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Enriqueta Martí, la "vampiresa de la calle Poniente" - wikipedia
ruta criminal por la capital catalana

Los ocho crímenes que sacudieron Barcelona

De la mano del libro «501 crims que has de conèixer abans de morir», de Sebastià Bennasar, y coincidiendo con el encuentro de novela negra de la ciudad, paseamos por algunos de los crímenes más sonados de la Barcelona de los siglos XX y XXI

j. guil
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De la mano del libro «501 crims que has de conèixer abans de morir», de Sebastià Bennasar, y coincidiendo con el encuentro de novela negra de la ciudad, paseamos por algunos de los crímenes más sonados de la Barcelona de los siglos XX y XXI

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  1. La vampiresa de la calle Poniente (1912)

    Enriqueta Martí, la "vampiresa de la calle Poniente" - wikipedia

    Enriqueta Martí Ripollés vivía en el número 29 de la calle Poniente (hoy, Joaquín Costa). Apodada como la "vampiresa de Barcelona", fue una asesina en serie de niños, curandera, secuestradora y proxeneta infantil. En varios pisos que ocupó se hallaron libros con recetas de pócimas, una lista de nombres y familias y personajes relevantes de Barcelona y botes con restos humanos: grasa, sangre coagulada, cabelleras, manos y huesos de niños. Vendía estos restos para curar enfermedades, sobre todo la tuberculosis, y rondaba el Liceo para para vender sus "productos" y ofrecer menores para prácticas sexuales. Nunca se supo a cúantas personas mató. Murió el 12 de mayo de 1913 de una paliza en la cárcel que le propinaron unas reclusas, lo que impidió que fuera juzgada y pudiera delatar a su ilustre clientela.

  2. «El noi del sucre», un crimen contra la CNT (1923)

    Salvador Seguí, el "noi del sucre", en el centro de la imagen - wikipedia

    Salvador Seguí, conocido como "el noi del sucre" (según una de las versiones por su costumbre de comerse terrones de azúcar) era el secretario general del sindicato CNT en 1923. El 10 de marzo de ese año, cuando salía de un bar sito en la esquina de la calle Cadena (hoy desaparecida tras la reforma del Raval) y San Rafael, , acompñada de su amigo y sindicalista Francesc Comas Pagès, unos pistoleros del Sindicat lliure dirigidos por un confidente de la Policía y pagados por la patronal, les dispararon. Seguí murió al instante y Comas, tres días después. El 14 de marzo, como respuesta a estos crímenes, una huelga general paralizó la ciudad de Barcelona. Según algunas versiones, la razón para matar a Seguí fue que los patronos buscaban escindir el movimiento obrero.

  3. Carmen Broto, una prostituta incómoda (1949)

    El caso de Carmen Broto inspiró un capítulo de la serie televisiva "La huella del crimen"

    El 10 de enero de 1949, Jesús Navarro Gurrea, su hijo, Jesús Navarro Manau, y un amigo de éste, Jaume Viñas, mataron cerca del Hospital Clínic y a golpes de maza a Carmen Broto, de 24 años, una prostituta muy relacionada con miembros de la alta sociedad y amiga de Navarro hijo, que ejercía de chapero y que codiciaba las lujosas joyas que ella solía lucir . Enterraron el cadáver en un huerto situado en la calle Legalidad. El móvil exacto del crimen sigue siendo un misterio, y no falta la teoría conspirativa. La que sostiene que una trama oculta quería matar a Broto por lo que sabía de algunos de sus clientes, sobre sus sucios negocios. O que si fue una represalia por ser confidente de la Policía y delatora de enemigos del regimen franquista. Y abonan estas teorías lo que ocurrió con los tres detenidos. Dos de ellos, Navarro padre y Viñas, se suicidaron con cianuro -o les "invitaron" a ello- un día después del crimen. Navarro hijo fue condenado pero acabó indultado en 1952 y abrazó la libertad en 1960.

  4. El crimen del Bar Snoopy (1993)

    José Gilart, a la derecha y de pie, durante el juicio - abc

    En diciembre de 1993, José Gilart Navarra, un expolicía nacional -expulsado del cuerpo por varias infracciones- que regentaba el bar Snoopy (en la Gran Vía, 638) fue detenido por asesinar al dueño del local, Clemente Viñas, a quien debía mucho dinero del alquiler, y a Francisco Sanz, un recaudador de la Seguridad Social, por sus deudas con este organismo. Según confesó a un Guardia Civil, Gilart los mató, los descuartizó y tras ocultar sus cadáveres en el sótano del bar los acabó arrojando en unos contenedores del Paralel. Los cuerpos nunca aparecieron. Pero la confesión no fue válida, porque Gilart la hizo sin la asistencia de un abogado y, luego, el expolicía se desdijo y se declaró inocente. La Audiencia de Barcelona le exculpó por presuntas irregularidades en la recogida de unas pruebas clave: restos de sangre de las víctimas halladas en el bar. El Tribunal Supremo anuló esta sentencia en julio de 1999 y obligó a celebrar un nuevo juicio. Pero Gilart nunca fue condenado. En mayo de 1998, un sicario, al parecer por un ajuste de cuentas por un asunto de drogas, le seccionó la medula con un disparo y le dejó en estado vegetativo, tetrapléjico y mudo. En el año 2000, Gilart murió sin que su caso volviera a juzgarse.

  5. Juego macabro en el Port Olímpic (2000)

    Uno de los detenidos por el crimen del Port Olímpic - abc

    Carlos Javier Robledo Peña, de 22 años, murió el 1 de abril de 2000 delante del after Back Fire, en el Puerto Olímpico, víctima de un juego macabro perpetrado por diez jóvenes, residentes en el barrio de la Mina de Sant Adrià del Besòs. Uno de ellos robaba una chaqueta de una persona que está en la discoteca, salía del local y la escondía entre las ruedas de un coche. Cuando el propietario salía a recogerla, recibía una paliza. Y esa fue la suerte que corrió Carlos Javier. Muerto a golpes. Tras ser detenidos, el juez dejó el libertad bajo fianza a sus agresores, lo que provocó protestas ciudadanas. En marzo de 2002, fueron condenados a penas de entre 11 y 31 años. Sin embargo, el principal implicado, Valentín Moreno Gómez, recibió la pena más leve. Cuando ocurrieron los hechos le faltaban apenas horas para cumplir 18 años, por lo que no se le pudo castigar como a un adulto. Fue condenado a ocho años de internamiento en un centro de menores.

  6. Putxet, muerte en el párking (2003)

    Juan José Pérez Rangel, durante el juicio en la Audiencia de Barcelona - yolanda cardo

    En enero de 2003, en sólo once días de diferencia, dos mujeres son asesinadas brutalmente en un mismo párking, el situado en el número 28 de la calle Bertran, en el barrio del Putxet. Las víctimas eran Maria dels Àngels Ribot, muerta a martillazos y puñaladas, y Maria Teresa de Diego, asesinada también a golpe de martillo. Cundió el pánico: un asesino en serie andaba suelto. El verdugo también les robó a ambas mujeres las tarjetas de crédito e intentó sacar dinero, lo que fue su perdición. Fue cazado por una cámara de seguridad de un cajero, aunque él alegó hasta el final que era inocente. El "asesino del Putxet" ya tenía nombre y cara: Juan José Pérez Rangel, de 24 años. El jurado le declaró culpable y fue condenado a 52 años y nueve meses de cárcel por ambos asesinatos.

  7. Una indigente quemada por chicos bien (2005)

    Los acusados, durante el juicio en la Audiencia - elena carreras

    Oriol Plana, Ricard Pinilla, de 18 años, y Juan José M. menor de edad, jóvenes de familias acomodadas, acabaron con la vida de una indigente Rosario Endrinal, de 51 años, que se refugiaba en un cajero ubicado en el número 28 de la calle Guillem Tell, en el barrio de Sant Gervasi. La quemaron viva. Tras insultarla y lanzarle objetos, los tres jóvenes, pillados por las cámaras de seguridad riéndose mientras lo hacían, le arrojaron una garrafa de líquido disolvente y le prendieron fuego. Pinilla y Plana fueron condenados a diecisiete años de cárcel, mientras que a Juan José se le impuso ocho años de internamiento en un centro de menores. Rosario no era tan distinta de sus verdugos como ellos creían, al tratarla de escoria. Había sido secretaria de dirección de una cadena de supermercados. Allí conoció a un hombre que se convirtió en el amor de su vida, por el que dejó a su familia... pero luego él le deja a ella. Acabó alcoholizada y viviendo en la calle.

  8. «Reme», la mataviejas (2006)

    Remedios Sánchez, en el banquillo de los acusados - efe

    En 2006, Remedios Sánchez, de 50 años, trabajaba de cocinera en el bar Cebreiro, en el número 194 de la calle Balmes, a pocos metros de la oficina de la Policía Nacional para la tramitación de pasaportes y DNI. Pero, en paralelo, ejercía de asesina y ladrona en serie. Durante el verano de ese año, asaltó en su casa a siete ancianas, para robarles joyas y dinero que luego gastaba en otro de sus vicios, el juego. A tres de sus víctimas, las mató, a golpes. Se ganaba la confianza de sus víctimas con alguna treta y una vez dentro dee sus casas comenzaba el horror. Fue detenida cuando estaba jugando en un bingo de l'Eixample. La Audiencia de Barcelona la condenó a 144 años de cárcel.