Fenoll, Mas, Puig, Epi y Blas

Las explicaciones con carácter de rigurosa actualidad («y yo le dije») del fundador de algo llamado Share is Fashion parecen sacadas de un viejo programa de Epi y Blas: «te daré la mano cuando me dejes votar», lo que le ha convertido en el nuevo héroe y elocuente teórico del argumentario estilo Barrio Sésamo del separatismo, casi a la altura del esgrimido por Felip Puig, que acaba de sorprender con una ocurrencia digna de la Rana Gustavo al pretender que los empresarios contrarios a la consulta separatista se expresen en... ¡La consulta separatista! «Oye, Epi, yo no quiero entrar en la jaula de ese tigre»... «Muy sencillo, Blas, entras a la jaula y le dices al tigre que no quieres entrar en ella».

Hace ya tiempo que cualquier ciudadano catalán intelectualmente ordenado desconoce si está en la fase de sobredosis estupefaciente o en la de síndrome de abstinencia, y no es un consuelo el ver llegar con la batilla blanca a Artur Mas cada mañana y con una inyección tamaño Teleñecos sin saber lo que nos va a inocular, si el Plan A del referéndum «todos tranquilos» o el Plan B de las elecciones anticipadas «todos intranquilos». En los efectos de la alucinación, el ciudadano, estupefacto hasta las trancas, no debería desestimar la posibilidad de un Plan C, que, tal es el panorama, que bien podría estar incubando esos huevos kinder la Gallina Caponata. Y aún quedaría, claro, el Plan D de desembrollar, y que consistiría en que nada está roto en Cataluña salvo el fémur de Félix Millet, con lo que empieza el trazado de canales y puentes, Godó, Lara, Duran, Rajoy...

Y mientras Artur Mas y los del club de la foto ordenan su abecedario de planes, el resto de los catalanes, incluidos los de la mano, empiezan a tener más dudas que una canción de Los Panchos.