo, se expresa en la misma línea: «Se dice que la cooperación humana es única. Esto es especialmente curioso porque las mejores ideas que tenemos acerca de la evolución de la cooperación vienen directamente de los estudios en animales. El mundo natural está lleno de cooperación, de las hormigas a las orcas. Nuestro estudio es el primero en mostrar que nuestros parientes más cercanos saben muy bien cómo desalentar la competencia y al gorrón». Y resume: «¡La cooperación gana!».

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