Terapia con caballos: otra forma de tratar la ansiedad o la depresión
Adquirir la responsabilidad de cuidar a este animal y montarlo, ayuda a estas personas a sentirse mejor y a tomar las riendas de sus vidas
MADRID
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Iniciar sesiónPara tratar trastornos como la ansiedad o la depresión existen terapias alternativas que refuerzan las ya establecidas. Si eres un amante de los animales y sufres alguno de estos problemas, los caballos pueden ayudarte haciéndote sentir una mayor sensación de bienestar y de ... libertad, a la vez que disfrutas de la naturaleza. Pero si eres de los que experimentas cierto temor cuando estás cerca de ellos, también es recomendable, pues es una forma de aprender a superar tus miedos.
Barbara Clement, psicóloga y presidenta de Asociación El Paso , explica los pasos que siguen a la hora de realizar terapias con caballos : «Hacemos una reunión previa una vez que el paciente se pone en contacto con nosotros, vienen a la hípica, nos conocemos, hablamos de qué les pasa y qué quieren trabajar; se trata de conocer un poco su historia clínica». En base a ello establecen diferentes objetivos, consensuados, que van labrando. En ocasiones tienen que bajar las expectativas, porque lo que pide la persona no se corresponde con lo que puede hacer en ese momento. Es posible que al principio sea necesario reforzar la autoestima o la confianza en uno mismo, por ejemplo, antes de subirse al caballo.
Las clases tienen lugar una vez a la semana y su duración es de 45 minutos. Suelen empezar en la cuadra, cepillando y preparando al caballo, cubriendo sus necesidades, y una vez que tienen la suficiente confianza, pueden cogerlo y dar con él un paseo o incluso montarlo . Esto dependerá del ritmo de cada persona. «A lo largo de las sesiones se realizan diferentes ejercicios enfocados a trabajar la autoestima, la confianza y la toma de decisiones. También se les dan herramientas para que sean capaces de resolver situaciones que no pueden hacer por sí mismos en su día a día», expone Clement.
Beneficios de esta terapia
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Autonomía
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Confianza en uno mismo
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Autocontrol
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Concentración
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Capacidad de elección
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Relajación
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Atención
En el caso de la depresión, al ser personas que tienden a quedarse en casa y aislarse, el ir a la hípica les ayuda a salir de ese espacio en el que se acaban viendo siempre . «Nosotros les adjudicamos un caballo y se encargan de él, de su cuidado, y así entienden que si no vienen, su caballo se quedará sin salir y sin esa limpieza que ellos les dan», manifiesta Clement.
Adquirir esa responsabilidad les ayuda a sentirse mejor y a tomar las riendas de su vida. Además, al ser animales tan grandes, poder dirigirlos les ayuda a subir la autoestima . «Tener la sensación de poder guiarles por la pista les refuerza este sentimiento de capacidad y control», añade.
Otra forma de que tengan más confianza en sí mismos es cultivando la autonomía y el autocontrol . «También trabajan la capacidad de elección, pues ellos eligen la actividad que quieren hacer entre las tareas que hemos preparado. Esto les refuerza y les hace sentir mucho más capaces de dirigir sus vidas», señala la psicóloga.
En cuanto a la ansiedad, Clement explica que el hecho de estar con los caballos y montarlos, ese movimiento, es una especie de 'sedante' : «Se trabaja esa relajación para después trasladarla a su día a día». Además, en estos casos también tratan los miedos del paciente a través de una serie de herramientas con el caballo, para que así pueda superarlos en su día a día.
Cómo se eligen los caballos
A la hora de elegir los caballos –comparte Clement– tienen en cuenta su temperamento , que no se asuste fácilmente, que sea tranquilo y que pueda estar mucho tiempo parado sin necesidad de moverse. En definitiva, debe tener un buen carácter y trasmitir esa seguridad de que va a reaccionar bien ante diferentes situaciones que se puedan dar en la hípica. «Por ejemplo, si se escapa otro caballo, que sepamos que no va a salir corriendo, o si hay un ruido, que no se vaya a asustar. Nos tiene que dar la confianza de que no va a salir corriendo o va a darnos un susto con una persona encima», apunta.
Para emparejar a cada persona con un caballo tienen en cuenta el tamaño . Así si es un adulto, el caballo tiene que ser grande y fuerte. Una vez hecho esto, se mira si cada uno se siente cómodo con su caballo y, en el caso de que no sea así, se estudia con cuáles se sienten más cómodos y se hacen los cambios oportunos.
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