Efecto Galatea: por qué tener confianza en uno mismo puede cambiarte la vida

En otras palabras, el efecto Galatea es la actitud personal de confianza en uno mismo y en sus habilidades, así como en las expectativas, positivas o negativas, que la persona puede proyectar sobre sí misma en relación a la consecución de los objetivos que se haya propuesto. Esto implica que si una persona cree firmemente en sus ingenios y capacidades presenta una mayor probabilidad de alcanzar sus metas, mientras que si, por el contrario, no cree en sí mismo, es más probable que abandone o no emprenda el proyecto soñado.

Paloma Rey, psicóloga general sanitaria, señala que pese a que popularmente se conoce este fenómeno como el secreto para obtener el triunfo, «lo cierto es que puede presentarse también como un efecto limitante. Si nuestro nivel de confianza en nosotros mismos es bajo o nulo, tenderemos a mostrarnos más inseguros, no seremos consciente realmente de nuestras capacidades y habilidades y es altamente probable que nos 'castiguemos' ante cualquier contratiempo que sea percibido como un fracaso».

Por otro lado, si el nivel de confianza que tenemos en nosotros mismos se encuentra en equilibrio, tendremos un diálogo más racional, asertivo y empático. «Seremos más conscientes de nuestras cualidades y nuestras habilidades, pero también de nuestras limitaciones. Esto implicará que estableceremos expectativas más realistas y descartaremos proyectos que sean imposibles o que tengan consecuencias negativas en nuestro bienestar emocional», apunta Paloma Rey.

El efecto Galatea cuenta con tres pasos fundamentales, según Paloma Rey, y en función de la perspectiva que le demos, el resultado será positivo o negativo:

- Posibilidad. «Hace referencia al grado de realismo que apliquemos a nuestro propósito. Si tenemos una visión realista de la situación, descartaremos aquellos procesos o aquellas relaciones que sean negativas, perjudiciales o imposibles para nosotros», apunta Paloma Rey. Si, por el contrario, no tenemos los pies en el suelo, tenderemos a la idealización y a la autoexigencia, «lo que conllevaría un nivel de malestar emocional muy elevado para nosotros», dice.

- Capacidad. Estamos hablando de identificar y reconocer aquellas habilidades y cualidades que disponemos, así como de nuestras limitaciones. En el caso de que se presente desde la vertiente positiva, el efecto Galatea actuaría ayudándonos a identificar los puntos fuertes con los que contamos para la consecución de nuestro objetivo, tal como garantiza la psicóloga: «Además nos ayudará a ser conscientes de nuestras limitaciones y a actuar, también, en base a ellas». Pero si, sin embargo, valoramos nuestras capacidades de forma negativa, tenderemos a sentirnos inseguros, temerosos y nos centraremos en nuestras limitaciones y en aquellas cualidades que no posemos. En este caso estaríamos cayendo en la versión negativa del efecto Galatea.

- Merecimiento. Este punto hace referencia a la forma en la que nos dirigimos a nosotros mismos. Si nuestro diálogo interno es negativo, no seremos capaces de valorar no sólo los logros que conseguimos sino también los intentos que realizamos. Esto influirá negativamente en nuestra autoestima, y tendrá consecuencias devastadoras para nosotros. Si el lenguaje que empleamos para referirnos a nosotros mismos es positivo, seremos capaces no solo de sentirnos bien y reforzados con nosotros mismos sino de aprender, también, de los errores que cometamos.

En resumen, el efecto Galatea se encuentra estrechamente relacionado con nuestro nivel de autoestima. Por tanto, una persona con una autoestima alta es más proclive a beneficiarse del efecto Galatea mientras que una persona con una autoestima baja se verá afectada por sus efectos negativos.