Eso del 'blue monday' es un engaño y te contamos por qué
Dicen que el tercer lunes de enero es el día más triste del año pero lo cierto es que es algo que carece de base científica. De hecho los expertos lo relacionan con un afán estratega de las empresas para vender productos y servicios apelando a una emoción tan poderosa como la tristeza
Por qué hoy lunes 15 de enero es el día más triste del año o Blue Monday
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¿Y si resultase que el cumpleaños de una persona a la que adoras cayera justo en el supuesto día más triste del año? ¿Le dirías que nada de felicitaciones ni de fiestas y que toca estar de bajón y punto? Puedes estar triste o ... no, por un millón de cosas. Pero no por el Blue Monday. De hecho eso del Blue Monday estás más manido que el «tenemos que hablar» o el «te quiero como amigo». Así que, como diría mi madre, «ni 'blumondei' ni 'blumonda', lo que sucede el tercer lunes de enero y lo que hace que se haya ganado el apelativo (a modo de reclamo comercial) de día más triste del año es que hay ganas de vender. De todo. Productos, servicios, cursos, experiencias... El gancho es fuerte pues si hay una emoción poderosa, que además nos suele azotar tras un periodo convulso, consumista y de mucha intensidad como lo es la etapa navideña es la tristeza. Al calor de esa tristeza no son pocas las empresas que intentan sacar rédito creando necesidades: un sueño, un viaje, una prenda, un spa, un masaje... No es raro que, tal como apunta la psicóloga y docente de UNIR, Mª Pilar Berzosa Grande, con el Blue Monday se estén viviendo efectos similares a lo que sucede con los movimientos virales o masivos: «Si el resto se siente así, nosotros también. Se produce una especie de efecto en cadena», argumenta. Por eo la experta invita a poner en perspectiva lo que sentimos pues, tal como alerta, algunas personas pueden llegar a pensar que realmente su tristeza se debe a factores externoss que pueden solucionar con algo que compren o proyecten. No en vano, la psicóloga aclara que los factores emocionales se pueden modificar si se tiene conciencia de que el cambio viene de uno mismo y no del exterior.
El origen del camelo
Pero claro si uno es de expresiones manidas tal vez se esté planteando algo así como que «cuando el río suena, agua lleva», así que para ser justos tal vez haya que explicar por qué esto del día más triste del año no tiene ninguna base científica.
El concepto Blue Monday fue acuñado en 2005 por Cliff Arnall, un investigador de la Universidad de Cardiff en Reino Unido que ideó una fórmula matemática que llevó a situar la fecha en la que suele producirse un bajón de ánimo en el año y la ubicó en torno al tercer lunes de cada enero. Esto se debe, según apuntaba el experto, a una suma de variables como la escasez de luz (porque los días son más cortos), el clima (frío o tiempo invernal), el bajón tras las vacaciones de Navidad, la frustración por no haber puesto en marcha los propósitos planteados en los primeros días del año y, claro está, la cuesta de enero o los gastos extra que hay que afrontar tras las compras navideñas. Pero este cúmulo de catastróficas desdichas en realidad no puede tomarse como una fórmula que avale un efecto psicológico.
Lo que sí que hay que reconocer al lunes azul es su viralidad y efectismo 19 años después de que comenzase a popularizarse aún seguimos hablando del Blue Monday y de su efecto sobre el estado de ánimo. De hecho, como precisa la psicóloga de UNIR, en realidad esta supuesta influencia es más psicológica que real. «Si estás viviendo un momento puntual de tristeza, focalizarás tu atención en aquellas sensaciones vinculadas con lo que te pone triste», explica. Una opinión que comparte Dafne Cataluña, directora del Instituto Europeo de Psicología Positiva, quien explica que las personas que pueden verse más afectadas por el Blue Monday son aquellas que son más negativas, que tienen una tendencia habitual a caer en la tristeza y, en general, les cuesta ver el lado positivo de las cosas.
También influye en las personas más sensibles a los cambios, pues este tipo de perfiles llegan a sentir que un cambio estacional o meteorológico puede afectar a su estado de ánimo.
Qué pasa cuando estamos tristes
Es verdad que, tal como recuerda Cataluña, las sensaciones de bajón o de tristeza leve están a la orden del día, especialmente en un contexto de post pandemia como el que vivimos. De hecho tal como asegura la psicóloga la tristeza es una emoción básica que, aunque sea desagradable, es adaptativa y necesaria pues contribuye a que seamos funcionales y también inteligentes a nivel emocional. «La tristeza es una emoción, una reacción de la mente que permite tomar un momento de reflexión ante algo que ha ocurrido que nos ha hecho daño. De hecho el cuerpo se queda frío y nos quedamos sin ganas de hacer las cosas que antes nos apetecían, porque es un momento que necesitamos tomarnos para pensar», aclara.
Su consejo para minimizar ese impacto, por tanto, es trabajar con las emociones desde la aceptación : «No es recomendable bloquear la emoción ni evitarla. El verdadero manejo emocional se consigue cuando acogemos la tristeza, la escuchamos y decidimos dar algún paso para que la situación cambie», explica.
Eso sí, lo que tampoco hay que pensar es que si en un día como el Blue Monday nos sentimos tristes eso signifique que somos más débiles o más inestables, así como tampoco se puede pensar lo contrario, es decir, no somos más fuertes o más estables por el hecho de que no sentir nada especial ese día.
Algunas de las acciones que propone la directora del Instituto Europeo de Psicología Positiva para relativizar el supuesto efecto del Blue Monday pueden ser: hacer una lista con las cosas por las que puedes dar gracias y sentirte agradecido; practicar deporte para liberar endorfinas y sentirte mejor, dedicar tiempo a ocio y a todo aquello con lo que puedas disfrutar y hablar con una persona de confianza con la que te sientas libre para expresar tus emociones.
Otra fórmula eficaz puede ser, según propone Berzosa, enfocarse en la solución y en los mensajes que nos generen satisfacción o alegría en lugar de recrearnos en la tristeza o en lo mal que nos encontramos.
Para evitar caer en una espiral de tristeza, por tanto es importante centrarse en nuestra conducta, según afirma Dafne Cataluña, de modo que nos obliguemos a hacer las cosas básicas y lo cotidiano, aunque no nos apetezcan. La explicación está en que en los casos en los que la tristeza es más profunda algo tan básico como levantarse de la cama y ducharse puede ser uno de los gestos simples que haga que nuestro cuerpo se mueva y seamos capaces de generr sensaciones que puedan contrarrestar emociones desagradables. Y lo mismo sucede si hacemos el esfuerzo de conectar con nuestros amigos y nuestros familiares, pues esa interacción, siempre que sea buscada y consentida por nosotros, ayudará a conectar con emociones agradables.
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