Mentir a un psicólogo: las razones por las que se engaña en consulta
Psicología
Aunque no lo parezca, que un paciente mienta a su psicólogo es muy común
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Cuando acudimos a consulta con un psicólogo, es común sentirse vulnerable y expuesto, especialmente si estamos compartiendo información personal o dolorosa. La confianza en el profesional y en el proceso terapéutico son claves para lograr avances y mejoras en nuestra salud mental. Sin embargo, a veces podemos sentir la tentación de mentir o tergiversar ciertos aspectos de nuestra vida o personalidad, y al parecer es más común de lo que creemos, llevada a cabo por personas de todas las edades, personalidades y culturas.
¿Los psicólogos son conscientes? Sin ninguna duda. Andrés Quinteros, director de Psicólogos Madrid Cepsim, afirma que es posible darse cuenta y «es muy importante trabajarlo con el paciente y hacerle comprender que el espacio terapéutico es para su beneficio», por lo que al mentir el único perjudicado es él mismo: «Lo que sí diferenciaría es cuándo una proposición de un paciente es de mentira o no. A veces alguien nos puede afirmar que va a dejar de beber porque está convencido, y esa misma noche se emborracha. Podríamos tender a pensar que nos mintió, pero muchas veces la persona realmente en ese momento decía lo que creía, pero luego sigue su vida, se frustra, empieza el malestar y vuelve a beber...». En este caso, Andrés Quinteros asegura que el paciente no miente, sino que tiene una baja tolerancia a la frustración y al malestar que lo lleva a recurrir a la bebida, en este caso. «Allí trabajamos sobre la baja tolerancia a la frustración», cuenta.
Cosa distinta es cuando a los expertos les dicen algo sabiendo que mienten: «Aquí trabajamos sobre la mentira, las causas, las consecuencias que tiene y que el tratamiento carece de sentido así. En realidad, hay que hacer ver que con la mentira el único perjudicado es el paciente mismo, no el psicólogo y que estamos para ayudarle», comenta.
¿Quiénes mienten más?
La psicóloga Beatriz Gil Bóveda, CEO de Psique Cambio, comenta que aunque no hay distinción de sexo o edad entre los «mentirosos» en consulta, sí se repiten algunos patrones... «En el caso de los adolescentes, la mentira puede tener que ver con la necesidad de proteger su privacidad, o el temor a ser juzgados o sancionados por sus conductas. En cambio, en personas adultas, la mentira puede ser más habitual si existe una falta de confianza en el profesional, si se sienten amenazados por el proceso terapéutico o para proteger su intimidad». Por otro lado, algunas personalidades pueden ser más propensas a mentir en consulta que otras. «Las personas con trastornos de personalidad, como el trastorno límite de la personalidad, suelen tener dificultades para establecer relaciones interpersonales saludables y pueden recurrir a la manipulación y la mentira para obtener lo que desean», señala la experta.
Por qué se miente en consulta
Aunque mentir está mal, los psicólogos parecen aceptar este hecho entre sus pacientes. No son la mayoría, pero saben que muchos de ellos, de vez en cuando, no dicen la verdad. Andrés Quinteros recalca de nuevo esa percepción que puede tener el paciente y que no es una mentira absoluta; en su momento lo vivió así y resultó suceder otra cosa.
Esto es distinto del paciente que miente o intenta engañar. «Esto sucede mucho en el área de la psicología forense, aunque en la clínica se suele ver también. Se observa sobre todo en pacientes que vienen obligados por otros, generalmente familiares o la justicia, y suelen ser personas que acuden obligadas por una adicción, por agresión a otros, etc. y requieren tratamiento a veces por orden de un juez», cuenta Quinteros. Hay una coacción de alguna forma que les obliga a tratarse para obtener un beneficio externo, por ejemplo, si tienen una disputa por la custodia de los hijos, si requiere cumplir una condena o en circunstancias similares, entonces la persona puede mentir, tratando de mostrarse mejor de lo que está.
«Si tiene presión de la familia por adicción al juego, por ejemplo, si recae tratará de ocultarlo. Esto sería una disimulación, es decir, tapar u ocultar un problema que se tiene. Otra cosa sería simular y mostrar un problema que no tiene, y esto se da menos en la clínica, pero sí puede verse la sobresimulación; exagerar un problema que alguien tiene para obtener un rédito, por ejemplo, para prolongar una baja o por beneficio si he sufrido un accidente y tiene una demanda por daños», dice el director de Cepsim.
También puede darse el caso de que la persona miente u oculta datos al psicólogo, por miedo a ser juzgado o por vergüenza de lo que pensará. Beatriz Gil Bóveda los enumera:
1. Miedo a la vulnerabilidad. La terapia puede ser un espacio muy íntimo y personal, y algunas personas pueden sentirse incómodas al abrirse y mostrar su vulnerabilidad a un extraño. Como resultado, pueden mentir para protegerse a sí mismos y mantener una imagen más favorable de sí mismos.
2. Temor al juicio o a la sanción. «Creemos que el psicólogo nos juzgará o nos castigará por lo que le contemos, por lo que preferimos ocultar o minimizar ciertas conductas o pensamientos», expone.
3. Vergüenza o culpa. Afirma Beatriz que sentimos que nuestros problemas o errores «nos hacen parecer débiles o inadecuados», por lo que mentimos para proteger nuestra autoestima o para evitar sentirnos avergonzados.
4. Negación. La negación es una forma de defensa psicológica que se utiliza para evitar enfrentar verdades desagradables o dolorosas. Algunas personas pueden mentir en terapia para negar o minimizar problemas o situaciones que necesitan ser abordados para su propia salud mental.
5. Ocultar la responsabilidad. Podemos culpar a otros o a circunstancias externas por nuestros problemas, en lugar de asumir nuestra propia responsabilidad en ellos.
Parte del proceso
Cuando sucede, la mentira del paciente es parte del proceso. Así lo asegura Andrés Quinteros, que cuenta que hay que trabajarlo para seguir avanzando: «No se debe tomar como un agravio, sino como un problema que tiene la persona y que hay que abordarlo en la psicoterapia, entendiendo el porqué, para qué y qué hay detrás de la mentira». Como decía antes el experto, a veces los pacientes mienten porque pueden sentir que les juzgarán, porque tienen miedo a defraudar o también porque quieren tener una ventaja... «Como se puede observar, la mentira puede ser una pero sus causas pueden ser muy diferentes, por lo que es importante comprender el motivo para saber cómo intervenir y trabajarlo con el paciente».
También es importante ver si la persona miente en ciertas circunstancias, por ejemplo, no quiere defraudar al psicólogo, o es un modo habitual que tiene de relacionarse y aquí ya estaríamos hablando de mitomanía que se define brevemente como la necesidad patológica de tergiversar la realidad y mentir constantemente, normalmente con el objetivo de que la otra persona le admire o le preste atención. En este caso la persona busca mentir a todo el mundo: psicólogo, familia, relaciones, etc.
«Si sospechamos que nuestro paciente nos está mintiendo, es importante abordar el tema con tacto y sin juzgar. En lugar de acusarlos directamente de mentir, es importante explorar sus motivos y emociones detrás de lo que nos están diciendo», anima Beatriz Gil.
Un punto fuerte sería preguntarles cómo se sienten acerca de la terapia, si hay algo que les preocupa o si sienten que algo no está funcionando en la relación terapéutica. «Esto puede ayudar a entender mejor por qué están mintiendo y cómo podemos ayudarlos a sentirse más cómodos y seguros en la terapia. También es importante tener en cuenta que la mentira puede ser una forma de defensa para tu paciente», insta la experta. En lugar de sentirse juzgados o avergonzados por lo que están compartiendo, pueden estar tratando de protegerse a sí mismos: «Asegúrate de validar sus sentimientos y preocupaciones, incluso si no estás de acuerdo con lo que te están diciendo».
En última instancia, la terapia es un espacio seguro para que las personas exploren sus pensamientos y emociones. Como terapeuta, es importante crear un ambiente de confianza y apoyo para que las personas se sientan cómodas siendo abiertas y honestas con nosotros. Si te encuentras en una situación en la que sospechas que te están mintiendo, recuerda que no estás ahí para juzgar, sino para ayudar a tus pacientes a crecer y sanar.
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