el mentidero
CiU a Francia, ERC a Portugal
Algunos convergentes ya están pensando en la fusión con ERC, cosa que no solo estremece a Unió y a la vieja guardia, sino a un grupo de dirigentes que sufren en silencio las bravatas separaristas de su líder
Joan Laporta fue al Barça lo que el tripartito era para el Gobierno catalán», me comenta una sabia amiga metida en política. Se refiere a la tendencia al despilfarro del primero, bebedor compulsivo de Moët Chandon -¿boicot preventivo a cavas antisecesionistas?-, y al gasto descontrolado ... del segundo, gestor manirroto de una administración hiperinflada -de aquellos chiringuitos vinieron estos desfases financieros-. Sandro Rosell y Artur Mas se propusieron corregir esos derroches, aunque los tratamientos de choque no han podido ser más disparatados. Uno inflaciona las cuentas del club con fichajes turbios; el otro exacerba las ambiciones independentistas con proyectos suicidas. Rosell ya ha dicho adiós y Mas no tardará en hacerlo.
Tiene el partido hecho unos zorros, me cuentan, porque Convergència, otrora habilísima estratega territorial, tiene abandonadas a sus bases comarcales. Hace un año que CDC está sin secretario general desde que Oriol Pujol fue descubierto haciendo de primo de Zumosol en el sumario judicial de las ITV, y sus sustitutos, Josep Rull y Lluís Corominas, ya no dan más de sí. Le ponen voluntad, pero no son Felip Puig, que de movilizar a la militancia entendía mucho. Ni siquiera son Francesc Homs, que también había ejercido de «agitprop» territorial, pero ahora se ha pasado tres pueblos y, en lugar de recabar el voto local, se dedica a hacer proselitismo identitario en el sur de una Francia recentralizadora (ellos la llamana Cataluña norte).
Yo creo que algunos convergentes ya están pensando en la fusión con ERC, cosa que no solo estremece a Unió y a la vieja guardia, sino a un grupo de dirigentes que sufren en silencio las bravatas separaristas de su líder. Bueno, no tan en silencio, porque hay fugas de información sobre el malestar interno. Resulta lógico que los neosecesionistas de CDC piensen en dar el salto a la formación que lidera Oriol Junqueras, ya sea por verdadera convicción, ya sea porque quieren seguir pescando en ese pseudoficio que es la política, ya que las encuestas electorales auguran a ERC un estupendo porvenir presidencial. Pero ¿está Junqueras preparado para ser el jefe del ejecutivo catalán? Y, sobre todo, ¿está en condiciones de rodearse del gobierno de los mejores? Los republicanos tocaron poder en una época de vacas gordas, pero no están preparados para asumir las riendas de una Cataluña con 600.000 desempleados. La única experiencia de Junqueras es la de ser alcalde de un pueblo, Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), con el índice de parados más alto del Baix Llobregat. Y cuando logra crear trabajo lo hace siguiendo las normas del más puro «enchufismo municipal», según denunció la Asamblea de Parados de este municipio el pasado viernes.
Y si Homs predicaba el derecho a decidir catalán en Francia, ERC pretende captar a Portugal como aliada contra España, de ahí que su campaña multilingüe incluya el portugués. Si los republicanos leyeran el libro «Lisboa 1939-1945» de Neill Lochery, sobre los equilibrios diplomáticos que el país vecino hizo en la segunda guerra mundial, se darían cuenta de que es mucho más avispado de lo que creen.
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