Así nos puede afectar psicológicamente un rebrote y así podemos afrontarlo

Las consecuencias de un nuevo rebrote serían devastadoras. Nadie quiere volver a esos días muy cercanos pero que, tal vez como protección, empiezan a ser difusos en nuestra cabeza. Encerrarnos de nuevo en casa y volver a enfrentarnos a cifras arrebatadoras y terribles, a no poder, de nuevo, salir más que para hacer la compra, y ver cómo todo parece que se desmorona, tendría consecuencias en muchos planos de nuestra vida; nuestra salud mental tendría por delante un gran reto .

La primera consecuencia puede que se viva ya: el miedo a un nuevo rebrote puede empezar a agobiarnos. Aída Rubio, psicóloga y coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, explica que, en caso de que estemos preocupados por la posibilidad de un rebrote , debemos entender la emoción que sentimos para poder controlarla. «En el caso específico de los rebrotes, vale la pena analizar: ¿es un miedo objetivo? ¿Me resulta útil para afrontar la cuestión? En definitiva, ¿mi miedo corresponde a pensamientos objetivos ajustados a una realidad complicada o bien son pensamientos distorsionados?», comenta la profesional.

En caso de que nos veamos abrumados por este miedo, la psicóloga deja unos cuantos consejos para aprender a afrontarlo: lo primero es intentar dejar de controlar todo , en esta situación, algo que es totalmente externo a nosotros. Asimismo, señala la importancia de «contar con voces amigas y no perder los contactos sociales a pesar del miedo», puesto que compartir con otros cómo nos encontramos y fomentar esas relaciones sociales son un gran factor de protección.  

«De la misma manera, es importante  tener confianza en nosotros mismos y en nuestras habilidades para manejarnos emocionalmente en momentos difíciles», explica y añade que, «si nos notamos en una situación límite, lo mejor es contactar con un psicólogo profesional». 

Si, finalmente, tuviéramos que enfrentarnos a un nuevo rebrote, nos encontraríamos ante una situación extraordinaria, ya que, aunque similar a la ya vivida, llegaríamos con un bagaje con el que no contábamos la vez anterior. «Cómo manejemos un posible nuevo confinamiento va a venir determinado por la suma de lo que hemos ido arrastrando estos meses, ya no sólo de cómo nos encontrábamos previamente a la pandemia, sino de en qué estado emocional nos ha dejado ésta», explica la psicóloga.

Una de las peculiaridades de esta posible situación, es que llegaríamos a un nuevo confinamiento conociendo cómo fue la experiencia del primero. Esta vez, no iríamos a ciegas. Ante la pregunta de si esto sería más o menos beneficiosos para saber gestionarlo, la psicóloga Aída Rubio explica que «depende de la persona». «Tiene que ver con cómo se ha vivido el primer confinamiento, de si las herramientas de las que se dispone para gestionar sus emociones son eficaces y de si la red de apoyo social y familiar es fuerte», apunta. Por ello, nos insta a hacer un esfuerzo de reflexión y analizar cómo gestionamos y vivimos el confinamiento,para poder responder a esta pregunta.

«Muchas personas se han demostrado a sí mismas sus fortalezas e incluso han aprendido nuevas capacidades y se han conocido mejor en este sentido. A estas personas sin duda les ha favorecido la experiencia para poder afrontar con más confianza un futuro confinamiento si lo hubiera», dice, y añade que, por otro lado, las personas que no han podido gestionarlo exitosamente , con más seguridad lo afrontarían con miedos y ansiedades. «Aconsejo a estas personas que busquen un apoyo profesional para entender y trabajar desde sus circunstancias personales cómo pueden reforzar sus habilidades y recuperar el control de la situación, incluso desde ya», explica la profesional.

Por último, Aída Rubio deja unos cuantos consejos para hacer frente a esta situación. «Lo primero, si algo te sirvió la anterior ocasión, no lo dudes, aplícalo », recomienda. También, insta a ver el confinamiento con perspectiva, como una circunstancia pasajera, y saber proyectarnos al futuro con optimismo, ya que esto «ayudará a romper la dinámica de pensamientos negativos y distorsionados». «Para cuidarnos emocionalmente, sería aconsejable mantener unas buenas rutinas, descansar (no solo dormir, sino dedicar tiempo a actividades gratificantes dentro del hogar), y apoyarnos mucho en las personas más cercanas», concluye la psicóloga.