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MADRID RÍO
La ciudad recupera el Manzanares
El Proyecto Madrid Río, que se puso en marcha en noviembre de 2005, contempla el soterramiento de seis kilómetros de la histórica carretera de circunvalación, y la recuperación de la superficie liberada del tráfico. Se incrementará así la funcionalidad del trazado y se mejorará la calidad del agua del viejo río mediante la modernización de la red de saneamiento. El objetivo: crear una gigantesca zona verde de un millón de metros cuadrados.


Una cuba gigantesca
La China es el segundo estanque de tormentas que se inaugura en esta legislatura. Tiene una longitud de 221 metros, una anchura de 76,5 metros y una profundidad de 8 metros. Su superficie total es de 16.906 metros cuadrados, lo que le otorga una capacidad útil de 130.000 metros cúbicos. Estará dividido en cuatro compartimentos, permitiendo así su llenado parcial y minimizando los gastos derivados de cada uno de los aguaceros. Unos meses antes se construyó otro situado en el límite con el municipio de Pozuelo, con una capacidad de almacenamiento de 30.000 metros cúbicos de agua.

 

Dos de los estanques de tormentas que tiene previsto colocar el Ayuntamiento junto a los márgenes del río se convertirán en los más grandes de España en su categoría: el de Butarque y el de Arroyofresno, con unos 400.000 metros cúbicos de capacidad cada uno. Semejante actuación está prevista en el proyecto DSU (Descargas de Sistemas Unitarios) del Consistorio y forma parte de la política que se viene aplicando desde el Área de Medio Ambiente en el desarrollo del II Plan de Saneamiento Integral de Madrid.

 

Durante la puesta en marcha del estanque de La China, Ruiz-Gallardón recordó a los asistentes que las políticas municipales sobre el agua “no se pueden limitar a racionalizar la oferta y la demanda”, sino que incluyen además el saneamiento, “un factor medioambiental que afecta directamente a la calidad de vida y a la sostenibilidad urbana”. Después reconoció que se habían invertido –hasta el pasado mes de febrero– alrededor de 500 millones de euros en la recuperación del Manzanares y que sus beneficios “traspasarán las fronteras en la región”, pues se harán extensivos al río Tajo y toda su área de influencia.

 

La propuesta del equipo de arquitectos de Ginés Garrido Colmenero que resultó seleccionada en la primera fase del concurso Madrid Río contempla, en el terreno de las comunicaciones la reintroducción, 40 años más tarde, del tranvía como medio de transporte alternativo, barato y respetuoso con el entorno. El proyecto redactado plantea la necesidad de “sembrar” con aparcamientos disuasorios los futuros bulevares de las avenidas de Portugal, Andalucía y Santa María de la Cabeza para eliminar todo rastro de vehículo en superficie y permitir así un rápido acceso a las instalaciones lúdicas y deportivas que se crearán con la reforma de los márgenes del Manzanares. Ruiz-Gallardón se mostró tajante en este sentido: “Madrid recuperará el tranvía en el entorno del río”. Se plantea así una línea bidireccional –que estará integrada directamente en la red de transportes urbanos – entre Ciudad Universitaria y el Parque Lineal del Manzanares Sur, cuyo uso no se limitaría a incrementar la oferta turística de la ciudad.

 

El Calderón
El proyecto ganador prevé, incluso, la demolición de dos edificios emblemáticos de Madrid, pero que se han convertido con el paso del tiempo en un problema urbanístico de difícil solución: el estadio Vicente Calderón –que prácticamente se mete en el cauce del Manzanares– y la antigua fábrica de cervezas de la empresa Mahou. En el lugar que ocupa el primero se construiría un bloque de 40 metros de altura para albergar un museo y cuya cubierta, a modo de terraza o mirador accesible al público, estaría tapizada de césped “en recuerdo de la emociones vividas en el estadio” –aclaró Garrido Colmenero-. Mientras, en la zona de la fábrica de cerveza se podrían hacer pisos o algún otro edificio de carácter cultural, como un nuevo teatro de la ópera o un centro de artes escénicas.

 

Pero ambas actuaciones, de momento, no dejan de ser más que una utopía, pues tal y como recordó el propio alcalde de Madrid, ni el Calderón ni la fábrica son competencia pública y todo quedaría supeditado al resultado de las negociaciones llevadas a cabo con los propietario de ambos edificios. El presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, se mostró en su día dispuesto a pactar la demolición del Vicente Calderón para que el terreno sobre el que se levanta sea incluido en la reforma de la M-30, aunque todo está todavía en el aire. Lo que sí está claro es que el antiguo Matadero de Arganzuela se transformará en un gran centro cultural en el que tendrán cabida diferentes variedades artísticas en sus más de 76.000 metros cuadrados de superficie.

 

El viejo sueño de convertir las riberas del Manzanares en un gigantesco parque lineal se plasmó ya en los planes urbanísticos de 1985 y, nuevamente, en el Plan General de 1997, pero sólo se pudieron hacer realidad en el año 2000, cuando se aprobó la urbanización de la primera fase de dicho parque y se tomó la decisión de soterrar la M-30 a su paso por la zona oeste de la ciudad. Los cambios que se van a producir en el paisaje no serán únicamente estéticos, sino que permitirán dinamizar económica y socialmente los barrios de la capital incluidos en el proyecto.

 

Un proyecto que responde a todas las necesidades

 

El Manzanares cobra un protagonismo especial en la propuesta de Garrido Colmenero. Su proyecto fue seleccionado sobre los demás por sus ideas respecto al entronque del ámbito con la ciudad, la articulación dl sistema de zonas verdes y usos dotacionales, así omo su propuesta paisajística, ambiental y cultural, su respuesta a los problemas de acceso y movilidad, viabilidad técnica, económica, funcional y social, según reconocieron los miembros del jurado a la hora de tomar su decisión. La propuesta es el resultado de un completo estudio de la movilidad, plantea la accesibilidad al río en toda su extensión, crea una fachada verde, sitúa numerosas pasarelas peatonales a lo largo del mismo para facilitar las conexiones y apuesta por un gran parque con canales de agua perfectamente saneada.

 

La actuación afectará al conjunto de calles adyacentes, como el paseo de Virgen del Puerto, sobre el que se plantarán en nuevos alcorques 70 plátanos originarios de Girona, algunos de los cuales tienen ya 12 metros de altura (“el máximo que se puede transportar por carretera”, según explicó Pilar Martínez, concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid).

 

Protegiendo el patrimonio arquitectónico

 

El Proyecto Madrid Río será especialmente saludable para el patrimonio arquitectónico de la ciudad, pues muchos de los puentes históricos que atraviesan el cauce del Manzanares volverán a tener la relevancia y el valor de antaño. Desde el puente de los Franceses –levantado entre 1860 y 1862–, hasta los célebres puentes de Segovia y Toledo, mandados construir por Felipe II y Felipe IV, respectivamente. El primero fue obra de Juan de Herrera y data del siglo XVI –es el más antiguo de la capital–. Su estructura fue reformada en los años 60 para adaptarlo al trazado de la M-30. Hoy vuelve a lucir con todo su esplendor.

 

El de Toledo, por su parte, se levantó originariamente entre 1649 y 1660, aunque ha tenido que ser reconstruido en cuatro ocasiones. También se beneficiarán de las reformas el puente de la Reina Victoria –situado frente a la ermita de San Antonio de la Florida– de decoración modernista y que reemplazó en 1909 a otro conocido como puente Verde.



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