Por qué necesitas unas vacaciones después de las vacaciones
La vuelta a la rutina puede dar lugar a la tormenta perfecta con tres niveles de estrés que a menudo se dan de forma simultánea simultánea: el físico, el mental y el emocional
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Iniciar sesiónLa sensación de no haber desconectado lo suficiente de las obligaciones laborales y las preocupaciones cotidianas o incluso el exceso de actividad durante los días de descanso pueden explicar esa desgana o fatiga que se vive en los días previos o en los primeros ... días de la vuelta al trabajo. Pero además, tal como explica la consultora Ana Isabel Hernández Vázquez, coach y experta en regulación de estrés en entornos corporativos, la clave de ese agotamiento o hastío reside en que con la vuelta a la rutina se da lo que podría llamarse una «tormenta perfecta» para el cuerpo y la mente pues incluye tres niveles de estrés que a menudo se dan de forma simultánea simultánea: el estrés físico, el estrés mental y el estrés emocional.
Así, la experta afirma que, por un lado, se suele sufrir un estrés físico que puede darse tanto por inactividad como por exceso de acción y estímulos pues pasamos de estar descansando o de estar disfrutando al máximo de una actividad física relacionada con ocio a volver a la rutina, a la residencia habitual y a los horarios de siempre casi de un día para otro. Y, por otro, es probable que se viva el estrés emocional que supone cambiar esos días de momentos compartidos con nuestros seres queridos (familia, pareja, amigos…) o incluso con nosotros mismos, por reuniones y encuentros laborales con los compañeros de trabajo.
También muchas personas se ven en la obligación de abordar el estrés mental que supone volver a lo de siempre, no solo al trabajo, sino a todo lo que conlleva el fin de las vacaciones: la vuelta al cole y la difícil conciliación de los días previos al arranque escolar (si se tienen hijos), retomar las tareas pendientes en el trabajo, renovar objetivos de cara al final del año...
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Tal como recuerda Hernández, a la mente no le gustan los cambios, en general, así que es probable y normal sentir nostalgia por las vacaciones y también es frecuente que a cualquier persona le cueste tiempo y esfuerzo recorrer este periodo de transición.
Por eso la experta explica que durante esta etapa conviene encontrar formas de incorporar a la rutina parte de esas experiencias y de ese bienestar que se consiguió durante los días de asueto para así poder encarar la receta final del año de la manera más agradable posible. Estas son algunas de las estrategias que pueden ayudar a hacer frente a los tres tipos de estrés que se viven durante el periodo de adaptación a la rutina y que la coach presenta en forma de decálogo.
1
Planificación y organización
Haz una lista de tareas pendientes y organiza tu semana. Tener un plan claro puede reducir la sensación de agobio en esas listas interminables. Es importante que dejes huecos para poder acoplar posibles imprevistos que puedan surgir.
Planifícate y organiza antes de volver al trabajo o a las responsabilidades habituales.
2
Haz un regreso gradual
Siempre que resulte posible considera la posibilidad de ir volviendo poco a poco en lugar de enfrentarte a una carga completa de trabajo de inmediato. Comienza con tareas menos intensas y ve aumentando progresivamente la carga.
3
Mantén recuerdos positivos
Conservar recuerdos positivos de las vacaciones te ayudará sin duda a mantener una mentalidad más positiva y recordarte los momentos de descanso. Pero, ¡ojo! Es importante que cada vez que rescates esos recuerdos, conectes con lo positivo de haber podido disfrutar de esos días, en vez de hacerlo desde la nostalgia.
4
Sé consciente de tus límites
Una vez que se vuelva a la rutina es importante establecer límites claros entre el trabajo y el tiempo personal y respetarlos. Eso ayudará a prevenir el agotamiento y a mantener un equilibrio saludable.
5
¡Muévete!
Mantener una rutina de ejercicio físico regular será una fuente de neurotransmisores positivos que liberarán tensiones físicas, emocionales y mentales. Busca una actividad con la que te sientas bien y hazla. Puedes comenzar con 30 minutos diarios de caminata rápida.
6
Cuida el descanso nocturno
Lleva las horas de sueño a rajatabla. Una buena disciplina de descanso nocturno es esencial para gestionar el estrés. Fija una hora límite para ir a la cama y procura dejar de utilizar dispositivos móviles y electrónicos al menos dos horas antes de ir a dormir. Recuerda que el tipo de luz que emiten esos aparatos interrumpe la generación de melatonina, tan necesaria para el inicio del ciclo de sueño.
7
Diseña nuevos propósitos
Empezar septiembre aprovechando la energía renovada que se ha obtenido durante las vacaciones puede ayudar a mantener el sentido de propósito y emoción en tu vida cotidiana.
8
Rodéate de personas con energía
Si sientes que la situación te supera, puedes compartirlo en tu círculo familiar o de amigos pues eso ayuda a aliviar la carga emocional. Es importante asegurarse, no obstante, de que las personas con las que compartas tu inquietud te ayuden a conectar con la emoción positiva y no con la nostalgia, pues si no es así, podría surtir el efecto contrario al que se busca.
9
Actúa sobre lo que tengas control
Puede ser que en estos días intentes abarcarlo todo o incluso es probable que te sientas responsable de cosas que sucedieron mientras estabas fuera. En este caso debes encarar la situación desde dos perspectivas: si lo que debes modificar depende de ti y está bajo tu control, toca arremangarse y afrontar la situación; pero si lo que ha sucedido o si aquello que no ha salido como se esperaba no depende de ti y no puedes cambiarlo porque está fuera de tu control, debes dejar de lado las resistencias y frustraciones que pueden causarte estrés emocional y mental, pues eso podría pasar factura también a nivel físico.
10
Enfoca tu atención
A nuestra mente le gusta viajar entre el pasado y el futuro pues al presente lo da por hecho y a menudo lo pasa por alto, como si no existiera. Por eso estamos en continuo ir y venir por los recuerdos del pasado o vivimos esa continua sensación de incertidumbre basándonos en lo que podría pasar en el futuro. Si enseñas a la mente a posarse en el momento presente, podrás desvanecer poco a poco ese ruido mental y emocional que producen esos pensamientos. Entrenar la atención para dirigirla de forma voluntaria permite ser una persona menos reactiva. Inicia este nuevo hábito en tu vida y recuerda lo que decía Séneca: «El pasado ya no existe y el futuro es incierto».
En definitiva, el hecho de que se hayan terminado las vacaciones no significa que no se vuelva a ver a las personas con las que se ha compartido ese disfrute o que ya no se tenga el tiempo necesario para practicar de vez en cuando esa afición con la que logramos desconectar en esos días. La idea es, como explica Fernández, atraer ese supuesto bienestar perdido a nuestra rutina diaria a través de estas propuestas y así lograr que el aterrizaje en la cotidianidad sea más llevadero.
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