Abrazo físico y emocional en Navidad: así se despierta lo mejor de cada uno
La distancia que se experimenta durante el resto del año puede convertir la cercanía física en una mera formalidad y hacer más obvia y tangible la ausencia de una conexión emocional profunda
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Iniciar sesiónLa Navidad es una época de luces parpadeantes, regalos y mesas decoradas, pero también, y sobre todo, de risas, recuerdos compartidos y abrazos cariñosos. De hecho, es la época del año en que muchos de nosotros esperamos reencontrarnos con nuestros seres queridos y celebrar los ... lazos familiares.
Para muchas personas, además, estas fechas están intrínsecamente ligadas al concepto de 'volver a casa'. Es una época en la que el deseo de volver a las raíces y reencontrarse con los seres queridos puede sentirse con más fuerza que en otros momentos del año. Por un lado, están los que se desplazan físicamente para viajar a su lugar de origen; pensemos, por ejemplo, en los emigrantes y expatriados. Por otro lado, la «vuelta a casa» también puede adquirir un significado más simbólico y figurado, representando la búsqueda de conexiones emocionales y afectivas más profundas. La Navidad se convierte así no sólo en una oportunidad para celebrar, sino también en un momento especial en el que acortar distancias, cultivar el sentido de pertenencia y renovar y fortalecer todos aquellos vínculos que contribuyen a hacer nuestras vidas más ricas y significativas.
Reencuentro físico y emocional
La Navidad debería ser, por tanto, un tiempo en el que los abrazos físicos y la conexión emocional deberían entrelazarse. A veces, sin embargo, la distancia vivida durante el año puede ser un obstáculo e impedirnos establecer una conexión profunda con nuestros seres queridos. Hay quienes viven lejos por motivos de estudio o trabajo y quienes, por el contrario, a pesar de vivir en la misma ciudad, luchan por encontrar tiempo para estar con los suyo. Esta sensación de desconexión suele hacerse más evidente durante las fiestas navideñas, una época en la que tradicionalmente se espera sentirse aún más cerca y conectado con los seres queridos. La distancia que se experimenta durante estos meses puede, de hecho, convertir la cercanía física en mera formalidad y hacer más obvia y tangible la ausencia de una conexión emocional profunda.
Pero lo cierto es que esa llamada a compartir propia de la Navidad puede ser una oportunidad para superar las barreras, salvar las distancias y dejar a un lado el ajetreo de la rutina para dedicar un tiempo de calidad a las relaciones personales.
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Antes de nada, debes conectar contigo
Para reconectar no solo físicamente, sino también emocionalmente, con los demás, es esencial adoptar un enfoque deliberado y consciente. Ser consciente de cualquier brecha emocional es esencial para tomar medidas decididas que salven la distancia. El primer paso para ello es, sin duda, establecer una conexión más íntima con nosotros mismos. De hecho, una conexión profunda con los demás no puede separarse de una conexión profunda con lo que sentimos, según explican en el equipo de psicólogos de Buencoco.
Es esencial, según explican estos exprrtos, explorar nuestro mundo interior y aprender a conocernos a través de la reflexión personal y la autoexploración, escuchando nuestras emociones, necesidades y valores, pues sólo adquiriendo una mayor conciencia de nosotros mismos podremos construir vínculos más significativos y auténticos con quienes nos rodean.
El equipo de psicólogos de Buencoco nos guía a través de 8 valiosos consejos para fortalecer el vínculo con nosotros mismos y cultivar relaciones más sanas y auténticas, no sólo durante el periodo festivo, sino durante todo el año.
1. Escucha a tus emociones
La tradición dicta que la familia se reúna en Navidad y lo celebre junta en un ambiente alegre. Sin embargo, no siempre es así. No es raro, de hecho, que las fiestas «mandadas» puedan despertar emociones complejas, a veces ambivalentes. Ansiedad, melancolía, sentimientos de inadecuación, distanciamiento, culpabilidad por las propias elecciones vitales o por vivir lejos, tristeza o sensación de vacío por echar de menos a seres queridos que ya no están: son algunos de los sentimientos que pueden acompañar estos momentos.
Escuchar y aprender a acoger las propias emociones es fundamental, en Navidad y todos los días del año, porque la toma de conciencia es el primer paso hacia el reencuentro con uno mismo y la base sobre la que construir relaciones más auténticas y profundas.
2. Identifica tus necesidades
En el imaginario colectivo, la Navidad es el emblema de la calidez, el cuidado, la cercanía emocional y la atención mutua. Dimensiones todas ellas que calientan, reconfortan, tranquilizan y representan una necesidad, más o menos consciente, presente en cada uno de nosotros.
Reconocer estas necesidades y lo que contribuye a nuestro bienestar y serenidad es muy importante y, por ello, es algo que hay que cultivar cada día.
3. Preserva aquello que te haga sentir bien
Las fiestas navideñas suelen ser un momento complejo de gestionar, ya que implican compartir, a veces de forma «forzada», con quienes no forman parte constante de nuestra vida cotidiana. Precisamente por ello, la mirada del otro puede percibirse como enjuiciadora, generando en nosotros ansiedad y preocupación al tratar de ajustarnos a las expectativas de los demás.
Deberíamos intentar mirar en nuestro interior e identificar el lugar que más resuena con nosotros, donde podemos ser nosotros mismos de forma auténtica y sin reservas. Esto no sólo nos permitirá sentirnos cómodos y preservar nuestra identidad durante las fiestas, sino que también contribuirá a que el periodo sea más auténtico, sereno y gratificante. La verdadera esencia de las celebraciones reside en la capacidad de pasar tiempo en lugares y con personas que nos acogen y nos hacen sentir «como en casa», fomentando un sentimiento de pertenencia y bienestar.
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4. Establece límites
Aprender a reconocer los propios límites y adquirir la capacidad de rechazar una invitación o petición cuando sea necesario es esencial para preservar el propio bienestar. Esta habilidad, lejos de ser una fuente de culpabilidad, es un elemento clave para mantener un buen equilibrio entre dar y recibir. Definir claramente los propios límites y comunicarlos abiertamente no sólo nos permite proteger nuestro espacio personal, sino que también puede ayudarnos a gestionar las expectativas de los demás, reduciendo el estrés de las fiestas, fomentando relaciones más genuinas y respetuosas y contribuyendo a una experiencia más satisfactoria.
5. Cultiva la escucha activa y la empatía
La escucha activa, la empatía y la comunicación abierta son fundamentales para crear vínculos profundos entre las personas. La escucha activa nos permite crear un espacio en el que la otra persona se siente realmente escuchada y comprendida. La empatía, a su vez, es la capacidad de conectar emocionalmente con otra persona, interceptando sus necesidades y comprendiendo sus estados de ánimo.
La empatía nos abre la posibilidad de sentirnos más cerca de los demás, reduciendo barreras y alimentando la conexión humana. Por último, la comunicación abierta es el vehículo por el que expresamos nuestros pensamientos, sentimientos, estados de ánimo y necesidades a los demás. Una comunicación clara y transparente es esencial para fomentar la comprensión mutua, evitar malentendidos y construir una base sólida de confianza y cercanía.
6. Maneja expectativas realistas
A menudo tendemos a idealizar la Navidad e imaginar que debería ser un día perfecto. Sin embargo, estas expectativas no siempre se traducen en realidad. Crear expectativas realistas y aceptar que la Navidad no tiene por qué reflejar una imagen idealizada nos permite acercarnos a las fiestas con una mentalidad más abierta, evitar decepciones y disfrutar plenamente de las alegrías que puede ofrecer la Navidad. En lugar de centrarnos en una perfección inalcanzable, podemos apreciar las imperfecciones que hacen que cada relación humana sea única y auténtica.
7. Céntrate en lo más valioso para ti
Para algunos, las vacaciones y las reuniones familiares pueden ser una fuente de estrés. En estos casos, es importante centrarse en los aspectos positivos y en lo que hace que esos momentos sean significativos. Es probable que en la mesa de Navidad haya alguien cercano a nuestro corazón o con quien nos llevemos especialmente bien. Las fiestas pueden ser una gran oportunidad para volver a conectar con los seres queridos, sobre todo si durante el año los compromisos o la distancia no nos permiten pasar mucho tiempo con ellos.
Además de ser una oportunidad para reforzar los lazos familiares, las fiestas navideñas, tan ricas en tradiciones consagradas por el tiempo, nos permiten reconectar con el pasado y con nuestras vidas de una manera única y significativa. Al sumergirnos en los recuerdos y experiencias que han conformado lo que somos, podemos experimentar un viaje emocional entre el pasado y el presente. Centrarnos en lo positivo nos permite reconectar más profundamente con nuestros seres queridos y nuestros orígenes, al tiempo que nos ofrece la oportunidad de crear nuevos y preciosos recuerdos que permanecerán con nosotros toda la vida.
8. Puedes acudir a un experto para mejorar
Si vemos que, a pesar de los esfuerzos personales, no conseguimos vivir tranquilos en las relaciones con nuestros seres queridos, puede ser beneficioso recurrir a un experto. La terapia psicológica ofrece un espacio seguro en el que conocerse mejor, explorar la propia dinámica familiar y relacional, analizar las tensiones o conflictos no resueltos y aprender a gestionar mejor los conflictos para poder conectar más profundamente con uno mismo y con los demás y establecer relaciones más auténticas, sanas y satisfactorias.
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