Demostrado: comer frutas y verduras aumenta el deseo de ingerir comida basura

Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un estudio entre 24 personas, a las que les pidieron que ingirieran una serie de bebidas. Varias de ellas contenían 75 gramos de fructosa mientras que, por otro lado, el resto estaban elaboradas con la misma cantidad de glucosa . Tras la ingesta, los expertos pasaron una serie de imágenes a los sujetos en las que aparecían imágenes de dulces, pizzas y hamburguesas y les pidieron que indicaran, en una escala, cuánto les apetecía comer cada uno de ellos.

Los resultados fueron llamativos. Y es que, tras beber líquidos con fructosa, los presentes se mostraron mucho más proclives a ingerir comida basura que tras tomar glucosa. Así pues, y tal y como explica la versión digital de « Live Science », los científicos han determinado que la primera sustancia tiene efectos sobre el hambre y el deseo de los seres humanos de tomar alimentos sumamente calóricos . Todo ello, según han determinado, debido a la reacción que genera en nuestras hormonas cada una de las formas de azúcar.

A su vez, establecieron que la fructosa no genera en el cerebro la sensación de haber comido una cantidad considerable de alimentos. «A diferencia de la glucosa, la fructosa no estimula las hormonas como la insulina , lo que hace que no el cerebro no sienta “saciado” », ha explicado la doctora Kathleen A. Page, profesora de medicina clínica en la Universidad del Sur de California. Para llegar a esta conclusión, los experta se ha basado en una serie de análisis que han determinado que el nivel de insulina en sangre era mucho menor en aquellos que habían ingerido el «azúcar natural» que incluyen las frutas y las verduras.

Los investigadores también demostraron que, cuando los pacientes tomaron bebidas con fructosa, se activaron determinadas regiones en el cerebro asociadas con la necesidad de una recompensa calórica (cosa que no sucedía con la glucosa).

Así pues, la conclusión es que, a pesar de que ambas sustancias cuentan con el mismo número de calorías , se metabolizan de forma diferente y cada una produce una sensación determinada en nuestro organismo. La glucosa se utiliza para producir energía para el cuerpo -incluyendo el cerebro- mientras que, por su parte, la fructosa se metaboliza por el hígado y circula muy poco por la sangre.

Curiosamente, una última parte de este experimento determinó hasta qué punto los pacientes deseaban ingerir comida basura tras tomar fructosa. Y es que, se les dio a elegir entre entregarles un plato de alimentos calóricos en ese momento o una recompensa monetaria si esperaban un mes. La respuesta, casi unánime, fue apostar por la comida . «La gente estaba dispuesta a renunciar a recompensas monetarias que se retrasaban un mes por comer», destaca la experta.