«Antes de dejarnos llevar, tenemos que decidir si de verdad queremos enamorarnos»

Y es que el amor no significa que dejes de ser tú mismo. Así lo muestra Celia Betrián, psicóloga especializada en terapia de parejas y sexología, en su libro ' Ama sin dejar de quererte ' (Grijalbo). En él ayuda a detectar este tipo de relaciones y a alejarte de ellas, consiguiendo un amor sano sin renunciar a tu estabilidad emocional y a quién eres.

¿Qué debemos tener en cuenta antes de iniciar una relación?

Lo primero es saber qué pensamos sobre el amor y cuál es la visión que tenemos de él, pues el haberlo vivido desde una perspectiva dañina o muy arraigada a los mitos del amor romántico puede hacer que no veamos que la relación en la que nos vamos a adentrar no es realmente la que nos gustaría.

Antes de entrar en una relación también tendríamos que haber trabajado un mínimo en nosotros mismos, en nuestra autoestima. De esta forma podremos priorizarnos y expresar nuestras necesidades y deseos y darnos el lugar que nos pertenece, ya que a veces desarrollamos unos vínculos que no nos satisfacen y nos ponemos en último lugar. Y ahí es donde empiezan los problemas de dependencia emocional o la dificultad para dejar a esa persona.

¿Podemos empezar una relación si no tenemos autoestima y no nos queremos?

Sí, porque en muchas ocasiones nos encontramos con personas maravillosas. Por lo que se puede empezar este proceso de amor propio estando con alguien que nos hace sentir bien y seguros y nos ayuda a fomentar esta parte. Pero sí es cierto que con una baja autoestima tenemos más probabilidades de no elegir bien a nuestra pareja y corremos el riesgo de sufrir más, de dudar constantemente de la veracidad de ese amor y de tomar una decisión más por necesidad que por elección.

¿Por qué es tan importante la independencia afectiva y por qué nos cuesta conseguirla?

Es importante porque nos permite establecer vínculos seguros y relacionarnos con los demás desde una posición de estabilidad. Muchas veces esto es difícil, pues nos han enseñado a normalizar el sufrimento en una relación y el perder quienes somos, nuestra identidad. Pero se puede elegir no estar con una persona a pesar de amarla si hay otras cosas que no van bien en la relación, igual que se puede estar en una relación sin perder tu identidad.

Hay veces en las que una persona no satisface nuestras necesidades pero seguimos a su lado. ¿A qué se debe esto?

Aquí entra en juego la esperanza de cambio, el esperar un futuro incierto en el que piensas que todo el esfuerzo que estás poniendo hoy va a tener sus frutos. Así se cae en autoengaños y justificaciones, creyendo que todo lo que haces va a repercutir en el cambio del otro y que todo va a ir bien. Sin embargo, siempre digo que si en el presente estás sufriendo, de nada sirve esperar un futuro incierto.

Además, desde una baja autoestima o una dependencia emocional se nos hace imposible dejar a esa persona, pues creemos que sin ella no vamos a ser nada o va a ser todo muy complicado.

Qué no es amor.

El tener que mendigar necesidades emocionales básicas, es decir, el que te escuchen, te apoyen, te respeten, te cuiden... Nos hemos acostumbrado a que tenemos que luchar por estas cosas, que debemos esforzarnos para que la otra persona satisfaga estas necesidades. Pero para establecer unos buenos pilares en la relación, esto ya tendría que estar presente desde el inicio, y si no es así y la otra persona se tiene que esforzar tanto para conseguirlo, recomiendo no estar en una relación así.

¿Por qué las relaciones tóxicas atraen?

Puede ser por haberlo vivido en el entorno familiar o porque tenemos una visión del amor muy dañina. Al final nos cuesta entender a nivel racional que esto no nos ayuda, que no es lo que queremos y no es lo mejor para nuestra salud mental. Además, el dejarnos llevar por las emociones también genera ese enganche. Por ello, tenemos que salir de la zona de confort, de esa comodidad y dirigirnos hacia una relación que atraiga lo bueno y lo sano.

¿Podemos cambiar nuestra manera de relacionarnos?

Por supuesto, pero requiere bastante autoconocimiento y desaprender para aprender. Debemos entender de dónde procede esta visión que tenemos sobre el amor para poder establecer unos nuevo patrones donde tengamos conductas que nos ayuden a vincularnos afectivamente de manera sana y segura.

Amar desde la razón. ¿Es posible?

Sí, y tendríamos que practicarlo más a menudo. Cuando se inicia un acercamiento, la atracción física es primordial, pero cuando empezamos a conocer a alguien tenemos que anteponer la cabeza y pensar si de verdad es eso lo que queremos, si se ajustan sus objetivos personales con los nuestros, si compartimos valores, cómo nos hace sentir... Por lo que antes de dejarnos llevar, tenemos que poner a trabajar la cabeza y decidir si de verdad queremos enamorarnos.

Amar no lo es todo.

Amar es un sentimiento que es muy fuerte e intenso, pero dentro de ese vínculo que se crea entre dos personas hay otros pilares que son necesarios en una relación para que esta funcione: objetivos en común, cómo me siento cuando estoy con esta persona, ¿mis necesidades emocionales están satisfechas?, ¿siento que puedo ser yo?, ¿mis valores están siendo respetados? Por tanto, cuando en una relación hay mucho amor, pero desafortunadamente alguno de estos pilares no está presente, el amor no puede con todo. Antes va nuestra identidad, la salud mental, nuestras decisiones y el respeto. Y ahí el amor no tiene nada que hacer.

¿Cómo crear vínculos sanos y seguros?

Trabajando mucho en nosotros, entendiendo en todo momento qué es lo que buscamos, con qué nos sentimos cómodos, seguros y sanos en una relación y en cualquier vínculo. De esta forma podremos transmitirle a la otra persona cómo queremos ser tratadas y estableceremos un vínculo desde una perspectiva sana y segura, donde nosotros nos estemos cuidando en primer lugar.