Peldaño 73: «No trabajes ni por reconocimiento ni por dinero, trabaja por realización»

Emprendedor: Llevo varios meses trabajando en un proyecto. [Te lo cuenta.]

Tú: ¿Qué es lo que más te está costando?

Emprendedor: Dar a conocer el proyecto. [O conseguir clientes, o montar una web, o acceder a gente relevante, o motivarse, o desatascarse.]

Tú: Yo puedo ayudarte con eso.

Emprendedor: Pues me das una alegría. ¿Pero tú sabes de marketing?

Tú: No, pero estoy a un clic de distancia de aprender.

La fórmula de la abundancia no funciona gracias a tu inmejorable conocimiento, sino a tu insuperable predisposición. Por supuesto que tú no sabes de todo, pero en el siglo xxi toda la información está a un clic de distancia... para aquellos con la determinación de ir a buscarla .

Y adivina qué sucede cuando alguien ve que estás dispuesto a implicarte así por él o ella... Que empieza la magia a actuar (que en realidad es lógica).

Por un lado acabas de ganar un amigo , ya que tu querido emprendedor ya no te ve como una persona normal, sino como una persona con un corazón más grande que el de las personas normales. Por otro, acabas de ganar un proyecto, ya que si el emprendedor ve que tu aportación es imprescindible, te va a ofrecer formalizar tu implicación (por lo que pasaría de ser una ayuda gratuita en la que tú no buscabas nada a una remunerada que te ha llegado por sorpresa). Pero es que además, tu vida se acaba llenando de una palabra clave en el Éxito Interior: Realización. Aumenta no sólo el número de personas interesantes que entra en tu vida, sino también el número de actividades y de oportunidades de aprendizaje, de conocer, de ver, de relacionarte y sobre todo, de sentirte útil y vivo; y todo ello son componentes fundamentales de la prosperidad y la abundancia, tanto exterior como interior.

¿Sabes por qué es tan poderosa esta fórmula? Porque te enseña a hacer algo no menos poderoso:

PLANTAR SEMILLAS DE ENDEUDAMIENTO.

Usa esta fórmula cien veces con cien personas y de repente te encontrarás con una pradera social repleta de semillas de endeudamiento que tú has sembrado, cada una de las cuales genera un ansia en las mentes de tus deudores. Esa ansia es la necesidad humana por devolverte tu favor y, además, no en la misma proporción de tu favor, sino en una proporción mayor.

Créeme si te digo con el corazón en la mano, que pocas fórmulas han revolucionado mi vida tanto como ésta. Durante mucho tiempo, yo era generoso con quien lo era conmigo. Luego, tras muchos años haciéndolo mal, aprendí que la verdadera generosidad es dar a quien no te ha dado primero a ti. Con este aprendizaje empecé a plantar semillas de endeudamiento, y, como por arte de magia, empezaron a lloverme oportunidades exclusivas de ocio, de negocios, de nuevas relaciones, de aprender, de crecer, de aumentar mi realización personal, y hasta de subir de Belt interior, a pesar de que yo no estaba buscando nada de eso. Lo que buscaba era ayudar por el placer de ayudar, de forma genuinamente altruista. ¿Y qué acababa sucediendo? Esas semillas de endeudamiento de mí hacia otros inevitablemente se traducían en mayor abundancia de otros hacia mí. No es magia. Es lógica.

@anxo

#88PeldañosGenteFeliz