Un secreto escondido del prestigioso arquitecto Josep Maria Jujol, uno de los discípulos más conocidos de Antoni Gaudí. El santuario modernista de la Virgen de Montserrat de Montferri, en la comarca del Alt Camp, se ubica en pleno campo y en lo más alto de un pequeño monte y es una grata sorpresa para los visitantes.

La construcción del templo arrancó en 1926 y las obras se paralizaron a los pocos años por falta de recursos, pero se reanudaron muchos años más tarde, a partir de 1987. Su diseño es espectacular y algunas de sus formas gaudinianas recuerdan las montañas de Montserrat y por dentro son dignas de admirar tanto su escalinata como las vidrieras. Una buena opción es visitar el santuario al atardecer y así, además del templo en sí, se puede disfrutar de una bonita puesta de sol de la zona, llena de viñedos.

Patrimonio rodeado de montañas. El valle de Boí, en Lérida, cuenta con el conjunto de iglesias románicas más importantes de Cataluña, nueve de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En esta pequeña zona cada pueblo tiene su templo románico, todos muy bien conservados. Entre todos destacan los dos que tiene Taüll, uno de los municipios más altos del valle.

La iglesia de Sant Climent, en la entrada del pueblo, es la que tiene el campanario más alto, de seis plantas, y además es una de las más emblemáticas gracias a la pintura mural del Pantocrátor que presidía el altar, que actualmente se conserva en el Museo de Arte Nacional de Cataluña y que es todo un símbolo del románico catalán. En el centro de Taüll se erige Santa Maria, la otra iglesia del pueblo. Con un campanario menos alto y más redondeada, no deja de ser otro buen exponente del románico catalán.

La conocida como catedral del mar tiene incluso un libro que cuenta cómo se construyó. En pleno corazón de Barcelona, en el barrio del Born, se levanta esta iglesia gótica construida en el siglo XIV (y cuyo campanario no se acabó hasta principios del siglo pasado), una de las más importantes del país, ya que es la única de este estilo que está plenamente acabada en Cataluña. Además, Santa Maria es una de las pocas basílicas menores de Barcelona, título otorgado por el papa Pío XI.

Una visita a este templo gótico tiene decenas de atractivos, como disfrutar de la sobriedad del conjunto y de decenas de detalles, como las altísimas columnas, las vidrieras o la imponente nave central. Además, el juego de luces que consiguieron sus arquitectos es casi tan espectacular como el de la Sagrada Familia. Por su ubicación, Santa Maria del Mar es una perfecta protagonista de la evolución e historia de Barcelona. Maravillosa para una ceremonia, para pasar un rato disfrutando de sus columnas y arcos o para ver un concierto de música clásica o flamenco, como proyecta habitualmente.

Otra joya del Gótico catalán. Este monasterio, ubicado en la zona alta de Barcelona, fue creado en el siglo XIV como sitio de descanso y retiro de la Reina Elisenda y albergó desde el primer momento una comunidad de monjas clarisas, que todavía siguen viviendo en el monasterio y a las que todavía a día de hoy van las parejas a punto de casarse a entregar huevos, en una tradición que se arrastra en Barcelona desde hace siglos.

Desde hace unas décadas, además, las instalaciones se pueden visitar, lo que es una perfecta ocasión para entender la vida de la comunidad religiosa y conocer la cocina, el refectorio, la abadía o incluso el huerto de las monjas, ubicado en la zona central del claustro y que tiene decenas de hierbas medicinales, además de ver obras de arte litúrgico y mobiliario centenario. El claustro, por cierto, está considerado el más grande del mundo de estilo gótico.

Gerona enamora y su catedral, aún más. Enmarcada entre callejuelas del barrio viejo, esta imponente iglesia, levantada entre los siglos XI y XVIII reúne varios estilos, con un impresionante claustro y torre románica y una fachada muy barroca. De su construcción destaca la amplitud de la nave, por cierto gótica: con sus casi 23 metros de ancho la convierte en la más amplia del mundo de estas características, y en general, solo está superada por la basílica de San Pedro del Vaticano.

Su escalinata tampoco deja indiferente a nadie, y más si se visita en mayo durante la fiesta de Temps de Flors, una de las más espectaculares y especiales que celebra la ciudad. Si no cualquier rato es bueno para visitar la catedral, por dentro y por fuera, y terminar un buen rato sentados en las escaleras, que se han convertido en un punto muy concurrido por los autóctonos para quedar.

Un tesoro escondido de Gaudí. El arquitecto modernista catalán destaca por sus decenas de obras de Barcelona y algunas como la cripta de la Colonia Güell, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, quedan un tanto olvidadas por algunos, aunque su belleza sea tan o más espectacular que otras joyas gaudinianas. Ubicada en Santa Coloma de Cervelló (Baix Llobregat), la Colonia Güell albergaba a trabajadores del sector textil y Antoni Gaudí fue el encargado de diseñar el conjunto de servicios de la zona, y especialmente de la iglesia, de la que al final solo se llegó a edificar la cripta.

Los expertos dicen que Gaudí probó en la cripta las técnicas que luego aplicó a la Sagrada Familia y que ésta es la obra más técnicamente potente y complicada de autor modernista. La visita es obligada: su diseño recuerda al de una cueva secreta escondida, en un mundo natural con mosaicos de mariposas y un entorno de colores terrosos.

Cataluña tiene tres monasterios cistercienses, con un encanto espectacular y Santes Creus, en el Alt Camp, destaca por ser el único de ellos que actualmente no tiene vida monástica. Construido en 1160, durante los siglos XIII y XIV llegó a tener su máxima esplendor al acoger varias veces a las familias reales de Pere El Gran o Jaume II, cuyas tumbas reposan en el monasterio.

De su construcción destaca la austeridad de la iglesia, así como el claustro gótico o el palacio real que se construyeron más adelante. Santes Creus acabó abandonado y medio derruido, pero hace casi un siglo se impulsó su reconstrucción. Ahora el monasterio es visitable e incluso acoge conciertos de música clásica, en concreto en los dormitorios de los monjes, durante el verano.

Conocida como la catedral del Ampurdán, la gótica Santa Maria de Castelló d'Empúries está considerada la segunda iglesia más importante de Gerona tras la catedral de la capital. Construida encima de los restos de una antigua iglesia románica, el edificio monástico conserva muchos detalles de su antecesor, como las pilas bautismales. De Santa Maria destaca su monumentalidad, ya que tiene unas dimensiones dignas de una catedral. Tampoco son menos importantes el órgano o un retablo de alabastro con un toque renacentista.

Otro de los espectaculares monasterios cistercenses de Cataluña. El de Poblet, en el norte de Tarragona, se fundó en 1150 y a pesar de llevar siglos y siglos en marcha sigue con una vida monástica y además actualizada a los tiempos de ahora. Además de sus formas austeras pero espectaculares, destaca la historia que rodea el convento, por el que pasaron muchos reyes de prestigio, algunos de los cuales tienen sus tumbas aquí.

En el monasterio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, viven un grupo de más de 30 monjes, que siguen organizandose como hace siglos aunque han incorporado modernizaciones como las tecnologías y un curioso sistema de sostenibilidad con placas fotovoltaicas que ha convertido el monasterio en un espacio totalmente eficiente. Como Santes Creus, también acoge conciertos y en verano organiza un festival musical de órganos. Su localización, a los pies de las montañas de Prades y entre viñedos, lo hace más espectacular y, por si fuera poco, se ha restaurado la hospedería tradicional, que ahora permite el alojamiento de huéspedes y que cuenta con un restaurante de estilo "slow-food".

Vigilante de Barcelona. El templo expiatorio del Sagrado Corazón, en lo más alto de Collserola, a 518 metros de altitud, vigila a sus pies el parque del Tibidabo y toda la ciudad de Barcelona. Con unas imponentes vistas, este edificio diseñado por el arquitecto Enric Sagnier tiene un estilo mudéjar y se construyó de tal manera que también fuera un mirador de la ciudad.

Inicialmente fue una ermita levantada por los salesianos, que fue inaugurada por Joan Bosco, en una visita a Barcelona en 1886. La iglesia, de estilo neogótico, tiene en lo más alto una figura dorada del Sagrado Corazón. La visita al templo incluye la subida en ascensor hasta ese punto, para disfrutar de las vistas más altas de Barcelona.