Qué es la niebla mental y cómo abordarla

Esta disfunción cobró protagonismo a raíz del Covid, pero ya existía antes. Aarón Fernández Del Olmo, neuropsicólogo clínico en el hospital San Juan de Dios y profesor en másteres de neuropsicología en UNIR, señala que la niebla mental puede aparecer como una secuela derivada de infecciones agudas por coronavirus, pero también por una encefalitis, un traumatismo craneoencefálico leve o un ictus.

La niebla mental –explica Fernández del Olmo– hace que la persona haga un procesamiento de la información más lento y tienda a sobrecargarse con facilidad cuando tiene que atender a varios estímulos al mismo tiempo. «Esto ocurre cuando se trata de una demanda de información normal al realizar alguna tarea. Sin embargo, el individuo en estos casos se satura». No se notaría tanto en tareas más automatizadas o que requieren menos recursos cognitivos para llevarlas a cabo.

Este embotamiento da lugar a una fatiga y una sobrecarga que derivan en otras consecuencias secundarias.

Estas alteraciones pueden derivar de problemas en el sistema nervioso central o en el cerebro. Por lo que para diferenciarlo de otros pronósticos como puede ser el estrés, el experto indica que tiene que haber un detonante previo y ser persistente . Además, no es algo progresivo, sino agudo.

Por otra parte, los olvidos o la confusión que caracterizan a la niebla mental forman parte de este mecanismo de protección de nuestra mente. Cuenta Ana la Mata, psicóloga en el centro psicológico Cepsim Psicólogos, que es una respuesta instintiva y automática que se activa cuando sentimos que «no tenemos recursos suficientes para afrontar un acontecimiento o cuando nos vemos avocados a guardar silencio sobre las emociones que nos produjo».

Por tanto, la niebla mental puede ser una señal de que nuestra mente se está desconectando para sobrevivir, pero no la única. «También nos puede ayudar a identificarla si aparece la sensación de anestesia emocional, pesadillas o síntomas corporales sin una causa orgánica», cuenta Ana la Mata.

Para mejorar esta disfunción, Fernández Del Olmo recomienda llevar a cabo un tratamiento de estimulación cognitiva o rehabilitación neuropsicológica. En definitiva, ejercicios que nos ayuden a compensar las funciones que están fallando y tratar de automatizar, sobre todo cuando es algo persistente, pues hay que aprender a funcionar con estas limitaciones a la hora de manejar información.