Psicología
¿Por qué nos hablan a nosotros todas las canciones de amor?
La música nos ayuda a expresar, aceptar o entender sentimientos que tenemos dentro y no somos capaces de mostrar
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Iniciar sesiónCon el paso de los años las cosas han cambiado. Si antes se hacía un cassette o un CD con canciones para regalarlo a esa persona que te gustaba, ahora se hace una playlist de Spotify. Si antes se llamaba a la radio ... para poder dedicar una canción, ahora se sube un stories a Instagram, esperando que esa «persona especial» se de cuenta del porqué de la canción. Pero aunque el paso de lo analógico a lo digital haga que todo cambie un poco, una parte se mantiene intacta: el uso de la música, de las canciones de amor , para expresar lo que sentimos.
«Todas las canciones hablan de mí», llevaba por título la ópera prima de Jonas Trueba, y es que cuando uno está muy enamorado, o el desamor aprieta un poco fuerte, es difícil no sentir que todas las películas tienen algo que ver con lo que nos pasa, que todos los libros hablan de nuestra experiencia, o que todas las canciones están escritas justamente para nosotros. «Utilizamos las canciones de amor (y desamor) como un medio de expresión de los sentimientos . Se dice el amor mueve el mundo, y este tipo de canciones son representativas de nuestro tiempo», explica Marta Ballesteros, psicóloga de Centro TAP.
Argumenta que las letras de amor nos conectan con nuestras propias experiencias, y por ello es fácil identificarlas con personas o situaciones propias . Por su parte, Rafael San Román, psicólogo de ifeel, comenta que si hablamos de canciones de amor, hablamos de temas básicos, muy viscerales y, compartidos por todos, y que además se transmiten con normalidad de manera sencilla y fácilmente divulgativa. «Son letras acompañadas de música, que les sirve como canal para transmitirse mejor y con más potencia, porque aumenta mucho la carga emocional de las palabras», puntualiza.
Que me expliquen cómo me siento
Sobre el poder de hacernos sentir de la música en general, apunta Marta Ballesteros que al escuchar música «se activa nuestro sistema nervioso». «Diversos estudios en neurociencia demuestran que el placer que se siente al escuchar música se produce gracias a la secreción de dopamina, un neurotransmisor que se asocia también al consumo de drogas, comida, sexo o dinero», añade.
Un factor esencial de estas canciones de amor es que tienen la capacidad de ayudarnos a entender sentimientos que tal vez no hemos identificado. «Muchas veces somos más o menos conscientes de lo que sentimos pero no lo hemos verbalizado todavía y esa ausencia de palabras resta claridad, nos impide darle un sentido completo a lo que nos ocurre», explica Rafael San Román. Por ello, las canciones pueden ser el vehículo que nos aporte las palabras que no somos capaces de encontrar, y que encajan con la emoción que sentimos. «Cuando esto ocurre nuestra experiencia se vuelve más profunda, más completa. Decimos: "Eso es, así me siento yo"», apunta el psicólogo. Lo resume Marta Ballesteros: «Es un canal facilitador que nos permite comprender cómo nos sentimos y posibilita comunicarlo de una forma más práctica y simbólica».
Mucho hablar de las canciones de amor, pero puede que en nuestra vida tengan más fuerza las que hablan de cuando ese amor se termina. Ambos psicólogos coinciden en que cuando se está muy triste, escuchar una canción acorde a ese estado de ánimo puede conseguir movilizar nuestras emociones y, de alguna manera, desahogarnos. «El estímulo auditivo nos ayuda a conectar con esa emoción desagradable, poniéndole nombre, comprendiéndola, expresándola y dejándola salir; nos ayuda a canalizar ese malestar conectando con él mientras lo liberamos», dice Marta Ballesteros. También se puede dar el caso contrario: sentirnos tristes y escuchar canciones que refuercen emociones positivas. En ambos casos, apunta el psicólogo de ifeel que pueden ser beneficiosas, pues ya sea conectando más con la tristeza o desconectando de ella, «hay una pieza dentro de nosotros que se coloca en su sitio».
¿Quién crea lo que entendemos por «amor»?
Otra razón por la que podemos sentir que estas canciones «nos hablan a nosotros» es porque son ellas mismas las que nos han enseñado el concepto de amor que entendemos y practicamos. Comenta Rafael San Román que «la mayoría de expresiones culturales que hemos consumido a lo largo de nuestra vida se basan en la narrativa del “amor romántico”», y por ello, tenemos asimilados una serie de conceptos y símbolos que «nos hacen tener unas determinadas expectativas sobre las relaciones amorosas ».
Por su parte, aunque Marta Ballesteros afirma «que nos sentimos tan identificados con ellas (las canciones) que pueden llegar a definir la manera en que conceptualizamos las relaciones afectivas», matiza que, según ganamos experiencia en la vida, vemos «ciertos matices que nos hacen distanciarnos de la veracidad que les dimos en su día» a ciertas ideas o, por ejemplo, canciones. Por lo tanto, concluye diciendo que, aunque en cierta forma las canciones de amor pueden influir en la construcción que hacemos de nuestro lugar en el mundo, esto es algo dinámico, que podrá ir modificándose a lo largo de nuestra vida.
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