Pensamiento de grupo: cómo escapar a su influencia para ser fiel a uno mismo
Este sesgo se caracteriza por una toma de decisiones en la que los participantes se muestran conformes con un acuerdo que no habrían aprobado de forma individual
Teresa Pousada
Cuando juzgamos la historia desde el presente muchas veces nos cuesta entender qué llevó a sus protagonistas a tomar ciertas decisiones. Ignorar los avisos de bombardeo de Pearl Harbor o la fallida invasión de Cuba por Bahía de Cochinos por parte del gobierno estadounidense ... son dos ejemplos en los que el investigador Irving Janis señala que se produjo un sesgo cognitivo conocido como ' pensamiento de grupo '.
Este sesgo se caracteriza por una toma de decisiones en la que los participantes se muestran conformes con un acuerdo que no habrían aprobado de forma individual. Y no solo eso, sino que comienzan a generar una ilusión de éxito ante decisiones que vistas desde un punto de vista racional son catastróficas.
Según Janis, el pensamiento de grupo se produce cuando el deseo por mantener al grupo cohesionado y ser leal a él es más poderoso que la idea de tomar la mejor decisión .
Es cierto que pensar que si actuamos de forma grupal nos va a llevar obligatoriamente a hacerlo de una manera poco aconsejable es bastante desalentador. Sin embargo, Janis propone algunas formas de prevenir el pensamiento grupal . Veamos estos cuatro planteamientos:
1. Líderes silenciosos . Por un lado, propone que las personas que lideran el grupo callen su opinión al asignar alguna tarea para evitar sesgar a los demás, que se ausenten de algunas reuniones para influir en los resultados y que promuevan figuras de evaluadores críticos dentro de los miembros del grupo.
2. Grupos independientes . Sugiere, también, que sería interesante que se formasen varios grupos independientes que puedan trabajar acerca del mismo tema, así como que se analicen concienzudamente todas las alternativas posibles.
3. Expertos externos, ajenos al tema . Discutir las ideas del grupo con personas de confianza ajenas al equipo o invitar a expertos externos a las reuniones del grupo que cuestionen las decisiones son asimismo estrategias para tratar de romper este sesgo.
4. Probar el rol de abogado del diablo . Por último, se plantea la idea de que en cada reunión al menos uno de los participantes, y siempre uno distinto, ejerza el rol de abogado del diablo para forzar a que se pongan sobre la mesa ideas contrarias a la prevaleciente.
En definitiva, como con muchos otros sesgos cognitivos, es interesante conocer y tener en mente el pensamiento grupal aceptando que todos somos vulnerables a él. De esta manera podremos intentar prevenirlo si lo vemos conveniente y evitar así que nos juegue malas pasadas.
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