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Sexo

Parejas LAT: ¿Es cierto que la convivencia mata el amor en la pareja?

Ni juntos, ni revueltos, pero sí enamorados. La fórmula «Living apart together» (LAT) es un fenómeno creciente en las parejas de segunda, tercera o cuarta «vuelta»

Algunas parejas prefieren mantener una relación estable, pero sin convivir
Raquel Alcolea

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Vivir juntos (en sintonía sentimental) pero no revueltos (en convivencia marital) parece ser una tendencia creciente en el ámbito de las relaciones de pareja. Es lo que se conoce como parejas LAT (acrónimo de «Living apart together» , que significa precisamente eso, viviendo separados pero juntos) y se trata de un fenómeno que ha estudiado a través de la experiencia de sus pacientes la psicóloga Laura S. Moreno, experta en relaciones de pareja de Area Psicológica Mujer . Este tipo de parejas son las que, aunque mantienen una relación estable y con un cierto compromiso, han decidido de común acuerdo no vivir en el mismo domicilio.

Laura S. Moreno, psicóloga

La fórmula despierta intéres y en algunos casos incluso envidia, pero también un cierto recelo pues socialmente se cuestiona la solidez o el éxito de este tipo de parejas. Desmontamos algunos falsos mitos en torno a las llamadas «parejas LAT» con la psicóloga Laura S. Moreno :

¿Es imprescindible la convivencia para tener éxito en la pareja?

Pues muchos te dirán que precisamente lo que se carga la pareja es la convivencia. Es cierto que algunas personas piensan que estar en pareja implica compartir el mismo techo y que para ellas la convivencia es algo imprescindible. Sin embargo, esta opción de pareja LAT («Living Apart Together»), que es una alternativa a la convivencia, convence a los que quieren conservar algunas características de la pareja en términos de fidelidad y exclusividad , por ejemplo, pero sin que sea necesario convivir. Lo que evita esta fórmula es el desgaste de la convivencia.

Es una opción factible, sí, pero no para todo el mundo. Algunas personas prefieren seguir una línea estándar de pareja, que es algo más aceptado socialmente . Otras, sin embargo, se sienten mejor desviándose de esa línea estándar y de esa presión social. Y esto de no seguir la línea que todos siguen es algo que puede suceder en muchos ámbitos, tanto en la pareja, como en el trabajo, la forma de vivir o incluso en la familia.

¿Qué caracteriza a las parejas «LAT» o «Living Apart Together»?

Aunque puede plantearse a cualquier edad, es probable que esta forma de pensar no surja o no sea frecuente si la pareja desea tener hijos en común o si quiere probar la convivencia porque aún no ha vivido esa experiencia... Pero en realidad la franja de edad en la que es más factible y hay más probabilidades de que ese tipo de pareja tenga éxito es a partir de los 45 años . Muchas de las personas de esta edad han experimentado ya una convivencia previa (que ha podido o no truncarse por cualquier circunstancia) y también en algunos casos ya han pasado por la experiencia de tener hijos... Sin embago, se sienten bien, con ganas, y están dispuestos a dar una segunda, una tercera, una cuarta, una quinta (o incluso más) oportunidad al amor. El amor no tien edad. Lo que no quieren volver a vivir es la experiencia de la convivencia.

¿Por qué?

Bueno, por muchas razones. Unos sienten que «su casa» es «su casa» y no quieren convivir con nadie. Otros tienen hijos ya casi adolescentes y no quieren complicar la unidad familiar con la convivencia y otros, simplemente, porque les resulta incómodo o no les apetece dejar su casa para ir a vivir a la de la otra persona o no quierne que la otra persona viva en su casa. Pero esto son solo algunos ejemplos, puede haber otras muchas razones, que sean muy particulares.

Pero lo que sí que es probable que tengan en común todos ellos es que a partir de estas edades existe una filosofía o una manera de vivir la vida en pareja de otra manera , que no tiene que pasar necesariamente ni por la convivencia, ni por compartir gastos . Desean conservar su economía, sus cosas, su patrimonio... pero también quieren compartir momentos y experiencias con su pareja (viajar juntos, disfrutar del ocio, hablar, amarse...). Consideran a esa persona su compañero de vida , pero prefieren no vivir en la misma casa en el día a día. La clave del éxito para este tipo de parejas es que ambos tengan claro que no quieren convivir juntos.

Antes ha hecho referencia a lo socialmente aceptado y a la presión social para ser una pareja tradicional. ¿Socialmente no se considera una relación seria?

Hay algo que se llama envidia y que está en el trasfondo de todo esto. La gente tiene tendencia a hacer caminar por la vía de lo correcto a todo el mundo. Recuerdo cuando hace años iba a las bodas de mis amigas y allí no paraban de decirme lo maravilloso que era casarse y tener hijos. Sin embargo, cuando hablabas con esas personas a corazón abierto te confesaban que casarse era un trauma horrible y que tener hijos no era tan bonito como lo pintaban porque cuando los niños llegaban a la adolescencia se convertían en personas que no tenían nada que ver con ellos. Pero con esto, que puede parecer extremo, lo que en realidad quiero decir es que a veces se pretende que vivas esa experiencia que ellos han vivido, con sus cosas buenas y con sus cosas malas, y que no seas diferente.

¿Se castiga al diferente?

Soy una firme defensora de las personas que son diferentes de los demás . Creo que uno tiene que reafirmarse y nadie puede dirigir su vida. Si uno decide junto a tu pareja que ese es el tipo de relación que les funciona, ya puede ser abierta, con o sin convivencia, con alguien de distinto sexo o del mismo, que lo único importante es que ambos estén de acuerdo. No hay que vivir todo el día pendiente de la aceptación de los demás.

Además de la aceptación de ambos, ¿Qué requisitos deben cumplirse para que una pareja LAT funcione?

Tener la misma mentalidad puede facilitar las cosas, pero también la seguridad y la confianza en uno mismo y en el otro. ¿Por qué? Pues porque si se tiene una personalidad controladora o si uno de ellos es celoso o celosa, o incluso si se ha vivido previamente una traición o un engaño, es difícil que esa persona se plantee seguir una fórmula de estas características.

También puede ayudar a que funcione el hecho de que cada uno de ellos tenga una parcela profesional en la que se muevan bien, que les guste y que les permita sentirse realizados. Es cierto que eso no es algo imprescindible, pero resulta más fácil que si sucede que uno de ellos tenga que pasar todo el día en casa, sin ocupación. Y también puede influir el hecho de tener un círculo social de amistades y de familia que respeten esa forma de vivir en pareja y que no la censuren ni la cuestionen.

En definitiva, ser una pareja LAT es algo que tiene que conectar con la persona y con su momento vital, pues no tiene por qué ser algo inamovible y definitivo. Con una persona se puede funcionar bien como pareja LAT y luego perfectamente se puede enamorar de otra con la que le apetezca convivir.

Por la experiencia con el testimonio de sus pacientes, ¿Qué es lo mejor de ser una pareja LAT?

Se ahorran el desgaste de la convivencia . Y esto es algo que detallan en profundidad, con ejemplos muy claros y concretos, muchas de las personas que ya han convivido alguna vez y que después optan por esta fórmula.

La cuestión es que es aunque algunas personas pueden ser totalmente compatibles a nivel de pareja, después se puede complicar la puesta en escena dentro del domicilio. Se pueden querer con locura y no ser capaces de convivir juntos, pues no coinciden en conceptos como el orden, las dinámicas de convivencia, las tareas, las costumbres, los horarios...

Otras ventajas que refieren los que lo han probado es que conservan su privacidad , su forma de llevar la casa y su economía. Y esto último es importante pues en muchas ocasiones el hecho de vivir de forma separada implica tener economías completamente separadas. Eso hace que dividan gastos cuando van de viaje, cuando salen a cenar o cuando van al cine. Cada uno se paga lo suyo y se tiene la conciencia muy clara de lo que es de uno y de lo que es del otro.

¿Y qué es lo que peor se lleva o qué se puede echar de menos como pareja LAT?

Hay personas que necesitan mucho el contacto físico , el afecto , la presencia ... Son personas que, de forma natural, son más mimosas, más cariñosas... Echan de menos ese cariño inmediato, esa presencia natural, espontánea e inmediata que implica la convivencia porque con esta fórmula «a distancia» la inmediatez en el contacto es algo que se pierde, con todas las consecuencias. Algunas personas disfrutan mucho de poder acercarse a su pareja en cualquier momento, hablarle al oído y hacerle un cariño o llevarle una taza de té o compartir una confidencia o una ocurrencia. Esa parte, que para algunas personas no tiene por qué ser vital, sí puede serlo para otras. Y es algo normal porque esa complicidad genera vínculos valiosos.

La convivencia tiene partes muy malas, pero si la pareja es compatible y se regulan esos pequeños desencuentros o desencajes que son consustanciales a la vida en común, la convivencia puede crear conexión y un pegamento de pareja que también es bueno.

Una llamada que no se contesta, un WhatsApp no leído, una cancelación de cita... ¿Puede el hecho de ser una pareja LAT generar conflictos extra relacionados con la comunicación?

No lo creo. Creo que este tipo de parejas han de crear unos códigos de comunicación aceptados por ambos y adaptados a las circunstancias de no vivir juntos. Aceptarlos forma parte de la madurez personal.

¿Es una tendencia cada vez más frecuente el hecho de ser una pareja LAT?

Creo que sí lo es en el colectivo del que hemos hablado, más adulto o más senior , digamos. La explicación está en que hace 30 años pocas personas se planteaban tener una pareja nueva si se quedaban solos con 50, 60 o 70 años, pero ahora sí lo hacen, incluso con más edad.

El punto de vista es diferente sobre lo que se ha vivido y sobre lo que queda por vivir. Pero es cierto que hoy en día a las «parejas LAT» tampoco les apetece dar demasiadas explicaciones sobre lo que son o sobre el tipo de relación que llevan. Pero tengo la sensación de que cuando se pase un poco ese estigma o esa presión social, habrá más gente que apueste por esta fórmula.

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