Los efectos de las 'raves' interminables: ¿Qué pasa en tu organismo si no duermes una o varias noches seguidas?

Es cierto que cada persona tiene unas necesidades concretas de descanso nocturno y que mientras unos se encuentran con energía y a pleno rendimiento durmiendo entre seis y ocho horas diarias otros individuos necesitan más de ocho horas seguidas en la cama para encontrarse en forma. Lo que sí es aplicable a cualquier perfil, no obstante, es que todos sufren de una o de otra manera las consecuencias del insomnio , ya sea voluntario o involuntario. Así, según explica Ana de la Mata, psicóloga del Centro Psicológico Cepsim, lo habitual es que cuando no se duerme lo suficiente durante un tiempo prolongado se deprima el sistema inmune, fallen los procesos cognitivos, empeore la salud mental y el estado de ánimo y se alteren las funciones fisiológicas.

Las consecuencias de no dormir, por tanto, pueden notarse desde la primera noche que no se haya descansado lo suficiente pues no solo nos levantaremos aún más cansados de lo que nos fuimos a la cama sino que, según precisa la psicóloga, nos despertaremos irritables , somnolientos y faltos de energía .

Es probable que cualquier persona que esté leyendo este artículo haya pasado alguna vez la mala experiencia de haber vivido una noche «en blanco» y se sienta identificado con esas señales que nos llevan a que el día siguiente se nos haga eterno, pero, ¿qué sucede cuando pasamos más de 24 horas sin dormir?

Según cuenta la psicóloga Ana de la Mata, nuestro cerebro es «como un gran ordenador» que durante la noche se encarga de integrar todo lo que nos ha ocurrido, cómo nos hemos sentido, qué sensaciones corporales hemos experimentado, qué hemos percibido y qué hemos pensado. «Con toda esa información nuestro cerebro narra nuestra historia y afianza lo que hemos aprendido», dice.

«A veces nos pasamos todo el día ocupados sin poder parar a observar cómo nos sentimos y a procesar dichas emociones. Es más, en ocasiones esta tarea de auto-observación puede resultar abrumadora. El momento de ir a dormir es un momento en el que inevitablemente tenemos que mirarnos», indica la experta.

Comparte esta opinión Jana Fernández, consultora de bienestar y descanso y autora del libro 'Aprende a descansar' (Plataforma Editorial), pues asegura que el sueño es el gran modulador de nuestra respuesta inmune, de nuestro sistema hormonal y de nuestro equilibro emocional . «Durante el sueño pasan muchísimas cosas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo que no pasan durante la vigilia. Tras siete u ocho horas realizando todas estas funciones, el sueño nos permite estar preparados física y emocionalmente para nuestras tareas diarias. Nos posibilita ser más creativos y que estemos más fuertes, equilibrados y sanos», aclara.

Pero además el sueño es un proceso involuntario y pasivo , por lo que no es posible controlar ni decidir en qué momento caeremos en los brazos de Morfeo. También es un proceso ordenado, rítmico y estructurado. Esto quiere decir que se sucede cada 24 horas aproximadamente y que depende de la alternancia luz-oscuridad. Por eso aunque no lo podamos controlar, lo que sí que podemos hacer, según asegura Fernández, es poner en práctica métodos concretos que ayuden a crear el entorno y las condiciones adecuadas para que las horas de sueño sean de la mejor calidad posible. Pero, ¿qué implica exactamente tener un sueño de calidad? La duración, la continuidad, la profundidad , la constancia y las sensaciones al despertarse son los cinco elementos que determinan si la calidad del sueño es buena o no tan buena.

Las horas de sueño son, por definición, horas de desconexión . Es el momento en el que nuestro cuerpo recupera energía y se fortalece nuestro sistema inmunológico. El sueño también reduce la inflamación interna, mejora las funciones cognitivas, (entre ellas la atención y la concentración), contribuye al equilibrio psicológico-emocional y, en definitiva, promueve un estado de felicidad y bienestar. Un sueño que no sea reparador, en cambio, hace que la persona sea más vulnerable a las enfermedades , causa irritabilidad , eleva la sensación de estrés , reduce la tolerancia a la frustración y provoca cansancio y falta de energía.

Nuestras funciones corporales, incluyendo nuestros ciclos de sueño y vigilia, se regulan gracias a los ritmos circadianos, que es como nuestro reloj biológico. Unos ciclos que fluyen sincronizados con las señales de luz natural y oscuridad que capta nuestra retina. Por eso, segú alerta la psicóloga, es normal que los horarios irregulares, el hecho de no estar suficientemente expuestos a la luz natural o una exposición excesiva a la luz artificial produzca desajustes en nuestro reloj biológico y, por ende, en nuestra funciones fisiológicas.

Y si a los efectos que produce la falta de sueño durante varios días se suma el consumo de psicotrópicos, alcohol o drogas sintéticas, tal como se desprende de las recientes informaciones relacionadas con el desmantelamiento de la rave de La Peza (Granada) , la ecuación puede resultar no solo altamente peligrosa para la salud, sino potencialmente mortal.