La psiquiatra Marián Rojas Estapé explica cómo tratar a esas personas que nos hacen sentir mal: «Pueden enfermar tu...»
Esta médica explica que cuando esos individuos tienen la capacidad de ponernos en modo alerta muchas veces, ese modo nos intoxica de cortisol
¿Vivimos en una sociedad que promueve las enfermedades mentales o es que somos más conscientes de ellas?
Marian Rojas Estapé
Marian Rojas Estapé, psiquiatra licenciada en la Universidad de Navarra y escritora, explica en YouTube cómo manejar situaciones en las que nos encontramos con personas que nos perjudican en nuestro día a día. Pone como ejemplo el caso de una amiga suya que ... es madre de familia numerosa y tiene poco tiempo para encargarse de todas las tareas domésticas a la perfección. Pero su madre cada vez que la visita lo juzga todo. Critica la limpieza, la ropa, los niños, lo mal que comen sus hijos, que es mala madre.
Su amiga llega al punto de estar en modo alerta, esperando la frase negativa. «¿Significa que tu madre es tóxica? No, significa que a veces tenemos que distanciarnos, a veces tenemos que poner límites y a veces tenemos que perdonar. No siempre es fácil. Es decir, hay personas a lo largo de la vida que nos fallan. Uno es lo que sucedió, lo segundo es cómo yo me narro lo que sucedió y lo tercero es cuánto me influye a día de hoy«, afirma.
Estapé explica que cuando esas personas tienen la capacidad de ponernos en modo alerta muchas veces, ese modo nos intoxica de cortisol. «Eso tiene la capacidad de enfermarme a nivel físico, psicológico y de conducta. Cuando yo vivo en modo alerta constante por personas en mi entorno activan esa toxicidad, mi sistema inmune se deteriora, tiendo más a enfermarme, esa intoxicación de cortisol me inflama. Eso tiene la capacidad de influir en tiroides, paratiroides, en el eje intestino-cerebro«, señala.
Estapé se pregunta si puede una suegra afectar mi intestino-cerebro. «Puede, puede. ¿Por qué? Porque vivir constantemente en modo alerta activa, por ejemplo, la microbiota y puede deteriorar o enfermar mi microbiota, ese conjunto de microorganismos que pueblan el aparato intestinal...El problema es que a veces damos por hecho que es normal vivir con esa toxicidad en el entorno«, afirma.
Recomienda ser prudente con esas personas, porque a esa persona un día, en un momento de debilidad, le cuentas tu secreto, y en un día malo esa persona aprovecha esa información y te hace mucho daño con ella. Lo siguiente es intentar poner límites si se puede.
«Hay veces que no puedo porque es gente que vive en mi núcleo. Ahí yo tengo que aprender poco a poco a gestionar, que no me afecte tanto. Una de las cosas que yo suelo recomendar es saber cómo llego a esas personas emocionalmente. Si esa madre que visita a su hija llega a las ocho de la tarde no es lo mismo cómo gestionamos a esas personas a las diez de la mañana, cuando estamos fuertes«, apunta. Elige el mejor momento para lidiar con esas personas y en último término toma distancia.
Tomarnos nuestro tiempo
Hoy en día, Estapé destaca que nos cuesta parar y reflexionar y tomar decisiones con pausa. Nos cuesta concentrarnos en las cosas, en una novela, en un libro. Esto se pone en evidencia con la intoxicación de cortisol, que es la hormona del estrés. «Se activa cuando está en juego mi supervivencia económica, profesional, social o afectiva está en juego», establece Estapé.
Y si la gente que más quiero está en modo alerta, también sufró ese modo alerta. Lo siguiente es que mi mente y mi cuerpo no distinguen una amenaza real de una imaginaria. «Es decir, ante algo físico real que me sucede o ante algo imaginario, se activa el mismo mecanismo, esa intoxicación o esa subida o esa activación de este neurotransmisor. Una sociedad intoxicada de cortisol por miedo, por soledad, por modo alerta mantenido, bloquea la corteza prefrontal», señala.
Detalla que es necesario entender cómo ha sucedido y se empiece a poner remedio a ello. «Mi cuerpo está constantemente buscando el equilibrio. Es decir, mi cuerpo busca la homeostasis, que yo no esté disparado en ningún parámetro en ningún momento. Es decir, mi cuerpo constantemente intenta, a su manera, ir regulando los cambios para alcanzar ese equilibrio. Pero estamos en constante cambio. Por eso esos mecanismos reguladores son tan importantes», afirma.
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