Estas son las técnicas para controlar el estrés y reducir la ansiedad

El estrés, explicado por la psicóloga y CEO de Psique Cambio Beatriz Gil, «es una reacción natural y necesaria del cuerpo ante situaciones de peligro o presión». Como ya sabemos, este se puede desencadenar por eventos específicos o circunstancias, conocidos como estresores, que pueden ser positivos, como un nuevo trabajo, una nueva relación o un nuevo logro alcanzado, o negativos, como una enfermedad, un fallecimiento o una ruptura. Es decir, el estrés no solo está relacionado con acontecimientos malos de nuestra vida, también con los que consideramos buenos.

Alvar Ocano, gerente médico de Aegon, comenta que el estrés es uno de los principales factores de riesgo relacionado con importantes alteraciones de la salud. Afecta a nuestro cuerpo de muchísimas formas y aunque no todos los daños derivados son graves, es necesario controlarlos.

De hecho, según los resultados del VI Estudio de Salud y Vida de Aegon, el efecto negativo del estrés sobre la percepción de la salud es claro: el 87,9% de la muestra cree que el estrés perjudica la salud. Los españoles afirman que el estrés se manifiesta principalmente con síntomas psicológicos que prevalecen en más de la mitad de la muestra (50,7%).

Por otro lado, se encuentran los problemas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular o problemas digestivos que, aunque en menor medida, también afectan a un 27,9% del total. Al mismo tiempo, el estrés tiene también un efecto negativo sobre la propia percepción del bienestar emocional, el grado de satisfacción y el nivel de felicidad que se siente. Es decir, quienes han sufrido estrés durante el último mes o año, evalúan peor estos tres indicadores.

«Tras el desarrollo de la nueva edición del estudio, hemos comprobado que hay bastantes motivos y muy diversos que originan este problema y que cualquier perfil es susceptible de sufrirlo en algún momento de su vida. En primer lugar, se encuentran los problemas económicos como desencadenante principal (39,3%), dato que, por cierto, sube considerablemente respecto al año anterior (2022) dónde se situaba en un 25,9%», expone el experto de Aegon.

Por detrás y no con mucha diferencia respecto a este dato, están las distintas dificultades que nos podemos encontrar en el día a día en el ámbito laboral (38,2%) seguido de un aspecto mucho más personal como es la tensión que se puede vivir con los propios familiares o amigos (36,7%). Esta última variable también asciende 6 puntos porcentuales respecto al ejercicio anterior (2022).

Por tanto, los síntomas del estrés pueden variar y pueden incluir dolor de cabeza, problemas de sueño, dificultades de concentración, irritabilidad y cambios en el apetito. Generalmente, estos síntomas desaparecen una vez que se resuelve la situación estresante.

Hay protocolos que podemos implementar en nuestro día a día para disminuir esta sensación de estrés. De hecho, ya son muchas las personas que, según el estudio, han tomado conciencia del problema y han buscado soluciones al respecto.

Siguiendo con el estudio, casi una de cada dos personas (49,4%) confirma que ha decidido adoptar medidas, dato muy positivo ya que se ha incrementado en 11,7 puntos porcentuales respecto al año anterior. Cambiar la rutina y ciertos hábitos es la decisión prioritaria para un 48,9% que creen que esto les ayudará a encontrar el bienestar que tanto desean. Compartir actividades que te hacen sentir bien con otras personas afines a ti es una de las grandes recomendaciones de los profesionales de salud, por eso, tener más actividades de ocio o sociales es la elección para un 37,8% del total. También, leer libros de autoayuda o meditar para un 33,5%.

Para manejar el estrés y la ansiedad es esencial cuidar de nuestra salud mental tanto como de nuestra salud física. «Puedes intentar técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio periódico, y buscar apoyo. Si los síntomas persisten, es importante buscar ayuda profesional», aconseja la experta.

El estrés y la ansiedad son parte de la experiencia humana, y es normal que las experimentes en el día a día, pero es crucial reconocer las diferencias entre ambos para poder manejarlos de manera efectiva. «Si bien ambos pueden presentar síntomas similares, se diferencian en su origen y duración», aclara la psicóloga Beatriz Gil. El estrés es una «respuesta natural y temporal a un desafío o amenaza, mientras que la ansiedad es una preocupación constante y prolongada que puede persistir incluso cuando no hay una amenaza directa. Ambos requieren atención y tratamiento».

Alvar Ocano concluye destacando que casi un 30% de personas «toma alguna medicación para gestionar esos focos problemáticos que desencadenan estos estados» y casi un 20% pide ayuda a profesionales de la psicología para afrontar este problema que ya se ha convertido en una de las grandes epidemias mundiales.