¿Sientes que estás rodeado de idiotas? Cuatro tipos de personalidades que ayudan a entender a los demás
El especialista en interpretación de patrones de comportamiento y análisis de la personalidad, Thomas Erikson, aporta en su última obra un sistema basado en colores que ofrece pautas para adaptarse a los estilos comunicativos de los que nos rodean
Y además: así construimos nuestra primera impresión sobre alguien

¿Por qué algunos ambientes laborales pueden resultar frustrantes, asfixiantes e insoportables mientras que otros aportan un espacio seguro, estimulante y motivador para quienes trabajan en ellos? La respuesta está en las interacciones y en las dinámicas de grupo que hacen que algunas personas ... se sientan incomprendidas, infravaloradas o incluso ninguneadas. Y esa perspectiva de sentirse rodeados de personas con las que resulta imposible comunicarse fue lo que llevó al experto en comportamiento Thomas Erikson a crear un sistema de clasificación sencillo y efectivo que permitiera describir las diferencias en los estilos de comunicación de cada persona. Es el llamado sistema DISC (acrónimo de dominio, influencia, estabilidad y cumplimiento, por las iniciales de esas palabras en inglés), que divide a las personas en cuatro tipos (representados por colores) en función de su comportamiento y también de cómo se ven a sí mismas en relación a su entorno. Así, los rojos serían dominantes y ambiciosos; los amarillos, espontáneos y optimistas; los verdes, pacientes y amables; y los azules, metódicos y precisos.
Cada color, por tanto, exhibe tendencias comunicativas, cualidades, estrategias y tipos de lenguaje corporal diferenciados que pueden reconocerse bien si se emplean los recursos que aporta en su libro 'Rodeados de idiotas' (Planeta). ¿El objetivo? Reducir el estrés en nosotros y en los que nos rodean entendiendo a los demás y a nosotros mismos adaptándonos a las necesidades y a las características de los cuatro patrones. La teoría parece sencilla pero, ¿y la práctica? Conozcamos los entresijos de este sistema de la mano del propio Erikson..
A menudo creemos que la diferencia cultural, social, de edad o incluso de género es lo que nos lleva a la falta de entendimiento con otros. Pero, ¿se pueden salvar esas diferencias con su sistema?
Si, totalmente. De hecho el objetivo de escribir este libro entender las diferencias para relacionarnos mejor con los demás. Es cierto que algunas personas insisten en marcar esa disparidad en función de la edad o del género, pero creo que a nivel individual no somos tan diferentes y que generalizar por edad o por género, por ejemplo, no ayuda a entenderse sino que genera estereotipos. Lo más útil es entender las personalidades y los comportamientos, independientemente de la posición social, el puesto laboral, la edad, la cultura, el género....
¿En qué debemos fijarnos especialmente de una persona para averiguar cuál es su personalidad o color dominante?
Lo primero es entender las características de cada color. Por ejemplo, el rojo es competitivo, dominante, impaciente... No pueden esconderse. Los amarillos siempre están hablando, muchas veces no escuchan...Si alguien es tranquilo y amable, posiblemente sea verde. Si ves a una cara de palo que parece analizarlo todo posiblemente sea azul. Aprender la base de cada personalidad es fundamental y por eso el libro empieza con ello.
Claves de cada color
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Rojo: enérgico, resolutivo, pionero, innovador, directo, decidido, intenso, convincente, impaciente, ambicioso, controlador, de carácter fuerte, competitivo, orientado a objetivos y resultados, veloz e independiente.
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Amarillo: Hablador, comunicativo, persuasivo, creativo, expresivo, entusiasta, optimista, espontáneo, sociable, de trato fácil, empático, encantador, estimulante, sensible, necesitado de atención, flexible y abierto.
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Verde: Paciente, tranquilo, estable, reservado, prudente, fiable, leal, modesto, productivo, persistente, reflexivo, comprensivo, amigable, buen oyente, servicial, considerado y amable.
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Azul: Sistemático, objetivo, estructurado, analítico, perfeccionista, metódico, lógico, reflexivo, distante, reservado, cauteloso, correcto, convencional, cumplidor de reglas, se toma su tiempo, inquisitivo, orientado a la calidad.
Estas son algunas claves de la personalidad de cada color sobre las que doy más detalles en el libro. Lo escribí para entender a otras personas y a mí mismo porque si nos conocemos y conocemos a los demás podemos trabajar con ello y adaptarnos a cada situación.
Una vez que contamos con ese conocimiento puede surgir esta duda: ¿son más o menos compatibles cada tipo de personalidad?
Sí, sin duda. Las relaciones fáciles son las que se establecen entre las extrovertidas, como la combinación entre rojo y amarillo, o las que se mantienen entre las más introvertidas, verdes y azules. Pero si pones en un equipo a una persona mayoritariamente amarilla con otra azul habrá confrontación.

«Lo mejor a la hora de constituir un equipo es mezclar distintos tipos de personas. Es la única forma de conseguir una dinámica decente»
Thomas Erikson
Experto en comportamiento
Cuando se habla del amor suele haber una expresión habitual que hace referencia a que los polos opuestos se atraen, ¿funciona esta creencia popular en el sistema DISC?
Diría que sí, pues suele haber mucha verdad en los proverbios que se basan en la observación. Un ejemplo puede ser el caso de un introvertido que sea pareja de una extrovertida porque así parece que se completan. Y sí creo que, de alguna manera, lo opuesto a uno mismo puede resultar atractivo al principio. Pero a menudo que pasa el tiempo hay que ir más allá de la atracción o de la pasión, pues ambos han de compartir proyecto de vida. Y en ese caso lo más idóneo sería que hubiese una especia de yuxtaposición o correspondencia para que así las piezas encajen y la pareja dure. Una cosa es la atracción o la pasión y otra es una relación estable. Y aquí hay algo claro: no todos pueden vivir con todos.
¿Es habitual que aquellos que prueban este sistema acepten el color que les sale y que marca su personalidad?
Bueno, es curioso y depende de algo. En una cultura como la nuestra, y especialmente en el ámbito corporativo, se valora de forma positiva que alguien sea decidido o lanzado. Y eso puede hacer que algunas personas con tendencia verde quieran ser, por ejemplo, más rojas. Pero aunque algunas personas prefieran ser otra cosa o no se identifiquen del todo con su color (en este test gratuito es posible conocer cuál es nuestro color dominante) en realidad somos lo que somos. Un amarillo te dirá que no es cierto que le cueste escuchar a los demás, por ejemplo. Pero la clave está en que conozcas bien tus rasgos y que trabajes en aquello que no te guste para cambiarlo.
¿Y qué ventajas tiene cambiarlo?
Menos conflicto, menos malentendidos, menos pérdidas de tiempo en tonterías que no llevan a ninguna parte, menos estrés y menos problemas para conciliar el sueño. Si una persona está siempre en conflicto, estará siempre estresado y correrá el riesgo de enfermar más a menudo, pero además tendrá un peor rendimiento y también su vida personal y familiar se verá afectada de forma negativa.
¿Cuál sería la combinación perfecta en un equipo de trabajo?
Ningún grupo debería estar formado solo por individuos de un mismo tipo. La diversidad es la única vía posible. Lo mejor a la hora de constituir un equipo es mezclar distintas personalidades. Es la única forma de conseguir una dinámica decente.
En un mundo perfecto, tendríamos el mismo número de personas de cada color. El amarillo tiene una idea, el rojo toma la decisión, el verde hace todo el trabajo y el azul lo evalúa y se asegura de que el resultado sea inmejorable.
¿Qué puede ayudar a liberar estrés a cada color?
Una persona mayoritariamente roja se estresa de que todo el mundo vaya despacio y se alterará. Algo que les puede ayudar es una actividad física intensa o la práctica de algún deporte. Para que una persona amarilla pueda liberar ese estrés tiene que pasarlo bien, bailar, irse de fiesta, divertirse, soltar tensiones hablando con otras personas. Sin embargo, una persona verde necesita calma, estar en casa, leer, tomarse un té o relacionarse con una o dos personas de su confianza, no con un grupo. A los azules se les puede dar una tarea como por ejemplo un libro que no sea ficción y que tenga muchos datos para que en un par de semanas aporten su análisis sobre lo que han leído.
Y con esto me refiero más bien a las personas con mayoría de un color, porque también habría que atender a los matices de las combinaciones de colores.
Pero entonces, ¿no hay personas a las que les representa un solo color?
Hay pocos puros. De acuerdo con la teoría DISC apenas un 5% de las personas tienen un solo color, es algo raro. Pero mira, en mi caso lo tengo cerca porque mi mujer es puramente roja, no le sale ningún otro color más. Pero eso no significa que no ella, en su día a día, no pueda actuar en algún momento como un amarillo o un verde o incluso como un azul (aunque eso le resulta mucho más difícil). Lo que quiero decir con esto es que todos tenemos la capacidad de comportarnos como cualquier otro color distinto al que somos. Para eso está la inteligencia, claro. Eso sí, de forma orgánica o natural el 80% de las personas somos una combinación de dos colores y nunca en la misma proporción.
¿Cuánto tiempo necesita para identificar el color dominante de una persona?
Cinco segundos. Pero eso se debe a que es algo que llevo haciendo desde hace 25 años.
Entonces, ya sabrá cuál es mi color, ¿no?
Sí, por supuesto... (sonríe).
Y usted, ¿qué combinación de colores es? ¿Tal vez azul y verde?
Bueno, has acertado uno. Soy una combinación de azul y rojo y en realidad tengo mucho más de azul, pues soy una persona orientada a lo sistemático y a las tareas. No tengo apenas verde, lo siento. Pero, tal como comentaba, lo que sí puedo hacer esa actuar como tal, adaptarme y respetar a las personas que tengo delante. Hay que olvidarse de sí mismo y hacer de espejo de la otra persona. No se trata de manipular o engañar a nadie, se trata de lograr que se sientan bien. Quizá hayas escuchado esta deliciosa frase de Maya Angelou: «La gente no recordará lo que les dijiste, pero sí que se acordaran de cómo hiciste que se sintieran». Esa es la clave de todo.
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