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porque hoy es sábado

Los jabalíes y el CNI

Cualquier día nos encontramos en una de esas calitas de Cadaqués con un rifirrafe entre la bañista Rahola y un ejemplar de puerco salvaje, macho o hembra

xavier pericay

A menos que residan en la zona o pasen allí sus vacaciones, dudo mucho de que estén al corriente de lo que sucede en estos momentos en la provincia de Gerona. No, no me refiero a los ya acostumbrados preparativos para la magna jornada patriótica del 11-S, con el flete, a cargo del erario público, de toda suerte de medios de transporte capaces de trasladar a grandes masas de ciudadanos hasta la capital, sino a algo mucho más trascendente, si cabe. Resulta que el Departamento de Agricultura de la Generalitat tiene previsto declarar dentro de nada el estado de emergencia cinegética en 180 de los 221 municipios de la provincia. ¿Emergencia cinegética? Sí, por culpa de los jabalíes, cuya multiplicación recuerda ya la de los panes y los peces y cuya presencia en playas, ciudades y montañas se ha convertido en algo habitual. Tanto es así que cualquier día nos encontramos en una de esas calitas de Cadaqués, donde al parecer abundan, con un rifirrafe entre la bañista Rahola y un ejemplar de puerco salvaje, macho o hembra, que ríete tú de los que la periodista suele mantener en las ondas y en las pantallas con Arcadi Espada, Nacho Martín o Albert Rivera. Pero, en fin, no adelantemos acontecimientos.

Por de pronto, lo que tenemos es un problema. Y antes incluso que la forma de solucionarlo, o acaso para dar con el remedio más eficaz, el delegado del Departamento en Gerona se ha apresurado a apuntar la causa principal de esa proliferación: el cruce de la raza autóctona de jabalí con el cerdo vietnamita. Si el propio —o la propia— tiene tres crías, el extraño —o la extraña— produce ocho. Vayan echando cuentas. Lo que no ha precisado el delegado es cómo han llegado los vietnamitas hasta Gerona, qué oscura mafia los ha traído. Eso, suponiendo que no haya intervenido el CNI. Porque, vamos a ver, si media Cataluña está ya convencida, según afirman sus medios, de que la culpa de que Jordi Pujol sea un evasor fiscal, amén de otras delicias, no es del propio Pujol sino del CNI por haber descubierto el pastel, ¿qué le impide creerse que lo de los jabalíes sea también cosa del diablo? Y, si no, al tiempo.

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