Actualidad
La eterna indecisión de Duran Lleida
El líder de Unió ha hecho del equilibrismo ideológico y el «sí pero no» constante una de las claves de su tirante relación con CDC y con el proceso independentista
Desde que Convergència Democràtica de Catalunya, socio histórico de la federación que completa Unió Democràtica de Catalunya, apostó abiertamentamente por el soberanismo y empezó a alinearse junto a las tesis independentistas de ERC, Josep Antoni Duran Lleidase ha quedado en una situación un tanto incómoda. Un sí pero no constante que ha venido marcando la agenda política catalana y cuyo último capítulo se ha vivido esta misma semana, cuando el líder de Unió amagó con abandonar su cargo como secretario general de Convergència y Unió.
Él mismo se encargó ayer de matizar su supuesta renuncia asegurando que antes de tomar cualquier decisión lo hablaría con el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Duran también salió al paso de las informaciones que relacionaban su dimisión tanto al proceso soberanista como a la abstención de CiU en la ley de adbicación exhibiendo una vez más su compromiso con la consulta y la decisión de abstenerse.
Aún así, son tantos los desmentidos y rectificaciones que acumula el presidente de Unió en los últimos meses que sus palabras llegan siempre amortiguadas por esa eterna contradicción en la que parece vivir desde que Mas abrazó el independentismo. Incluso la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, recomendaba ayer a Duran «abandonar la ambigüedad y reflexionar sobre si quiere volver a la política moderada y constructiva o seguir en una CiU sometida a Junqueras y Forcadell».
Independencia sí, independencia no
Es más: en los últimos meses no ha hecho más que ganar fuerza una posible ruptura entre CDC y UDC alentada por las cada vez más marcadas diferencias ideológicas entre Mas y Duran, una postura que, sin embargo, el líder de Unió se encarga de modular según la ocasión. Así, el portavoz de CiU en el Congreso muestra su perfil más moderado en Madrid y viaja por el mundo representando a España como presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, pero de vuelta a Cataluña se mantiene fiel a un partido cuyo principal objetivo es romper España.
El propio Duran ha dicho en más de una ocasión que no es independentista, pero cuando se le reprocha que secunde las tesis convergentes asegura que él nunca ha dicho que no quiera «el Estado propio», como contestó al PP cuando cuando el PP le instó a unirse a una de las concentraciones del 12 de octubre. De nuevo, cuando Duran avista la «tercera vía» como solución y socialistas y populares le invitan a ser coherente y romper con el independentismo de CDC, la respuesta es que sus postulados no discrepan del Estado propio por el que aboga Artur Mas.
ERC, ¿socio o adversario?
El constante tira y afloja ideólógico de Duran le ha llevado también a ver como la federación barcelonesa de Convergència Democràtica de Catalunya le acusaba de ser un «estorbo» para el proceso soberanista o como el Comité Territorial de Barcelona de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) le reprobaba por arremeter contra la ortodoxia nacionalista. Pero mientras CDC ve en Duran a una suerte de enemigo infiltrado del proceso, el propio líder de Unió se ha encargado de dejar claro que para él la principal amenaza no es otra que ERC, socio en la sombra de Artur Mas en el gobierno de la Generalitat. Así, mientras el presidente de la Generalitat intenta por todos los medios que los republicanos entren en el gobierno y asuma parte del desgaste, Duran carga constantemente contra el partido que dirige Oriol Junqueras, consciente de que el crecimiento electoral de ERC va en detrimento de los intereses políticos de CiU.
¿La consulta? Sí, pero...
Tampoco en lo referente a la consulta acaba de dar Duran con una postura fácil de mantener y, sobre todo, de defender. Así, pasó de decir que el referéndum tenía que ser legal a asumir que la consulta no podría ampararse en la legalidad pero que, pese a todo, tendrá que celebrarse. A vueltas la independencia, Duran tampoco tiene reparo en defender la consulta o, según el día, asegurar que «una consulta es legal o no es consulta» y, acto seguido, afear a ERC que identifique constantemente la consulta con la independencia de Cataluña. Lo que sí parece tener claro Duran es que, en caso de que CiU impulse una declaración unilateral de independencia, su partido tendria que pensar «muy claramente» qué hará. Una advertencia que, visto lo visto, no es garantía de nada.

