Qué es la terapia de aceptación y compromiso y quiénes deberían apuntarse
Apuntarse a estas sesiones ayuda, entre otras cosas, a aceptar que los pensamientos y emociones son una respuesta adecuada a determinadas situaciones
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Iniciar sesiónQué complicado resulta a veces entender los pensamientos y emociones que tenemos. Aceptarlos nos allana el camino hacia una vida sin tanto sobresalto ni idas y venidas de sentimientos y, para ello, la ayuda de un profesional suele ser la solución cuando nos sentimos ... desbordados en este sentido.
La llamada terapia de aceptación y compromiso es un tipo de psicoterapia que ayuda a superar los pensamientos y sentimientos negativos de una manera significativa. Tal como indica Silvia María Campos, jefa de estudios del Grado en Psicología y Estudios de Máster en Psicología General Sanitaria en la Universidad Alfonso X el Sabio, esta terapia incluye un grupo de técnicas terapéuticas que se engloban dentro de las Terapias de tercera generación. «Suponen un cambio importante respecto a otro tipo de terapias porque en lugar de intentar cambiar las emociones desagradables o los pensamientos negativos e irracionales del paciente, se centra en ayudarle a aceptarlos», cuenta.
Los estudios demuestran que este tipo de terapia es mejor para adolescentes y adultos, aunque cualquier persona puede apuntarse a estas sesiones. Que los niños no se incluyan tiene una explicación: se necesita utilizar el pensamiento abstracto, es decir, comprender cosas o ideas que no son objetos o experiencias físicas, por lo que puede resultar difícil de comprender para ellos.
Estas terapias están centradas principalmente en pacientes que han fracasado al intentar controlar o evitar experiencias internas (pensamientos, sentimientos) que en realidad son incontrolables.
Qué son las terapias de aceptación
Consisten en un enfoque terapéutico centrado en entender que el dolor psicológico es una parte inherente a la vida y que tratar de evitar ese sufrimiento suele aumentar su intensidad. Indica Silvia María Campos que en lugar de eliminar ese dolor, «enseña al paciente a fomentar una relación más sana con el sufrimiento y a vivir con él de una manera más adaptativa». Asimismo, ayudan al paciente a conocerse mejor, analizando sus creencias y valores y cómo éstos influyen en su comportamiento.
El objetivo es la aceptación de pensamientos, emociones y sensaciones desagradables sin tratar de modificarlos y el compromiso de actuar de manera coherente con sus valores, afrontando el problema en lugar de evitarlo. «Combina por tanto el aprender a aceptar lo que está fuera de nuestro control con el compromiso de realizar acciones que enriquezcan nuestras vidas», indica. Ello favorece la adaptación a situaciones vitales complicadas.
Es normal tener pensamientos y emociones negativas y eso no nos convierte en malas personas. A veces, el cerebro está programado para pasar más tiempo reflexionando sobre pensamientos negativos que superándolos, y esto puede afectar la salud física y mental, el desempeño laboral, la vida social...
Apuntarse a estas sesiones ayuda a aceptar que los pensamientos y emociones son una respuesta adecuada a determinadas situaciones. Implica también comprometerse a realizar cambios. Durante la terapia de aceptación y compromiso, aprendes a reconocer que tus emociones son parte de la experiencia humana. Practicarás diferentes formas de pensar para ayudarte a alcanzar tus objetivos individualizados.
Los trastornos que se tratan
Esta terapia se aplica en distintos trastornos emocionales como trastornos de ansiedad, estrés postraumático, en trastornos afectivos (depresión, procesos de duelo, etc.) o enfermedades crónicas. Asimismo, resulta útil en trastornos que requieren un fuerte compromiso del paciente para realizar un cambio de conducta como ocurre en el caso de las adicciones, problemas de peso o desarrollo profesional.
Existen distintas técnicas relacionadas con este tipo de terapia como son la defusión cognitiva (aprender a etiquetar los pensamientos como tales, es decir, entender que por pensar una cosa no significa que lo que pienso sea real), el mindfulness (poner el foco de atención en el momento presente, en el aquí y ahora, en lugar de preocuparse por el pasado o el futuro) o ejercicios de imaginación y metáforas (para ayudar al paciente a entender de manera práctica a través de ejemplos e historias cuál es el objetivo de la terapia).
Los pacientes experimentan una mejora muy significativa en el nivel de satisfacción vital ya que ayuda a reducir la ansiedad y a tomar de decisiones más ajustadas a los valores personales. Ello influye también muy positivamente en sus relaciones interpersonales y en su capacidad de adaptarse a situaciones adversas.
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