«Yo soy así y así seguiré»: qué pasa cuando alguien se niega a adaptarse a las circunstancias

Apegarse a creencias irracionales puede suponer un perjuicio psicológico que desencadene trastornos adaptativos, ansiedad, aislamiento o baja autoestima

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La falta de flexibilidad cognitiva provoca trastornos adaptativos. adobe stock

Tal vez al leer el titular le haya venido a la mente A quién le importa', esa canción de Alaska que popularizó esta frase o quizá haya recordado la última vez que se lo escuchó decir a alguien en su entorno. Lo cierto es que ... esta sentencia suele ser una fórmula recurrente a la hora de mostrar a los demás (o incluso al contexto) que son ellos, y no nosotros, los que deben adaptarse a nuestra personalidad en situaciones que pueden ser conflictivas o demandantes. Sin embargo, tal como revela la psicóloga Irene Ampuero, de Instituto Cláritas, este tipo de afirmaciones son en realidad «pensamientos irracionales», es decir, según explica, se trata de creencias que nos atan a un modo de pensar que, aunque en ocasiones no tienen por qué dar lugar a consecuencias graves, no son soluciones prácticas para la mayoría de las circunstancias. «Está demostrado que, incluso teniendo en cuenta nuestro carácter y temperamento de base, podemos cambiar dinámicas con los demás y con nosotros mismos, así como aumentar nuestras estrategias físicas y psicológicas para adaptarnos a situaciones nuevas a través de la apertura mental y el aprendizaje», argumenta.

No en vano la experta asegura que apegarse a este tipo de creencias irracionales tiene consecuencias, pues pueden suponer un perjuicio psicológico que desencadene trastornos adaptativos, ansiedad, síntomas depresivos, problemas de pareja, carencia de habilidades sociales, aislamiento y baja autoestima.

Esto se puede además ver reflejado en situaciones de la vida cotidiana tanto desde el punto de vista social, como laboral y personal, como aclara la experta de Instituto Cláritas. Por un lado, el hecho de no estar dispuestos a vivir situaciones que se salgan de nuestra zona de confort puede limitar las experiencias vitales (no se acude a eventos, se entablan nuevas relaciones personales, no hay nuevos aprendizajes, no se prueban nuevos hobbies...). Y por otro puede dar lugar incluso a conflictos en pareja. «La mayoría de las consultas de terapia de pareja se originan por la dificultad para negociar asuntos que afecten a la relación. Pero para llegar a un punto en común es esencial la capacidad de negociación y para ello es necesario ser flexible pues, de lo contrario, la pareja puede quedar estancada en un problema sin encontrar solución», revela Ampuero.

En el ámbito laboral pueden también surgir situaciones complejas que requieran una resolución práctica y eso a veces exige una gran adaptabilidad. Si no somos flexibles, por tanto, puede generarse un malestar psicológico significativo que lleve a tener malas relaciones con los compañeros, a la desvalorización personal o a la dificultad para alcanzar los objetivos que nos marquemos.

Así es la personalidad rígida

Algunas personas viven sistemáticamente con esa filosofía de vida del «yo soy así y así seguiré» y eso hace que esa creencia irracional esté presente en todos sus contextos. En líneas generales, según apunta la psicóloga, estas son algunas de las características comunes que definen a este tipo de personas:

- Gran dificultad para adaptarse a los cambios.

- Pensamientos 'blanco o negro' en los que no se captan los matices.

- Gran necesidad de control, de modo que se sienten ansiosos si las cosas no salen como habían planeado.

- Resistencia a nuevas ideas que les lleva a tener frecuentes conflictos en espacios sociales de debate.

- Impermeabilidad al aprendizaje, que hace que les cueste cambiar de perspectiva. A pesar de haber experimentado errores o haber vivido posibilidades distintas, siguen repitiendo los mismos patrones.

La psicóloga apunta, sin embargo, que es importante matizar que estas características relacionadas con la rigidez cognitiva se manifiestan de una forma u otra en cada persona y en mayor o menor grado por lo que para que esa persona adquiera una mayor flexibilidad cognitiva habría que hacer una evaluación y una terapia individual en la que se tengan en cuenta sus características, sus dificultades y las consecuencias.

Qué puede haber detrás de la rigidez

A pesar de que este tipo de creencias a a largo plazo suelen llevar a la persona a sufrir un gran malestar lo cierto es que, según apunta la experta, es probable que siga acudiendo a ellas porque eso le resulte útil de alguna manera. Sin embargo, a la hora de valorar las razones que podría haber detrás de este comportamiento rígido la psicóloga señala algunas de las que suelen ser más habituales en consulta, si bien matiza que cada caso es único y que no existe un motivo común para todos.

Algunas de las causas que llevan a mantener esta rigidez son:

- Miedo al fracaso que hace que las personas prefieran no cambiar por si eso les hace fracasar en algo.

- Su entorno se amolda y eso hace que esa persona se siga comportando de esa manera.

- Intentan mantener su identidad pues creen que su entorno les conoce así y pensar en un cambio les lleva a dudar de si le querrán de otra manera.

- Sensación de control, pues esa rigidez puede hacer que esa persona tenga un cierto control sobre su vida.

Por qué es positivo adaptarse a las circunstancias

La flexibilidad cognitiva proporciona, según revela Ampuero, una apertura mental hacia diversas posibilidades y percepciones que permite adaptarnos de manera más efectiva a cada situación. «Nos capacita para reaccionar adecuadamente ante cambios, evitando quedar atrapados en un único patrón de comportamiento», precisa.

A pesar de esta valoración positiva sobre la capacidad de adaptarse la psicóloga matiza que el hecho de buscar una adaptación constante también puede conducir a lo que se conoce como «disonancia cognitiva», es decir, a una discrepancia entre lo que somos y valoramos y lo que hacemos sólo por el hecho de adaptarnos.

Por tanto la clave estaría, según apunta, en una flexibilidad cognitiva que permita explorar nuevas perspectivas, conocerse en diversos contextos y abordar desafíos utilizando estrategias que nos saquen de nuestra zona de conforto pero que, eso sí, estén alineadas con nuestros valores.

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Sobre el autor Raquel Alcolea

Periodista y Máster en Marketing Digital. Tras dos décadas en diarios, emisoras y revistas, ahora estoy al frente de ABC Bienestar, donde escribo y hablo sobre temas que ayuden a vivir más y mejor.

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