El lento y torpe dinosaurio de Cuenca
Reconstruyen en 3D el diminuto cerebro de ocho centímetros del animal, que vivió hace 70 millones de años
Era probablemente robusto y colosal y es fácil que llegara a medir los 15 metros de longitud, pero sus enormes dimensiones escondían un cerebro pequeño, de tan solo ocho centímetros, y sus movimientos se sucedían de forma lenta y poco ágil. Por primera vez, científicos han podido reconstruir en 3D el cerebro de un dinosaurio cuyo cráneo fosilizado fue encontrado en 2007 en el yacimiento de Lo Hueco, en Cuenca. El trabajo, en el que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Universidad Autónoma de Madrid aparece publicado en la revista PLoS ONE .
El animal conquense puede ser el primer representante del género Ampelosaurus identificado en la Península Ibérica. Hasta ahora, solo se conoce una especie de este género, que fue descubierta en Francia. El ampelosaurio pertenece al grupo de los saurópodos, dinosaurios de gran tamaño que llegaron a colonizar grandes extensiones del planeta hace entre 253 millones y 66 millones de años. En concreto, se trata de un titanosaurio, un grupo de herbívoros dominantes en la última mitad del Cretácico.
Gracias a técnicas de tomografía computorizada, los científicos han creado una imagen 3D del cráneo del dinosaurio, y han podido describir tanto su cerebro como su oído. Los primeros saurópodos surgieron unos 160 millones de años antes de la aparición del ampelosaurio. No obstante, a pesar de ser el fruto de una larga evolución, el cerebro del ampelosaurio no muestra ningún desarrollo notable. «Este saurio podría haber llegado a medir hasta 15 metros de largo, sin embargo, su cerebro no ocupaba más de ocho centímetros», afirma Fabien Knoll, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC.
Otra de las características halladas en la reconstrucción cerebral del saurio conquense es el pequeño tamaño de su oído interno. Según Knoll, «esto podría indicar que el ampelosaurio no estaría adaptado a mover rápidamente ni los ojos, ni la cabeza, ni el cuello».
Arrastrado por la riada
Los científicos encontraron el cráneo del animal muy aplastado, algo que, en un principio, achacaron al peso de los sedimientos. Sin embargo, análisis posteriores han demostrado que este aplastamiento es en gran parte natural, como ocurre en otros saurópodos.
En la época en la que vivía este dinosaurio, Cuenca era una zona de canales situada muy cerca de la costa. Los investigadores creen que la existencia de eventos catastróficos, como riadas producidas por lluvias torrenciales, pudieron generar los sedimentos que constituyen el yacimiento. «Los animales fallecían y eran arrastrados por estos canales fluviales, acumulándose en su desembocadura, que hoy se sitúa en Lo Hueco», apunta Francisco Ortega, paleontólogo de la UNED. Esto explica la abundancia de fósiles del yacimiento y apunta una de las posibles causas de la muerte del saurópodo encontrado.
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